Había que calentar el puchero de cara al debate de Investidura del Lehendakari Ibarretxe. Y lo hicieron. Del acuerdo PNV-EA extrajeron como conclusión la inmediata convocatoria de un referéndum sobre la autodeterminación del Pueblo Vasco. Con este dato sacado de contexto, airearon el fantasma. “Todo sigue igual”, “estos nacionalistas lo único que desean es romper la cohesión social de los vascos”. “Unos apuntan y otros disparan ...”.
Fue, fundamentalmente, un intento fallido de una beligerante opinión publicada porque el lunes y martes tuve que ir a Madrid en razón del viaje del presidente del Ecuador y allí lo único que les interesaba era saber si Piqué iba a ser imputado o no por el fiscal Cardenal. El asunto vasco, tras la pérdida electoral, estaba amortizado. Ya no interesaba. Otra cosa hubiera sido si el ex ministro del Interior se preparara para vivir en Ajuria Enea, pero el conductor del autobús es Ibarretxe, aunque con el tiempo, dicen, habrá que preparar la “alternativa democrática”. Y en ese contexto, Mayor Oreja visitó a Montoro para hablar del Concierto y poco más.
No se dan cuenta que nuestro nacionalismo que, tan solo, es más democracia, no pretende desgarrar nada, ni somos, ni queremos ser anti-nadie, ni tratamos de romper algo que sea sagrado. Tampoco tratamos de herir sistemáticamente hondos sentimientos merecedores de respeto, sino queremos ser nosotros mismos, con el mismo derecho a que nuestros sentimientos sean igualmente respetados.
En este contexto fue normal, dentro de su lógica asesina, un atentado de ETA que deja una viuda joven y una criatura de 17 meses huérfana. Lo hicieron en el centro de Madrid, con lo que la eficacia de la Ertzaintza en esta oportunidad no fue jaleada, pero conmocionó vivamente al barrio de Aluche, por la brutalidad del espanto y por lo inútil de la barbarie.
Y entonces volvió a surgir del argumento de oro, que ETA se encarga en alimentar: “mientras exista la violencia, no hay que reivindicar nada y quien lo hace es cómplice de los asesinos”. Así de rotundo.
No fue extraño pues que el miércoles, en la sesión de Investidura del Lehendakari Ibarretxe, éste argumento saliera de forma recurrente, porque por fuera, en Madrid, lo habían utilizado profusamente.
Sin embargo Ibarretxe no se arredró. Puso las cosas en su sitio, anunció iniciativas policiales claras y precisas, no rehuyó el debate político de fondo, puso al Parlamento como centro de la actividad, se sacó la espina de dos años a insulto diario, cogió el desafío estatuario por los cuernos, habló de normalización y pacificación y terminó con un elenco de iniciativas de tipo social espectaculares. Fue un buen trabajo de proyección de futuro solicitando distensión.
Parafraseando a San Juan de la Cruz habría que decir que la clave está en la distensión porque donde no hay distensión, si se pone distensión, se saca distensión.
Preparando el llamado Debate del Estado de la Nación de finales de junio y al consultar la Constitución española, ese sagrado texto esgrimido a todas horas e incumplido a todas horas, me encontré con un artículo, el 16, redondamente expresivo.
Dice así: “Artículo 16-1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y de las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que las necesarias para el mantenimiento del orden público protegido por la ley”.
“16-2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias”.
Habrá que plastificar este texto, ponerle una bandera española, escribir arriba, y en grande, LO QUE DICE LA CONSTITUCIÓN y cuando algún tertuliano, opinador a sueldo, Grande de España, experto constitucionalista o español ejerciente, empiece a decirnos que no podemos hablar de Autodeterminación, Independencia, o lo que sea, mientras ETA exista, le diremos que está atentando contra su propia Constitución que define, como no podía ser menos en un país democrático, que la propia Constitución consagra la Libertad Ideológica.
Sin embargo estos conceptos se ocultan tras las grandes palabras. Constitución y Estatuto. De ahí que es preciso aceptar el reto y al hablar del Estatuto decir que SI, pero todo el Estatuto, y al hablar de la Constitución, conocer sus virtualidades.
En el Debate, Mayor Oreja le dijo al Lehendakari: “Yo he sido la clave de su éxito electoral”. Reconocía implícitamente la carne en el asador que había puesto como Ministro del Interior, guerra sucia incluida. El viernes, el ministro Pío Cabanillas, el mismo quien de joven se postró en la capilla ardiente en el Palacio Real ante el féretro de Franco, decía que “estamos ante una Estella sin ETA”. Gente que no ha aprendido nada, ni ha olvidado nada. Pero aunque fuera así, que no lo es, ¿qué?. ¿No existe en su Constitución española un artículo que habla de Libertad Ideológica?.
SER UTIL O SER IMPORTANTE
En el Debate, el Lehendakari trajo a colación una frase de Winston Churchill que en su día dijo lo siguiente: “el fallo de nuestra época consiste en que sus hombres no quieren ser útiles, sino importantes”.
La frase viene a cuento en relación con una interesante entrevista que Javier García le hizo al expresidente de Portugal Mario Soares en El País. El periodista le preguntaba al líder portugués si faltaban líderes carismáticos. Soares contestaba de esta manera:
"Faltan líderes con convicciones. El liderazgo está estrechamente relacionado con las convicciones. Los políticos no deberían andar pendientes de los sondeos y la popularidad, sino proponer ideas para sus países, para el desarrollo de la sociedad. Gobernar es escoger y escoger es descontentar. Un político tiene que tener el coraje de descontentar a veces para gobernar bien, porque si no sus estrategias se vuelven contra sí mismo. Ese es el papel de un líder. Infelizmente, hay muy pocos líderes europeos que quieran aventurarse por un camino, a veces de sacrificio, para llegar a un objetivo. La gente entiende este lenguaje, y no el andar detrás de los votos y la popularidad con la eterna sonrisa de plástico. Me gustaría que hubiera líderes con convicciones claras. Socialistas o conservadores, porque yo creo en la alternativa democrática".
Sobre la elecciones en Euzkadi, Don Mario respondía:
“Ese es un problema muy delicado. Sólo puedo decir que no quedé muy satisfecho con la alianza entre socialistas y populares para golpear al nacionalismo. Era una alianza contra natura. Y pensé que esa alianza provocaría el efecto contrario al que pretendía. La posición distanciada de Felipe fue útil, pero no lo suficiente. El brazo político de ETA, creo yo, no fue derrotado. Creo que hubo una transferencia táctica de votos hacia el PNV. El terrorismo no tiene ningún sentido, pero está claro que allí existe un problema político que es necesario resolver en términos políticos. Y la UE es un buen marco para resolver ese problema”.
Mario Soares, considerado un animal político, se ha declarado en numerosas ocasiones como un corredor de fondo. Su expresión "faltan líderes con convicciones que no dependan de los sondeos", nos trae a Euzkadi, porque aquí habrá que hace cosas por encima de los sondeos, pero para eso hacen falta convicciones y el criterio de utilidad antes que el de la importancia.
EXPERTOS DEL PASADO
Salvador Cardús, profesor de Sociología de la Universidad de Barcelona, estableció hace un año, una comparación entre el caso vasco y el proceso de paz entre israelíes y palestinos. En este sentido Cardús recordaba como el actual ministro de Asuntos Exteriores israelí Simón Péres había escrito un libro titulado: “Que salga el sol”. Péres fue uno de los artífices del acuerdo de paz hoy en agónica situación.
De ese libro, Salvador Cardús, destaca dos reflexiones del propio Péres:
“...Particularmente quisiera reproducir dos ideas que Simón Péres destaca en su libro. La primera es la obervación de Péres en el sentido de que, mientras la guerra y las operaciones de seguridad policiales siempre cuentan con el soporte de la opinión pública y el apoyo de los ciudadanos a sus responsables (de la policía), la paz es objeto de todo tipo de críticas, porque es un camino incierto y obliga al político a caminar por delante del pueblo”.
No ha de extrañar pues, apostillaba Cardús, que para la opinión pública -que es el resultado de la propaganda mediática- en España, el político mejor valorado sea Mayor Oreja, el de la policía,... y que el peor valorado sea Arzalluz, el político que más ha arriesgado por la paz y el diálogo. El defensor de la guerra tiene al pueblo “al lado”, mientras que el constructor de la paz, dice Péres, tiene que marchar por delante del pueblo.
(...) La paz no enfrenta a dos bandos, dice Péres, sino dos tipos de fuerzas, las del pasado y las del futuro, de manera que las del futuro avanzan por un camino que no está señalado... Desde este criterio es notorio que el gobierno de España y ETA, con el apoyo de las fuerzas españolistas, pertenecen al pasado, y que en el otro lado están las fuerzas políticas y sociales vascas que lo arriesgan todo por la paz, con personalidades en este campo tan relevantes como el Obispo Setién.
(...) Para acabar, una idea que puede ayudar a recuperar la esperanza de la paz en el País Vasco... Dijo David Ben Gurion: “todos los expertos, son expertos del pasado; no hay expertos del futuro”. Por eso el camino de la paz no conoce ni de expertos ni de pronósticos ... Los “expertos” que hay en el País Vasco, son expertos en la “guerra” (el pasado), no en la paz (en el futuro)".
Hasta aquí las reflexiones de Péres. Hoy se impone mirar al futuro. Ibarretxe es nuevamente el conductor del autobús. Confiemos en su liderazgo democrático y ético, que responde a los intereses de una Euzkadi que se siente cómoda con el reelegido Lehendakari.
Opino lo siguiente en la frase de “Unos apuntan y otros disparan”, me parece la mejor metáfora de la política actual. Los partidos políticos en vez de solucionar los verdaderos problemas del ciudadano se dedican a discutir como “nenazas” y como si el Congreso fuese un “patio de colegio”. Creo, y como bien demócrata que me considero que como bien dijo Mándela “una democracia no es fuerte por que sus votantes vayan a votar y tengan Parlamento sino porque se reconozcan los derechos legítimos de los ciudadanos”.
Es una explicación ambigua pero que lo que hace en la ciudadanía es dividirnos cuando en realidad deberíamos unirnos, y claro esta los políticos y mandantes de turno son nuestros representantes, pero a que entraríamos en otro debate ¿Quién divide a la gente, la gente en su esencia o los políticos?
Este es el problema, que no identificamos que el miedo parte de la división social. Esto señor Iñaki me parece tan patético por parte de “nuestros representantes”, que seamos tan europeístas y a la vez tan cabezas huecas con el tema de la autodeterminación de pueblos, cuando sabemos que la cultura vasca, catalana, etc forma parte de la cultura española.
Publicado por: Jose Carlos Lizana | 03/17/2008 en 05:05 p.m.