5 de octubre de 2005
En reunión de las Mesas del Congreso y del Senado se designó una pequeña comisión para estudiar qué hacer para recordar el 75 Aniversario del voto femenino en el estado.
Con este motivo fui el miércoles 5 de octubre al despacho de la vicepresidenta del Congreso, Carmen Chacón, que tenía encima de la mesa una carta que le había enviado recordando la figura de quien fuera diputada y directora de prisiones en la república, Victoria Kent. De esta señora tuve noticias por D. Manuel de Irujo ya que había sido colaboradora suya y era a la sazón directora de la revista Ibérica que se editaba en Nueva York.
Sin embargo, María Jesús Sainz, Diputada del PP, me dijo que esta señora había sido contraria al voto femenino. Y era verdad, pero por una razón: no quería que en aquel año 31 los votos de las mujeres fueran manipulados por los hombres. Ella y Clara Campoamor habían sido diputadas socialistas de aquellas Cortes constituyentes. Clara Campoamor había defendido el voto de la mujer y por eso acordamos que la famosa sala-comedor que está llena de cuadros reales se llame Clara Campoamor y que además tenga un busto de ésta sufragista. Les propuse, para quitar toda esa imaginería real, que se encargara un cuadro con mujeres parlamentarias de la república, aunque creo que el PP tiene miedo que aparezca alguna bandera republicana y no están por la labor. Les propusimos una exposición fotográfica, una reunión de mujeres parlamentarias y la edición de una tesis sobre este momento histórico en el que la mujer por no tener, ni tenía derecho al voto.
Al salir hablé de estos temas con Carmen Chacón, quien me dijo que habían tenido en la mesa del Congreso una bronca fenomenal a cuenta de que la representante de IU había hablado de la Pasionaria, que fue además presidenta de la Mesa de edad en junio de 1977. Salió como una furia el vicepresidente del PP, Gabriel Cisneros, diciendo que Dolores Ibarruri nunca había sido demócrata sino una peligrosa revolucionaria. No deja de tener su gracia este comentario teniendo en cuenta que él fue procurador orgánico en las Cortes franquistas. Esta derecha está asilvestrada, mucho más tras la aprobación de la reforma catalana. A pesar de lo que digan no asumen la historia, solo la suya. Ellos pueden tener en los pasillos de las Cortes los cuadros de tres fascistas indecentes como Esteban Bilbao, Antonio Iturmendi y Alejandro Rodríguez de Valcarce, pero personas que fueron elegidas democráticamente, no. Ese es el espíritu de la transición de un “padre constituyente”.