Tras el anuncio oficial de que el PP en Galicia tenía un escaño menos que la suma del PSG y el BNG, Mariano Rajoy solicitó cambiar la ley electoral con el fin de que en el futuro
sea la lista más votada quien gobierne en cada comunidad. La iniciativa no prosperará pero ilustra la distinta vara de medir que tiene el PP para situaciones similares. Según este razonamiento de Rajoy, en Euzkadi, el PP no debería haber apoyado a Patxi López en su candidatura para ser elegido Lehendakari, sino a Ibarretxe que fue el titular de la lista más votada. Por otra parte, le oye uno hablar a María San Gil, que parece un disco rayado, y se pregunta qué modelo de convivencia tienen esta gente en la cabeza para solucionar los problemas de los ciudadanos. La buena señora que, por su rotundidad, parece estar en posesión absoluta de la verdad, coge carrerilla y nos suelta siempre la misma retahíla de lugares comunes acuñados en la época de Aznar como si Mayor Oreja estuviera de cuerpo presente. Desde el punto de vista de la locuacidad, diez. Desde el punto de vista político, cero. El ejemplo de Rajoy no puede ser más ilustrativo.
De ahí que será un gustazo para todo demócrata verle salir a Fraga del Palacio de la plaza del Obradoiro sin gaiteiros. Un fascista como él, que participó en consejos de ministros donde se aprobaron penas de muerte, censor mayor del régimen de Franco, aquel que dijo que antes de que la ikurriña ondeara había que pasar por encima de su cadáver, será desplazado por una coalición electoral que abrirá las ventanas de Galicia al aire fresco de un futuro sin mayores caciques. Se va el cangrejo del PP. Se van los cangrejos que a un país lo hacen caminar hacia atrás.
Para celebrar esta nueva situación cenábamos en el Currito con Anxo Quintana, el líder del BNG, a los dos días de aquel anuncio oficial en relación con los votos de la emigración. Era consciente que si Fraga no hubiera tenido 82 años y por tanto la naturaleza no hubiera conspirado contra él, Fraga hubiera vuelto a ganar las elecciones. Era consciente asimismo que, por razones distintas, tenía que tratar con exquisito cuidado tanto a Fraga como a Xosé Manuel Beiras, referentes de galleguidad en los últimos años. Era consciente que así como el PP es la Galicia profunda y caciquil, atrasada y llorona, pero a fin de cuentas, Galicia, y el Bloque asimismo parte de esa Galicia que mira al futuro, el partido socialista es todo menos Galicia. Es Madrid. Y ahí está Paco Vázquez, el alcalde de A Coruña para ratificarlo aunque ahora esté camuflado por bellas palabras. El PSG es lo más parecido al PSE vasco, no al PSC catalán. Y es consciente que han de marcar perfil propio pues la voluntad de ese socialismo gallego es darles el abrazo del oso. De ahí que busquen marcar bien sus perfiles propios. Tendrán siempre nuestra ayuda. No en vano estamos juntos en Galeuzka.
GALEUZKA
Existe de hecho una hermandad de los tres países y a la constitución de Galeuzca, el 11 de septiembre de 1923 en Barcelona ante la estatua de Casanova, constitución con la que fue sellada esa hermandad para reunir esfuerzos para la lucha por la recuperación de nuestras libertades, allí estábamos también los vascos.
Simultáneamente casi se veía en Galicia nacer en su seno a tres grandes poetas. Los tres grandes enamorados de su pueblo. Los tres precursores del actual pujante movimiento renacentista gallego. Me refiero a Eduardo Pondal, Rosalía de Castro y Curros Enríquez. Pondal el suscitador de la conciencia galleguista; el amor y el sentimiento hacia los compatriotas esclavizados. Curros Enríquez, el poeta de la rebeldía salvadora. Pondal fue médico y militar, mas cuando el galleguismo iluminó su inspiración, se separó del ejército avasallador de su tierra para entregarse por completo a la causa de su pueblo.
Inició su canto para despertar el alma dormida de Galicia y a causa de ello los jerifaltes de la hispanidad le amenazaron con deportarlo a las Islas Marianas. Tales amenazas no amilanaron su espíritu combativo dedicándose primero a escribir en castellano pero, sin mayor tardanza, comenzó a emplear el idioma gallego para dar cuerpo a sus pensamientos con el propósito de elevar el nivel literario de su lengua patria. Tres poemas henchidos de amor a Galicia sobresalen: “Rumores de los pinos”, letra del Himno Nacional de Galica, “Os Faoas” y “A campana de Aullons”.
Rosalía de Castro por su parte, como mujer supo impregnar su obra de intenso sentimiento.
Despierta ya el alma del pueblo gallego, inoculado en el amor a la estirpe y el sentimiento de la fraternidad, era necesario impulsarle a la acción. De ello se encargó Curros Enríquez. “Sus poesías” son el clamor indómito de la rebeldía; el llamamiento ardoroso al alma campesina esclavizada; el grito de guerra contra el cacique; el aliento y la esperanza de las libertades patrias; la apología del idioma gallego, en fín, el espíritu genuino de Galicia que se manifiesta ardiente en los versos del eximio poeta. “La primera mitad de su vida –declara Luis André en su libro “El galleguismo”-, fue un himno a la rebeldía: quiso despertar al pueblo de la servidumbre. Sus últimos acentos vibran con amargo desengaño “en un ideal irrealizable”.
Pero su obra no fracasó. Muerto él, una legión de poetas como Taibo, Manuel Antonio, Cabanillas, etc. han seguido hablando en idéntica forma al pueblo gallego. Y éste ha respondido al llamamiento. Desde el año 1917 en que se creó la Liga de amigos del idioma: “Hermandades de Fala” el galleguismo ha progresado mucho. A la cabeza del pujante movimiento galleguista se encuentra un grupo numeroso de intelectuales gallegos que honran con su saber y con su ciencia a su patria. Ellos con el gran Castelao, Otero Pedrayo y otros muchos hijos dignos de la Galicia profunda pusieron los cimientos de la vivificadora obra que nos es dable presenciar en el que las letras, las artes y la pintura lustran de nuevo la historia de un pueblo que ha figurado entre los fundadores de la civilización occidental y al cual deseamos la mayoría los vascos todo género de felicidades.