Domingo 8 de junio de 2025

Nadie medianamente equilibrado pone en duda que para vivir la vida hay que mirar hacia adelante, pero para entenderla hay que mirar hacia atrás, cosa que hoy en día no está de moda.
El Siglo XIX para los vascos fue una tragedia y un desastre. Tres guerras perdidas, una traición en Bergara, anulación del régimen foral, imposición en pagar impuestos, servicio militar obligatorio, gobernadores civiles, la Gamazada, ”Si la fuerza causa estado, la fuerza es el derecho” de Cánovas. Una maravilla. En ese ambiente desolador de pérdida total incluso del genio civil surge un joven de 28 años, el mismo que en un txakolí, les dice a sus oyentes que ya estaba bien y en Larrazabal enuncia un programa de recuperación con valentía y sin circunloquios para poner pie en pared. Crea el EAJ-PNV, se presenta a las elecciones y resume su revolución, ante aquella sociedad adormecida y comodona con siete palabras: ”Euzkadi es la Patria de los Vascos”. Se llamaba Sabino Arna. Muere diez años después dejando, ”no un partido, sino una provocación, como un pararrayos mal puesto sobre un polvorín” en palabras de su discípulo Kiskitza. Y lo tiene todo tan claro que sabiendo que Euskal Herria existía como una apelación cultural, geográfica y lingüística, innova políticamente y hace la apuesta nacional de Euzkadi, con siete territorios, creando un neologismo eufónico, Euzkadi con Z, y, en la cárcel, escribe la letra a un Himno Nacional, porque de Nación vasca estamos hablando y no de Diputaciones.