Acaba de dejarnos un hombre cuya vida estuvo marcada por la fidelidad vasca. Su vida y la de sus antepasados, estuvieron marcadas por el exilio. Sus padres se conocieron y casaron en Buenos Aires, Argentina, y él nació en Briallos, Pontevedra, aunque su juventud transcurrió en Navarra, en San Martín de Unx donde trabajaba para una constructora. Afiliado a Eusko Langile Alkartasuna/ Soc. de Trabajadores Vascos, con un sentimiento vasquista que le devenía del euskara hablado en familia pese a los cambios de ambientes sufridos, José tiene 18 años cuando sobreviene la contienda de la guerra civil y es alistado, con prácticas en la plaza del Castillo, por los insurgentes militares. En esos avatares andaba el confuso José hasta que poco después y una vez en Gipuzkoa, ve ondear a lo lejos la ikurriña, y es entonces, como Pablo en el camino de Damasco, que descubre en qué frente quiere luchar y porqué. Sin temor a las represalias, cruza las líneas en una acción que tiene mucho de temeraria e imaginativa, y se convierte en Gudari. Cosa de la que siempre estuvo orgulloso.