Es muy difícil que una buena noticia sea noticia. Sólo lo son las malas. Sin embargo cuando se habla de noticia se habla de algo nuevo, que puede ser bueno o malo. En este caso, bueno. Digo esto porque como
consecuencia de que el actual rector de la Universidad del País Vasco dejara, al ser elegido rector, vocal del Consejo de Coordinación Universitaria, nos tocaba a los del PNV del Senado proponer un nombre y, en coordinación con el EBB, propusimos a Daniel Innerarity, bilbaíno, doctor en filosofía, profesor de dicha materia en la Universidad de Zaragoza, como su sustituto.
Previamente tenía que pasar por el trámite de que en sesión presidida por el presidente del Senado, los Grupos Parlamentarios dijeran si o no. Algo así como en las películas norteamericanas.
Pero aquello fue un paseo del que casi había que salir con cámara antigás por el incienso que todos los grupos le dedicaron. Todos. Desde el PNV, hasta IU. Y eso no es habitual. Por eso no fue noticia en Deia. Era una buena noticia que un Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Ensayo del 2003, ni que su último libro, “La Sociedad Invisible”, de los ocho que ha editado, sea toda una referencia, y quizás por eso no hicieron la reseña.
Recuerdo a Daniel escribiendo en la revista Euzkadi en 1978. Le recuerdo en las Asambleas del PNV. Le recuerdo aguantando toda aquella marea negra de la división del Partido en Nabarra. Y le veo ahora viviendo entre Zaragoza y Toulouse donde su mujer es Directora del Instituto Cervantes y desde donde vino al Senado a pesar de la huelga general en Francia contra el gobierno Villepin.
Tras aquella sesión, nos fuimos a comer Zubia, Caballero y yo con él a La Paella Real, donde además de un buen arroz hay unos magníficos mojojones. Innerarity que da clases, escribe en El País y en El Correo, prepara libros y sobre todo piensa en política, nos contó sus vivencias con Zapatero del que destaca que ha hecho de la improvisación un estilo de actuación y que eso a veces sale bien y otras no tanto. Hablamos sobre la habilidad que tuvo al colocar a sus rivales dentro del Partido en puestos claves para que no le molestaran y estuviera a gusto. No los persiguió sino que los dejó contentos: Almunia de Comisario en Bruselas. Borrell de Presidente del Parlamento Europeo en Estrasburgo. Bono de Ministro de Defensa. Marín en el Congreso. Caldera en Trabajo. Guerra presidiendo la Comisión Constitucional y Solana de mister Pesc. Eso es habilidad.
A mí me ha llamado la atención que con esa visión de la jugada no hubiera preparado mejor el oleaje que se iba a producir en relación al debate estatutario catalán y que no hubiera tratado de preparar mejor la coordinación de mensajes dentro de su partido.
A la tarde, y por papeleta, se produjo la votación. Me tocó llamar a parte de los senadores a votar, que de uno en uno iban a la urna y dejaban la papeleta a una propuesta del PNV. Hubo 229 asistentes, de los que votaron por Daniel 223. Cinco nulos. Uno tachó Innerarity y puso Samsonhite. Hubo un voto en blanco. Éxito arrollador. Una buena noticia no destacada.