Hace cuatro años el Lehendakari Ibarretxe se presentó a las elecciones con un programa. Cuarenta y ocho meses después puede decirle orgulloso a la ciudadanía vasca que
ha cumplido con la palabra dada. Hoy Euzkadi está cien mil veces mejor que hace cuatro años y el pais rebosa bienestar. Existen, lógicamente, mil problemas no resueltos, pero frente a ellos, existe asimismo la voluntad de hincarles el diente para solucionarlos.
Este 7 de marzo, el Lehendakari dijo: “La economía desmiente a los que decían que íbamos a la ruina”. Junto a él, Idoya Zenarruzabeitia presentó ese día el balance económico del año 2004 que refleja que la Comunidad Autónoma Vasca creció un 3% y se sitúa a la cabeza de la renta familiar. La Unión Europea lo hizo en un 2,3%. “Frente a quienes han tratado de trasladar el miedo en la sociedad vasca durante toda esta legislatura diciendo que la propuesta de Nuevo Estatuto nos iba a llevar a la ruina, los datos económicos, dicen lo contrario” argumentaba Ibarretxe. “Es curioso que quienes están estableciendo y planteando futuros negros para este país, ven como, cada año, los datos les llevan la contraria. Aquí todos los días se están haciendo profecías y trasladando un mensaje de miedo a la sociedad vasca que no tiene que ver con la realidad“insistió el Lehendakari.
Por esta razón la campaña de Patxi López se centra en vender promesas. Está harto de que el Lehendakari hable de realidades y de que hayamos conseguido con una administración eficaz y plural una satisfactoria evolución del empleo. Hemos conseguido la cifra récord tanto en población activa como en población ocupada, con 956.000 y 905.000 personas. Unas cifras que se acompañan con la tasa de desempleo que logró bajarse del 11,1% al 7,8% en los últimos cuatro años y que dicha creación de empleo y reducción del paro benefició especialmente a las mujeres.
De ahí que la estrategia de Ferraz, sede del PSOE en Madrid, no sea hablar de la bondad de la política del actual Gobierno Vasco o de como mejorarla, sino del llamado por ellos “Plan Ibarretxe” que “divide la sociedad e impone un nacionalismo etnicista que persigue al ciudadano de bien”. Un paseo por los datos, por los hechos, desmienten todas éstas absurdas mentiras y por eso su campaña no la basan en las realidades que desde Madrid han podido hacer y proponer en éste año, sino en vender el humo de las promesas mientras se le niega a Ibarretxe la realidad de una gestión brillante. El anuncio del inicio de la Y el pasado martes, fue patético. Veinte años de retraso.
A Don Patxi López que solo le dejan preguntar por la Dolores si va a Calatayud o protestar si el bacalao a la vizcaína no tiene suficiente pimiento choricero, no le dejan opinar sobre lo que hace su partido, el PSN en Nabarra, cuando los socialistas navarros consideran normal que un ciudadano pueda elegir estudiar inglés en un colegio público en cualquier punto de Nabarra, pero no así en euskera. Tampoco le dejan decir ésta boca es mía cuando les instamos a que revisen 31 leyes que vulneran competencias autonómicas vascas. ¿Y éste caballero quiere ser Lehendakari?
Patxi López no chista cuando se constata que Zapatero ha aprobado solo nueve leyes en sus primeros once meses, una tercera parte que Aznar, y ninguna tiene nombre y apellido vasco. Envoltorio sin contenido propio de la sociedad del espectáculo de sonrisas, pases florales, salidas en TV y mucho abrazo.
La política ya no solo se sirve de la propaganda como un auténtico auxiliar, un medio para, legítimamente, popularizar o hacer más atractiva una idea, una imagen a los ojos de cierta clientela política. Patxi López hace suyo el lenguaje publicitario. Para los cerebros propagandísticos del PSOE es más relevante que las afirmaciones de López sean creíbles que ciertas. Como en el caso del publicista, lo importante no es describir fielmente lo que se desea transmitir sino hacerlo en términos que suenen convincentes. Lo malo está en que para el PSE ésta ha dejado de ser una cualidad para convertirse en si misma, en objeto de los mayores esfuerzos, en una obsesión y en un intento de copiarlo todo. Hasta un “Plan Ibarretxe” light pero para no cumplirlo.
Esta actitud está en la raíz de lo que el historiador norteamericano Christopher Lasch llamó “la política como espectáculo”. Para medir la efectividad de las decisiones políticas, observa Lasch, se acude cada vez más a las nociones de prestigio y credibilidad. Y todo esto ¿para qué? Muy sencillo. Para que el próximo Parlamento Vasco no sea de obediencia vasca sino esté condicionado desde Madrid como lo está siendo esta campaña electoral con López y Zapatero juntos, de la mano, y de la sonrisa.
Anaxágoras lo dijo en su día: “Si me engañas una vez, tuya es la culpa. Si me engañas dos, la culpa es mía”. Ojalá el pueblo vasco no se deje engañar.
De ahí que en esta campaña electoral no se quieran ver realidades. Sólo promesas que nunca se cumplirán.
LA ESTRATEGIA “CABALLO DE TROYA” DISEÑADA EN FERRAZ
Y es que lo malo de este tipo de campañas electorales con globos, sonrisas y falsas promesas por parte del PSE impide que el ciudadano conozca la realidad y, sobre todo, la mercancía falsa que tratan de vendernos en estos días. El PSOE no tiene programa, solo un caballo de Troya lleno de Constituciones Españolas, aunque solo nos habla de “cambio”.
¿Cambios? Si, si, pero a peor. Pero no lo dicen. Solo hablan de cambios. Y cuando el PSE cambia, siempre Euzkadi sale perjudicada.
Hay que tener en cuenta que la campaña electoral socialista se ha diseñado en la sede del PSOE, en la calle Ferraz. En marzo tuvieron por espacio de siete horas su tormenta de ideas y, además de Zapatero, allí estuvieron Patxi, Ares, Eguiguren, Rubalcaba, Pepiño Blanco, Oscar López, mano derecha de Blanco, José Luís Zárraga, sociólogo de cabecera de Zapatero y Vidal, primo de Zapatero y uno de sus asesores.
El meollo de la campaña socialista se basa en la realizada por Zapatero hace un año, que decía “Zapatero presidente” y ésta “Patxi Lehendakari” así como en la palabra “cambio”, sin decir, hacia dónde y un abuso de palabras mágicas como “futuro”, “tiempo nuevo”, “esperanza”.
El PSE se presenta como la única alternativa al nacionalismo y por eso evita la confrontación con el PP del que piensa absorber, en su marca española, un trasvase de votos. Eso si. Ni una foto con el PP y una sola obsesión: el PNV-EA es el enemigo a batir.
Para ello tienen que movilizar a todos los votantes de las elecciones generales, obtener el máximo beneficio del voto útil no nacionalista, mientras se predica el voto de castigo al PNV del que se dice que lleva demasiados años gobernando. De momento que ese voto se abstenga.
En aquella reunión se barajaron posibles escenarios post electorales. El criterio principal pasaba por un pacto PSE-PP si daban los escaños, lo han dicho públicamente Guerra y Jaúregui. Es decir, la misma propuesta que hace cuatro años pero formulada más finante, sin Aznar, ni Mayor Oreja, sin “Bastas Ya” y toda la carcundia al lado. El mismo diseño español, pero sin crear anticuerpos. Y, además, lo dicen claramente: “Patxi solo estará en el gobierno si es Lehendakari y lo puede ser con apoyo externo del PP, si dan los votos”. Pretenden gobernar Euzkadi con 16 parlamentarios y apoyo del PP.
Pero ésto sólo ocurrirá si no nos ponemos las pilas, si la gente está distraída y pensando que no es para tanto, si no trabajamos como hormigas, si no lo tomamos realmente en serio. De lo contrario, Patxi, será el Lehendakari. En Araba ya lo es Rabanera. Y luego no nos quejemos del cambio. Ahí está Navarra como experiencia piloto.
LA REUNIÓN DE SIGÜENZA
En el PSOE no quieren hablar públicamente de la reunión de Sigüenza, aunque Zapatero estuvo presente en ella a través de su jefe de gabinete, José Enrique Serrano. Ocurrió entre el 10 y 11 de marzo y la convocó Alfonso Guerra, actual presidente de la Comisión Constitucional. Allí estuvieron nuestros inefables Arregui y Guevara, Benegas, Jaúregui, los llamados expertos constitucionalistas Rodríguez Bereijo, y Viver Pi-Suñer y los catedráticos Corcuera, Andrés de Blas y Molas.
La excusa que se puso fue que era una reunión de la Fundación Pablo Iglesias presidida por Guerra y el tema del día se basaba en la alarma producida por los procesos catalán y vasco que según Guerra puede llevarse al estado de las autonomías por delante tal y como lo concibieron en 1979. Guerra dice que en el PSOE actual hay demasiado bisoño que está alterando un diseño hecho por ellos y que ha venido funcionando durante 25 años y que los Maragall y compañía están dispuestos a cargárselo y, al parecer, no están por la labor. Y, en esa discusión, los más guerristas, fueron Arregui y Guevara junto con Jaúregui.
Los mismos que aprobaron que en la Constitución se consagrara la distinción entre nacionalidades y regiones dicen ahora que ese concepto genera privilegios e insolidaridades y que por contentar a Euzkadi y a Catalunya se puede lograr la desafección de las comunidades españolas, lo que llevaría a medio plazo a la desintegración de España.
Todos estos “hombres de estado”, españoles por supuesto, dicen ahora que el Estatuto vasco es excelente e incumplible y que se les fue la mano en base a una negociación muy buena del PNV en 1979 que llevó las cosas al borde del abismo, así como a la violencia de ETA y a los complejos de un Suárez que quería sacudirse la imagen de facha y de antiguo ministro de Franco. Y ponen como ejemplo, la transferencia de la Seguridad Social y el Concierto Económico, nervios sensibles del concepto de lo español. La famosa y sagrada Caja Única. Madrileña por supuesto.
En Singüenza pues se hizo presente todo el jacobinismo del PSOE, junto a la salsa amarga de antiguos seudo nacionalistas vascos que jaleaban al personal y criticaban la política del PSC. El colmo. ¿En qué quedará todo esto? En nada bueno. Pero de estas cuestiones de su partido, Patxi López no quiere hablar en campaña. Solo habla del cambio. Si, pero a peor. Él está en el escenario con Zapatero vendiendo humo y caballos de Troya con Alfonso Guerra, Bono y Rodríguez Ibarra dentro. La España cañí de siempre. Esto es lo que nos jugamos el 17 de abril.
No lo olvidemos. La fuerza de un pueblo es la fuerza de todas y cada una de las papeletas de votación.
¡Y nos falta una!
POPULISTAS
Durante décadas, la relación del PSOE en Venezuela se hizo con el partido Acción Democrática de Rómulo Betancourt y Carlos Andrés Pérez. El primero, cuando fue presidente por primera vez en 1945 fue uno de los agentes más activos para que no fuera reconocido Franco en las Naciones Unidas, mientras se enorgullecía de su relación con Indalecio Prieto y José Antonio de Aguirre. El segundo, fue compañero de fatigas y contubernios con Carlos Andrés Pérez ya que el PSOE y AD estaban en la misma internacional. Hoy como hace el PSE con el “Aberri Eguna”, todo ese pasado no existe. Existe Hugo Chaves, un golpista-populista, que preparó un pucherazo de campeonato el pasado 15 de agosto no pudiéndose impugnar los resultados y es hoy el hombre al que hay que cortejar para que se compren no libros de texto, ni tomos de “El Quijote”, sino fragatas, lanchones, y armamento. El presidente de los pobres.
¿Y qué ha hecho la actual Acción Democrática? Negarse a entrevistarse con Zapatero recordándole que cuando los socialistas vivían las penalidades de una dictadura como la franquista ellos les ayudaron y, sin embargo, ahora, Zapatero legitima internacionalmente al golpista Chaves.
De nada le importa a Zapatero la Moción que aprobamos para que cuando se entrevistara con el militar venezolano se preocupara por la situación de la “ley mordaza” que constriñe la libertad de expresión en Venezuela. De nada. Zapatero, solo va a lo suyo.
En ésta Semana Santa pasó por Bilbao Eduardo Fernández, que fue secretario general de Copei, el partido socialcristiano de Venezuela, que nos recordó como en 1959 fue ayudante de José Antonio de Aguirre en el último viaje de éste a Venezuela. Recordaba como Aguirre le había regalado su libro dedicado “De Gernika a Nueva York pasando por Berlín”. El político venezolano se sacó una foto junto a la estatua de nuestro primer Lehendakari mientras nos hacía autocrítica, muy dura, sobre el fracaso de Acción Democrática y Copei por no haber creado una clase media poderosa y una sociedad más justa. Pero dicho ésto reivindicaba para Venezuela y para cualquier país que se precie, el libre juego democrático de los partidos, la institucionalización democrática, el respeto al adversario, y el apostar por una sociedad de valores. Nada que ver con un Chaves, cuyo golpe de estado contra un gobierno legítimo le costó la vida al hijo del Delegado Vasco Gaizka Etxearte, y que hoy mantiene una campaña de persecución total contra el concepto mismo de partido.
Pero así son, tanto Chaves como Zapatero. Simples logreros. El cortoplacismo y la pandereta. El populismo inoperante.