Hace dos años, por estas fechas, me encontraba en Madrid cuando recibí la llamada de Javier Santamaría, presidente de la Asociación de Documentalistas Españoles,
a quien no conocía. Me dijo que estaba terminando un trabajo para Discovery Channel TV sobre aquellos claustros góticos que se había llevado a Estados Unidos el magnate del periodismo, Randolph Hearst y que tras este trabajo deseaba abordar filmar una película sobre Sabino Arana.
El valenciano Santamaría, buena persona y excelente director de cine, me argumentaba que en España nadie conocía al fundador del nacionalismo vasco y que lo que se sabía de él se basaba en tópicos negativos: racista, loco, perturbado… y que ya iba siendo hora que, como había ocurrido con "La Pelota Vasca" de su amigo Julio Medem, se pudieran analizar estos temas. Y, a tal efecto, me solicitaba colaboración para abordar la parte nacionalista, ya que me había visto en TVE discutir con Mayor Oreja sobre este asunto.
Pensé que la idea era interesante: "Si Sabino es desconocido y vilipendiado en un cien por cien, -me dije- y si por lo menos con esta película hay testimonios sensatos y equilibrados en un 50%, algo se habrá ganado" y por eso le puse en contacto con los dos tarros de las esencias sabinianos: La Fundación Sabino Arana y Txomin Saratxaga, que amablemente le ayudaron por la parte del nacionalismo vasco e Iñaki Ezquerra, por la del español.
Tras un año de trabajo y entrevistas a gentes tan variopintas y respetables como el lehendakari Ibarretxe, Jordi Pujol, Carod Rovira, Jon Idigoras, María San Gil, Alejandro Echevarria, Albert Boadella, Josu Jon Imaz, Carlos Garaikoetxea, Xabier Arzalluz, Go-tzone Mora, Luís Gezala, Nicolás Redondo, Iñaki Ezquerra, Jaime Larrinaga, Joseba Agirreazkuenaga, Mariano Monje, Xabier Zumalde, Joseba Álvarez, Antonio Basagoiti, Xabier Madrazo, Isabel Celaá, Ramón Sota, Txomin Saratxaga y varios más, terminó su trabajo. Un rosario de opiniones contrapuestas que iban desde el que decía que Sabino Arana no debió de nacer, a quien decía que no debió de morir. Como en la canción.
Tras tres meses de posproducción y el entusiasmo de Saratxaga que editó un libro con todas las entrevistas, libro al que se le ha boicoteado en España, la película estaba lista para que entrara en liza y en los circuitos, pero ¡pobre Santamaría! no sabía lo que le esperaba. Todos sus intentos fueron vanos. "Aquí lo que importa es la violencia, el sexo e historias exóticas" parecían decirle algunos tratando de ocultar lo que de verdad latía: indiferencia y no dar una sola baza a explicar mejor la historia de un personaje oculto y denostado.
La película fue exhibida en pase de cortesía una sola vez en el auditórium del Guggenheim y, en el Festival de Cine Corto y Documental de Bilbao no entró en competencia alguna, por lo que a Santamaría le sugirieron presentarla en el Festival de Cine de San Sebastián, creyendo con ingenuidad, que, habida cuenta que el Festival se celebraba en Donostia y el personaje había condicionado este país durante ciento diez años, habría una especial sensibilidad, y si no palmas, por lo menos tendría interés y un mínimo de educación.
PUES NO
La película "Sabino Arana. Dios, Patria, Fueros y Rey ¿Un Dios o un loco?" no pasó por el filtro absolutamente restrictivo, y sectario, de unos señores que dijeron condescendientemente que la película no era mala pero que ya había sido presentada (cosa que no es verdad) lo que impedía su proyección salvo en un cine de tercera, a media mañana y ante cuatro venerables jubilados. Era decir "no", sin atreverse del todo a rechazarla por la brava que es lo que les hubiera gustado. ¿A quién se le ocurre ir con Sabino Arana al muy chic Festival de Cine de San Sebastián que este año le dedicará una atención especial a Camarón de la Isla en el velódromo de Anoeta? ¿Por qué no se ha incluido dentro de "Especiales Zabaltegi" en donde este año han programado cinco documentales?
¿Por qué no lo han programado en la sección "made in Spain", ya que la productora y el director no son vascos?
En contradicción con semejante ley de hierro ese mismo criterio del embudo no se aplicó a la película "Obaba" rodeada de la trompetería mediática más absoluta y, por cierto, falsa, ya que dicha película, antes que en Donostia será estrenada en Canadá, donde de verdad se presentan estas cosas, es decir ante las distribuidoras y los compradores. Hago la salvedad de que deseo el mayor de los éxitos a esta película. El mismo interés, pero en sentido contrario, que el que tienen los dirigentes del actual Festival de Cine de San Sebastián empeñados en hundir a la de Sabino Arana. ¿Hubieran sido tan escrupulosos con un film sobre La Pasionaria, Ramón Rubial, el Che Guevara, o Ernest Lluch? Creo que no. Sabino mancha. Cualquier otro le da a la cosa ese toque de perfume progre que tanto gusta a los acomplejados.
EL ESTRENO MUNDIAL DEL “OBABA”
La película "Obaba", cinta inaugural del Festival de cine de San Sebastián, se presenta como un estreno mundial, cuando no es verdad. Se presenta en Toronto en la sección "Masters".
A este periódico DEIA, nadie le ha desmentido ésta noticia que publicó: "El no competitivo Festival Internacional de Cine de Toronto (8 al 17 de setiembre), considerado a pesar de ello como el segundo más importante, tras Cannes, ha anunciado un paquete de nuevos títulos entre los cinco previamente avanzados por San Sebastián, que merced a que el certamen canadiense comienza días antes, le arrebata la primicia mundial. Entre ellos destaca ‘Obaba’ de Montxo Armendáriz".
"El pasado 22 de julio, la organización donostiarra anunció oficialmente que ‘Obaba’ sería su cinta de apertura y ‘estreno mundial’. Sin embargo esta misma definición se la atribuye Toronto, por tanto cabe suponer que Toronto se lleva el gato al agua. La circunstancia no es nueva, pero su continuidad año tras año deja en bastante mal lugar al festival de cine vasco, ‘atrapado’ en un mes donde además de Toronto debe competir en películas con Venecia y en éste año se da la circunstancia de que no sólo Toronto le quita la primicia de más del 50% de su programación a concurso, sino que además le deja en mal lugar al proyectar su cinta inaugural, ‘Obaba’, española para más inri, que en julio se presentó a bombo y platillo como estreno mundial". Hasta aquí la noticia publicada en DEIA.
Es decir todo lo que se argumenta contra la película sobre Sabino Arana no se aplica para "Obaba" mientras nos mienten sobre su estreno mundial. De ahí cuando se tienen semejantes pies de barro ¿Cómo es posible que se rechace la película sobre Sabino Arana en Euzkadi con tan endeble argumentación y no se la incluya ni en Zabaltegi? Precisamente por eso. Porque es Sabino Arana que en tiempos del franquismo su recuerdo era perseguido y ahora es manipulado por unos, y silenciado y preterido por otros. Esa es la vergüenza de la actual situación.
La responsabilidad final de este abuso de poder cae en el director del Festival, Mikel Olaciregui, propuesto en su día para este puesto por el nacionalismo aunque él crea ahora que viene directamente del Paseo de la Fama de Hollywood.
Olaciregui es el clásico funcionario de si mismo que cuando deje el Festival aparecerá por algún circuito madrileño en pago a sus excelentes servicios prestados como complaciente ejecutivo de un Festival de Cine que llamándose Internacional, lo es, pero con tal marchamo español, que lógicamente una película sobre Sabino Arana podía desentonar.
Y lo argumento con hechos.
UN FESTIVAL POCO VASCO
El Festival está financiado en sus tres cuartas partes por dinero de los vascos (Ayuntamiento de Donostia, Diputación Foral de Gipuzkoa y Gobierno vasco). La cuarta parte la abona el Ministerio de Cultura español a través del ICAA.
El dinero invertido sólo se ve reflejado en la promoción de la ciudad de Donostia ya que el cine vasco brilla por su ausencia. En muy contadas ocasiones se han proyectado películas vascas en la sección oficial. Se podría argüir falta de calidad de nuestro cine, lo que puede ser cierto, pero hay muchos cineastas vascos que tienen éxito fuera de aquí (Julio Medem, Álex de la Iglesia, Juanma Bajo Ulloa, Pedro Olea, Gracia Querejeta, etc.) lo que nos lleva a pensar en que si se van fuera es porque en nuestro entorno no se les da el apoyo suficiente. ¿Cuántos cineastas vascos que han hecho cortometrajes no han podido dar el salto al largometraje por falta de ayuda suficiente?
El Gobierno vasco y EiTB ayudan a los guionistas y a las productoras vascas pero esta ayuda es insuficiente. ¿Por qué el dinero que las instituciones vascas aportan al Festival no da cauce a que haya un cupo de películas vascas en Zabaltegi para que entren dentro del circuito de prensa especializada? Este año sólo va la película "Aupa Etxebeste" a la sección de Nuevos Directores.
El Festival tiene una sección denominada Cine en construcción para apoyar a productores de Hispanoamérica y España que necesitan financiación para poder terminar su largometraje, ¿por qué no exigir que al menos haya uno o dos proyectos vascos cada año? ¿Acaso no hay cineastas vascos que requieren este apoyo?
Este año, además de Cine en construcción se abre una nueva iniciativa llamada Cine en movimiento para ayudar a las cinematografías del Magreb y de los países africanos de habla portuguesa. Está muy bien la idea pero… ¿y la cinematografía vasca? Curioso ¿verdad?
El Día del Cine Vasco fue una salida dada por el Festival a las demandas de los cineastas vascos de tener presencia. Lo organiza la asociación de productores IBAIA y EiTB y colaboran el Gobierno vasco, la Filmoteca Vasca y el periódico "Berria". Como se ve, el Festival no colabora en su organización (creo, incluso, que la sala de cine donde se realiza tiene que ser financiada por sus organizadores). Al principio el Festival no daba ninguna información sobre esta iniciativa, ahora al menos le incluye en su página web y en su catálogo, aunque sin relieve alguno. ¿No sería bueno que se hiciese un estudio sobre la aportación vasca a nivel económico y la presencia vasca en las secciones del Festival (totalmente descompensada)? Finalmente la presencia de vascos en los jurados oficiales del Festival, sobre todo el de la Sección Oficial es escasísima. ¿No tenemos expertos vascos capacitados para ello?
Se me dirá, como lo han dicho, que qué pinto yo metiéndome en esto. Muy sencillo. He sido elegido por el ciudadano vasco, cosa que quienes han rechazado la película de un profesional valenciano de buena voluntad, no. Me interesa todo lo que ocurre en Euzkadi sobre todo cuando veo un evidente abuso de poder de gentes que trabajan con dinero público, que no es el de ellos. Y si en su día se nos pidió ayuda y conseguimos presupuesto y ayudas de TVE a un Festival en un momento difícil, ¿por qué diablos no voy a interesarme en denunciar esta chapuza?
Nadie pretende politizar estúpidamente ni convertir el Festival de Cine de San Sebastián en un cine de barrio o en un cine de pueblo, pero la vergonzosa conducta contra la película "Sabino Arana", la omisión de cualquier referencia al poeta Lauaxeta, en su centenario, el mandarinato de unos señores que no tratan de buscar solución a los problemas si uno no es Odón Elorza, por ejemplo, me ilustra que estamos ante un buen Festival de Cine Internacional que tranquilamente se podía celebrar en Albacete, cosa muy respetable, pero entonces dejemos de marear la perdiz con debates identitarios. ¡Qué esto ocurra hoy y se haga con semejante impunidad es lo que me ilustra de la entrega de éste Festival a la cuarta parte de quien paga su existencia, es decir, Madrid!
Y repito. Si se tienen los pies de barro con "Obaba", que no se estrenará mundialmente en Donosti, ¿por qué semejante rigor con una película que solo pretende decir que Sabino Arana se merece por lo menos un poquito de respeto y un mayor reconocimiento?
Profesionales y gentes nacionalistas que sin arte ni parte, oficio ni beneficio, han conocido esta decisión me decían: «¿vale la pena luchar por algo tan evidente?» Y yo les contesté: «desde luego no con semejante dirección del Festival de Cine que atraerá mucha atención en el homenaje que se hará al muy respetable Camarón de la Isla en el velódromo de Anoeta». Sabino Arana, desgraciadamente, sigue siendo un proscrito en su propia tierra. Nada nuevo, pero sí muy indignante.