Nuestro Grupo Parlamentario tiene derecho a formular cada miércoles, en la sesión de control al gobierno, dos preguntas. Javier Maqueda lo hizo sobre Babcok Wilcox.
Yo le formulé la pregunta al ministro Moratinos sobre Paco Larrañaga.
Y lo hice porque quería instar al gobierno a ponerse las pilas sin saber que ese día iba a haber una rueda de prensa de la familia Larrañaga y autoridades gipuzkoanas para hablar del joven condenado a muerte, ni que ese día íbamos a aprobar una Declaración Institucional contra la pena de muerte, ya que cada año se celebra un día con este motivo y tocaba hacerlo el día diez, pero como ese día no había pleno en el Senado, lo hacíamos aquel miércoles.
En la respuesta, Moratinos, me habló de las gestiones que el gobierno y el rey estaban haciendo. Pero la pregunta se la había formulado el Grupo Vasco. Fue sintomático que en Deia, a diferencia de en La Vanguardia y en otros periódicos, publicaran la respuesta de Moratinos, sin decir que era el PNV quien había hecho la pregunta. Como dije en su día, la censura existe.
Este fue el trámite parlamentario:
El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Muchas gracias, señor presidente. Hablando de cumbres, señor ministro, tenemos que felicitarnos por el éxito de la reunión del Foro Parlamentario Iberoamericano, celebrada en Bilbao. Mi pregunta concreta se refiere a las gestiones que está realizando el Gobierno en Filipinas para salvar la vida del ciudadano, don Francisco Juan Larrañaga González, condenado a muerte en dicho país.
El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): Gracias, señoría, por sus palabras de salutación y felicitación por lo que el Gobierno también considera un éxito: el primer Foro Parlamentario Iberoamericano. Tendré ocasión de seguir trabajando en ello para impulsar toda esa cooperación iberoamericana.
En relación a su pregunta, señoría, he de señalarle que desde que el Gobierno tuvo conocimiento de la detención del ciudadano español Francisco Larrañaga en septiembre de 1997, acusado del doble asesinato de las hermanas Chiong, en Cebú, y condenado a la pena capital, se interesó de inmediato por la situación del acusado, al que se le ha prestado la máxima asistencia consular posible. Durante el proceso, tanto el Ministerio de Asuntos Exteriores en la anterior legislatura como la embajada y el consulado, atendieron con el mayor interés las prestaciones en relación con el súbdito español. Es verdad que, a partir de la sentencia definitiva de condena a muerte, que se produjo el pasado 21 de julio por el Tribunal Supremo filipino, redoblamos inmediatamente las acciones desde el Gobierno. Yo mismo, al conocer la noticia, me comuniqué telefónicamente con el ministro de Asuntos Exteriores filipino, al que le pedí todo tipo de garantías para salvar la vida del ciudadano español.
Posteriormente, hemos seguido haciendo todo tipo de gestiones; gestiones que se van a redoblar por parte del presidente del Gobierno, de Su Majestad el Rey, del ministro de Asuntos Exteriores y de todo el aparato consular y de la embajada.
Hemos saludado, y creo que es muy importante, la labor que hicieron los senadores y diputados con ocasión de la reunión de la Unión Interparlamentaria en Filipinas. Realizaron una gran labor de soporte, respaldo y apoyo a la causa para encontrar una solución satisfactoria a la situación del ciudadano Francisco Larrañaga. Asimismo, este Ministerio de Asuntos Exteriores ha impulsado que los distintos actores de la sociedad civil española puedan trabajar juntos para encontrar entre todos una solución definitiva.
Por lo tanto, concluyo mi intervención señalando, tal y como informaba la nota publicada por la Dirección General de Comunicación Exterior del Ministerio de Asuntos Exteriores, que el caso de Francisco Larrañaga seguirá siendo objeto de la máxima atención y que se seguirán haciendo todas las gestiones que se estimen oportunas con el fin de que pueda beneficiarse de la clemencia presidencial.
Muchas gracias.
El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Señor ministro, en el día de ayer se presentó en el Senado el libro «La pena de muerte en el mundo. Informe 2005», a solicitud de la asociación “Que nadie toque a Caín”. En lo referente a Filipinas, como uno de los países verdugos que todavía ejecuta la pena de muerte se decía lo siguiente: “Encerrar a un menor en espera de su destino en el corredor de la muerte, lo que puede abatir incluso al criminal más empedernido, va contra los principios de protección que el Estado debe practicar respecto a los jóvenes”.
Efectivamente, es una situación angustiosa. Seguramente en el día de hoy esta Cámara va a aprobar una declaración institucional contra la pena de muerte. En concreto, tenemos los casos de Francisco Larrañaga, Pablo Ibar y Nabil Manakli, y creo que el Gobierno tiene un reto importante respecto a esas tres personas. Francisco Larrañaga es un joven que lleva ocho años encarcelado y que durante el último año y medio ha vivido una situación angustiosa en el corredor de la muerte. No ha habido posibilidad de revisar un juicio absolutamente injusto, en el que no tuvo ningún tipo de garantías ni posibilidad de presentar ningún testigo. De haber sabido la situación en la que se iba a encontrar, podría haber salido del país, porque todo esto parece ser víctima de una «vendetta» en aquella campaña electoral, y me refiero al estrambótico presidente Estrada que fue derrocado. La situación es angustiosa. Sin duda, lo que usted ha dicho sobre las actuaciones llevadas a cabo en los últimos tiempos es verdad, así como lo que ha comentado sobre su conversación con el ministro de Asuntos Exteriores filipino.
Pero creemos que debemos mantener vivo encima de la mesa este asunto, porque la situación filipina es muy fluida e inquietante e incluso puede cambiar. Si la presidenta Macapagal dejara de serlo y pasaran a ocupar la presidencia gentes vinculadas al antiguo presidente Estrada, la situación del joven Larrañaga sería absolutamente angustiosa. No dudo de lo que se está haciendo ni de lo que se va a hacer, pero sí tenemos alguna reserva. Aprovechando el viaje que hicimos los parlamentarios para acudir a la reunión de la Unión Interparlamentaria, en Manila, tuvimos varias reuniones con la familia y estuvimos con el joven Larrañaga en la prisión donde está encarcelado. Contamos con todas las facilidades y la diplomacia española se comportó de una manera extraordinaria, pero hubo una cosa que no nos gustó: acudimos a una recepción y pensábamos que los padres de Paco Larrañaga iban a estar en la misma, pero por parte del señor embajador se decidió que no fueran porque iba a asistir el presidente del Senado filipino. Usted mejor que nadie sabe que la diplomacia funciona en una especie de guerra de sombras y, lógicamente, se consideró por parte del embajador, que podía no ser conveniente.
Pero nosotros discrepamos porque éste no es un problema de derechos de un Estado soberano respecto a su propia legislación y fronteras, sino que es un problema de derechos humanos, y nosotros creemos que hay que incomodar un poco más al Gobierno filipino para que deje de tener retenido y secuestrado a un joven que está en una situación angustiosa. Por tanto, le solicitamos —y con esto termino, señor presidente— que redoble todavía más si puede esa presión sobre el Gobierno filipino para que la clemencia se haga en favor del joven Larrañaga. Muchas gracias, señor presidente.
El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): Gracias, señoría. Es verdad que todos lo intentamos. Sé que la labor con la presencia de diputados y senadores en Filipinas fue muy importante y dio una llamada de atención a las autoridades filipinas, elevó la moral del propio señor Larrañaga y de su familia. Por lo tanto, aplaudimos esa intervención. Le vuelvo a insistir: Hay un compromiso total, nuestra embajada está diariamente ocupándose de la situación del ciudadano Larrañaga. Hemos tenemos ocasión de escuchar por parte del ministro de Asuntos Exteriores y también de la presidenta Macapagal que durante su período no habrá ejecuciones de muerte; incluso están tratando de iniciar un proceso de presentación de un proyecto de ley de abolición de la pena de muerte en Filipinas. La situación política ha mejorado, gracias a Dios, para las intenciones del Gobierno de Macapagal y, por tanto, se abre una puerta de mayor esperanza para que podamos obtener la clemencia y, sobre todo, una solución satisfactoria.
Quiero que sepa, señoría, que este Gobierno y este ministerio se dedican diariamente a mejorar la situación del señor Larrañaga.
Gracias.