Teníamos en el Senado una comida con la Asociación de Periodistas Parlamentarios y hablábamos sobre las instalaciones del edificio y de las necesidades crecientes de despachos
y salas de reuniones. Terciando en la conversación les dije que lo lógico sería que si se nos quedaba pequeño el Senado utilizáramos el vecino palacio real, porque si el Senado servía para poco, el Palacio Real para menos, ya que sus inquilinos viven en La Zarzuela.
Javier Rojo, el presidente, muy serio, me dijo: “si la institución es útil, como lo es en la actualidad la monarquía, nosotros la apoyamos”.
Esa es la clave del mantenimiento actual de la monarquía en momentos en los que con todos los líos políticos existentes lo único que al parecer importa de verdad al gran público es el nacimiento del principito, algo propio de un país poco serio.
El problema es que no nos han dejado opinar sobre si la institución es útil o no, porque sobre este particular no solo hay un sospechoso manto de silencio sino una censura muy severa en contraste con un tratamiento exquisito por parte de los medios. TVE tiene encargada a Rosario Ruiz de Apodaca, esposa del jefe de informativos, Lorenzo Milá, el trabajo de que siga primorosamente a la pareja principesca y solo dé buenas noticias de la familia real, sus pompas y vanidades. Es de destacar que la figura de los príncipes no consta en ningún artículo de la endiosada Constitución, pero eso, al parecer es lo de menos.
Lo que no se explica mucho es que esta monarquía de origen militar y franquista, le de tanta importancia a la salsa rosa cuando hasta su Fiesta Nacional la celebran con un desfile militar, cabra de la Legión incluida. Por un lado te enseñan el cañón del fusil, por si te portas mal, y por otra quieren que acunemos al nene y nos distraigamos con el movimiento de la cuna. Es lo que pasa también con los Premios Príncipe de Asturias. Primero se elige a la gente más famosa, luego se les premia cuantiosamente, se le da un tratamiento televisivo de acontecimiento mundial, se comenta luego cómo te quiere la gente que te viene todo el mundo a Oviedo y tira millas.
También ha sido noticia que el Príncipe Felipe quiere estar presente en el parto de su hijo. Como buen padre no quiere perderse ese supremo instante del nacimiento de su vástago. Pero, ¿por qué no lo televisan?. Si unas elecciones en las que se elige con el voto de todos los ciudadanos al jefe del estado y se da el recuento en directo, ¿por qué la llegada a ese mundo de palacio del futuro jefe del estado que llega a este puesto, no por votación sino por procreación, por qué no se televisa?.
Escuchar al partido socialista alabar las bondades de la monarquía por su utilidad, olvidándose de todos aquellos que murieron fusilados gritando “!Viva la República!” y leyendo asimismo en El País, periódico monárquico por excelencia, no dejó de llamarme la atención la entrevista que le hicieron a dos gamberros republicanos que decían las verdades del barquero y, el periódico, las llevaba a titular: “La Transición no acabará si no llega la República”. Esta pareja es puro ácido sulfúrico, sosa cáustica. Su dúo “Accidents Polipoetics” empezó haciendo recitales imprevistos y ha ido evolucionando hacia la crítica política y social más feroz y refrescante. Xavier Theros es el escribidor y poeta y Rafael Metilikoviez, el cómico espectáculo. Su último montaje, “Franco ha muerto o como idiotizar a un pollo” es un repaso necesario a las verdades que la Santa Transición olvidó mencionar. En esta entrevista decían perlas como estas:
“(…)
R.- Sí, Franco ha muerto es una reflexión humorística. Nace de la insatisfacción de ver cómo se ha contado la transición. Nos han dicho que fue ejemplar, modélica, dulce, y en realidad lo único que se hizo fue cambiar impunidad por libertad. ¡Los españoles perseguimos dictadores y criminales de guerra por todo el mundo pero los nuestros nunca han tenido el más mínimo problema!.
¿Qué pensarían las familias de los exiliados, los desaparecidos y los muertos de un país cuyo monarca es heredero directo de Franco?. ¿Y de un país donde un ministro de Franco ha estado a punto de ganar las elecciones por cuarta vez?.
P.- ¿Rabia, no?
R.- ¡Tenemos la necesidad de dejar de sentirnos idiotas!.
P.- Algunos dicen que eso es reabrir las heridas.
R.- ¡Ya sabemos que abrir las fosas comunes es incómodo! La transición se construyó sobre ese silencio. Pero la sociedad está madura para eso. Cosa que no se puede decir de nuestros políticos. Hasta en Sudáfrica se llevó a juicio a los culpables. Pidieron perdón y no los condenaron. Aquí podrán haber hecho lo mismo. O por lo menos haber puesto en la Constitución un acuerdo mínimo sobre la memoria histórica para que jamás se repitiera.
P.- ¿En los años setenta?
R.- Sí, entonces los militares debían de dar mucho miedo. ¡Pues que lo digan, coño!. ¡Que no nos cuenten que fue el paraíso!.
P.- Hombre, comparado con la guerra…
R.- El gran desencanto es que la izquierda de los años ochenta no se ocupó en absoluto de estas cosas. Prefirieron hablar de la movida, del diseño, del punk… Si ves ahora las revistas de entonces, alucinas con el grado de gilipollez y trivialidad que se manejaba.
P.- ¿Seguimos igual o mejor?.
R.- La transición no acabará hasta que no llegue la República. Ese es el gran salto cualitativo.
P.- ¿Son catalanistas?
R.- Otra de las cosas que no resolvió la transición es lo que constituye un derecho fundamental: la autodeterminación. Tan fácil como hacer un referéndum y pedirle a la gente que diga lo que piensa. Y otra consecuencia funesta del franquismo es que uno no puede sentirse español y catalán a la vez con naturalidad como pasaba en tiempos de la República.
P.- ¿El agravio es real?.
R.- Sí, pero con matices. Es verdad que la lengua ha sido humillada, pero en catalán también se han dicho barbaridades fascistas. Y España cree que el agravio de Cataluña con España viene del franquismo, y no, viene realmente de hace 500 años. Barcelona ha sido bombardeada dos veces por siglo desde entonces.
P.- ¿Creen, como Zaplana, que ZP es un radical?
R.- En los temas menores como las bodas gays. Si fuese radical de verdad, le pondría el cascabel al gato de la República.
P.- ¿Se hunde España?.
R.- ¡Madre no hay más que una y me tuvo que tocar a mí!. Mientras sea el Reino de España esto es indivisible. ¡Este país parece una guardería!. Lo que produce curiosidad es que todavía haya un país que se llama España. Si desapareciera, se acabaría de cuajo el problema de la España invertebrada.
P.- ¿Pero nos salvaremos o no?.
R.- Borssa decía que Cataluña sólo será un país normal cuando el Barça baje a Segunda. Podemos añadir que, para que España fuera normal, el Madrid debería estar en Segunda B.
EL DISCURSO DE OVIEDO
Como dice muy bien esta pareja, “mientras sea el reino de España esto es indivisible”. Y ahí está es secreto de la utilidad de la que hablan los socialistas. Salió el rey hace unas semanas, en la Academia Militar de Zaragoza, hablando de la sacrosanta unidad de España vestido de militar y salió su hijo en los Premios Príncipe de Asturias diciendo más o menos lo mismo. Que para eso pasó de soldado a comandante en un período de 13 años y para eso le saltaron dos grados en el escalafón antes de la boda para tener un rango equiparable a los invitados a la ceremonia. A raíz de su discurso, un buen español escribió:
“Gracias Alteza Real, por su discurso en el acto de entrega de los Premios que llevan su nombre. Sus sentidas palabras pronunciadas con una perfecta dicción castellana y con absoluto dominio de los tiempos y las pausas lograron emocionarme, cuando ya tenía casi perdida mi capacidad de ilusionarme por algo.
(…)
Resurgen con fuerza los movimientos secesionistas en nuestra patria, después de siglos de convivencia en paz y armonía, al tiempo que nuestro Gobierno se ve afectado por un evidente síndrome de debilidad del que emanan veleidades de naciones utópicas.
Todo ello fue bordado sabiamente en su brillante intervención en la que no olvidó el tributo de admiración y respeto que sus progenitores merecen, ni tampoco el cariño hacia la persona que próximamente le va a dar un heredero para que la Monarquía prosiga su línea de servicios a España. Pero sobre todo, su discurso ha representado para muchos españoles, y desde luego para mí, recobrar la confianza en el porvenir que aguarda a nuestra patria, en nuestra Constitución, así como la seguridad de que el futuro está garantizado por la Corona. Muchísimas gracias, Alteza.”
Doña Letizia, la colaboradora directa del siniestro manipulador Alfredo Urdaci en TVE, la respetable nieta de un taxista andaluz, divorciada y vuelta a casar por el muy estricto Cardenal Rouco Varela, va a tener un principito que será el jefe de estado español y asegurará la monarquía, es decir, la unidad de España, porque es útil, según los socialistas.
Yo lo único que pido es que la gente no se deje narcotizar por este gran engaño colectivo y sepa diferenciar lo que es el nacimiento de un bebé, que ojalá nazca sano y rozagante, de toda la operación política que subyace bajo todos estos fuegos artificiales.
En resumen: menos “Hola” y más espíritu crítico y desobediente. ¡Qué ya está bien!.
Nota: Si desea saber algo más de cómo ha ido la semana con información de la ley de defensa, la comparecencia de Enrique Iglesias, un viaje a Ginebra y otros comentarios, puede contactar con www.ianasagasti.com, donde le empiezo a dar algo de marcha a la página web citada. Eskerrik asko!