Asociaciones navarras de fusilados en la guerra civil promueven un "Parque del Recuerdo", en Sartaguda. Febrero 2006.
Recuperar la Memoria
3273. Ese es el número de personas identificadas fusiladas en Navarra en el año 36. Personas que en los últimos tiempos están siendo rehabilitadas gracias al trabajo y el empeño de asociaciones como la de Familiares y amigos de fusilados de Navarra con motivo del levantamiento del 36 y El Pueblo de las viudas. Su objetivo: recuperar la memoria de sus seres queridos y de unos hechos que durante décadas han sido ocultados y, cuando no, manipulados. Todo, para que no se vuelvan a repetir. Su proyecto más ambicioso: la creación en Sartaguda de un Parque del Recuerdo.
- Mirentxu Aguirre. Hija postuma de Fortunato Aguirre, alcalde de Estella.
Asociación de familiares y amigos de fusilados de Navarra con motivo del levantamiento del 36.
-¿Cuándo y por qué surge esta asociación?
-Nos constituimos oficialmente a finales el 2002 animados por la existencia de tras asociaciones similares, la del Fuerte de San Cristóbal y la del Pueblo de as Viudas. Las primeras reuniones fueron difíciles: lo que sale es el testimonio personal, la amargura; había necesidad e terapia colectiva.
-¿Qué objetivos os marcasteis?
-Recuperar la memoria de lo sucedido: Reivindicar a nuestros familiares, recuperar restos y nombres y conseguir un reconocimiento oficial del tema.
-Supongo que el 10-111 2003 será una fecha que no olvidaréis.
-Así es. Ese día el parlamento de Navarra, en un pleno extraordinario, aprobó un documento de reconocimiento y reivindicación de nuestros familiares asesinados; un documento elaborado y consensuado con todos los partidos políticos, con la abstención, en el último momento, de UPN.
También tuvimos problemas con la jerarquía eclesiástica, en concreto con el arzobispo Femando Sebastián. En el documento se hacía alusión a que la iglesia había colaborado e incluso participado con el levantamiento y con muchos fusilamientos, y pretendía que elimináramos esa referencia; llegó a amenazarnos con llevarnos a los tribunales.
Como colofón al 2003, el 1 de diciembre hubo un acuerdo parecido al del Parlamento navarro en el Congreso de los Diputados de Madrid. También aquí el PP estuvo en contra. Su estrategia era la de intentar mezclar los muertos en la guerra civil con los actuales.
-A estas alturas encontrar restos de asesinados durante la guerra debe ser muy complicado.
-Así es, en tanto tiempo se han hecho carreteras, las concentraciones parcelarias, los testigos oculares han ido muriendo y muchos de los que hay no quieren hablar porque han tenido algo que ver con las muertes... En este tema es de justicia agradecer a la sociedad Aranzadi, a sus técnicos, a sus biólogos... su colaboración y dedicación.
Queremos conseguir que el gobierno dedique en los presupuestos una partida fija para este trabajo. Es una labor ardua.
EL PARQUE DE LA MEMORIA
Ya en las postrimerías de la entrevista, Mirentxu Agirre empezó a hablamos con pasión del proyecto de Parque de la Memoria, de Sartaguda. Un proyecto que no nació de ellos pero que han hecho suyo. Contagiados por su entusiasmo cogimos el coche y nos dirijimos a La Ribera a conocer el proyecto de la voz de sus impulsores. Allí, en el frontón, nos esperaban Progreso Malgado, José Ramón Martínez y julio Sesma, de la Asociación el Pueblo de las Viudas.
-¿Por qué el Pueblo de las Viudas?
-En Sartaguda, en el año 36, fueron asesinadas 84 personas. El pueblo se llenó de viudas. Este pueblo pertenecía al Marqués de Santillana, Duque del Infantado. La gente no tenía tierras en propiedad. Los jornaleros empezaron a reivindicar un reparto de tierras y los caciques del lugar aprovecharon la guerra para eliminar a gente molesta.
Curiosamente años más tarde el duque vendió el pueblo a la Diputación de Navarra y ésta hizo un reparto de tierras que benefició a los vencedores de la guerra: los fieles al régimen se quedaron con casi todo, y los rojos, con nada.
Ni siquiera con sus muertos, porque éstos no los recuperamos hasta el 79.
-¿Cómo lo conseguísteis?
-Localizamos los cuerpos entre los años 78 y 79. Estaban repartidos entre Carear, Pradejón, Ausejo, Zaragoza, Lodosa y Pamplona.
Arriba, miembros de la Asociación El Pueblo de las Viudas en el emplazamiento del futuro parque del Recuerdo. Abajo, Mirentxu Agirre
Los trasladamos y los enterramos juntos, en un panteón.
-¿Cuándo y con qué objetivo nace la Asociación el Pueblo de las Viudas?
-Hace 3 años, con el objetivo de promover el Parque de la Memoria.
El escultor José Ulibarrena nos ofreció realizar una escultura inspirada en lo que ocurrió aquí en el año 36, y el proyecto fue creciendo hasta el actual, en el que intentamos llevar a cabo un Parque de la Memoria para toda Navarra. Tenemos proyecto, tenemos solar concedido por el ayuntamiento, ahora hace falta dinero para llevarlo a cabo, en concreto 80 millones. En esa fase estamos: muy ilusionados y muy asustados. Necesitamos mucho apoyo de la sociedad Navarra para sacar adelante este sueño.
-El Gobierno de Navarra os jugó una mala pasada económica el año pasado.
-En 2004 el parlamento de Navarra concedió una ayuda de 150.000 euros a todas las asociaciones y se decidió destinarla al parque, pero el gobierno, a nuestras espaldas, decidió gastar el dinero en una escultura que nosotros rechazamos. En 2005 han vuelto a dedicamos una partida; esperemos que no se repita la historia.
-A grandes rasgos, ¿en qué consiste el proyecto?
-La puerta del parque será monumental, obra de José Ramón Anda; una vez dentro, queremos muchos árboles autóctonos; siguiendo el recorrido, encontraremos otra escultura, de Néstor Basterretxea. Que simula un paredón de fusilamiento y los disparos dibujan la figura de un hombre abatido. En otro lugar del parque habrá un muro en el que irán inscritos los nombres de los 3273 fusilados en Navarra, identificados con nombre y apellidos. Después, en un semicírculo, textos de escritores, con aportaciones de Montxo Armendariz, Atxaga, Jokin Muñoz o Pablo Antoñana, entre otros. Y luego... la escultura de Ulibarri, que representa a tres hombres entrelazados acribillados a tiros.
Además otros dos escultores se han sumado al proyecto...
Estamos muy ilusionados porque será un parque acogedor, imaginativo y bonito; un proyecto en el que todo el pueblo está muy implicado.
-Para finalizar, ¿qué les decís a los que miran con recelo este parque y argumentan que pretende reabrir heridas?
-Se trata de todo lo contrario, de cerrarlas. Hemos diseñado un parque acogedor, con árboles, bancos, farolas, fuentes, estatuas... Un lugar que proporcione paz, que invite a la reflexión, fruto de una iniciativa ciudadana abierta a todo el mundo sin exclusiones...
Este parque lo único que pretende es rendir un homenaje a todas esas personas injustamente asesinadas, físicamente y en el recuerdo; recuperar la memoria para impedir que vuelva a repetirse la historia.
NECESIDAD DE JUSTICIA
Progreso tenía 3 años cuando mataron a su padre. José Ramón, 4 meses. Mirentxu y su hermana gemela no habían nacido. Los padres de todos ellos murieron por sus ideas: los dos primeros, por reivindicar un trozo de tierra; el de Mirentxu por ser nacionalista y defender la República.
A Progreso la muerte de su padre le cambio hasta el nombre. "No estaba bautizado, así que eso fue lo primero que hizo mi madre... Para la iglesia soy Narciso. La familia de Mirentxu, sin embargo, era profundamente católica y lo siguió siendo a pesar de la jerarquía eclesiástica. "Cuando se llevaron detenido a mi padre, mi abuelo, profundamente católico, le pidió al obispo de Pamplona que intercediera por el. Su respuesta fue: "Resignación".
José Ramón, el hombre de la casa, como tantos otros niños de la guerra tuvo que ponerse a trabajar con poco más de 8 años. "Pasamos verdadera miseria. Las madres te la quitaban como podían. Fue un sufrimiento enorme. Ni llorar podíamos", recuerda emocionado.
Miren no conoció vivo a su padre pero recuperó sus restos antes que sus compañeros. "En el 59 se rumoreó que a la gente de las cunetas la iban a llevar al Valle de los Caídos, así que la ama, con el abuelo hicieron los trámites ante el obispado sanidad y gobierno de Navarra, consiguieron un coche mortuorio y llevaron los restos de mi padre a Estella, al panteón familiar. Para mi madre fue un auténtico descanso".
Progreso asegura que en casa no se hablaba de lo ocurrido, “ni de la guerra, ni de nada”. La explicación, sencilla: “Las madres querían proteger a sus hijos, que no les pasara lo mismo que a sus maridos”. Miren habla, incluso, de una infancia acomplejada. “Eramos las hijas del separatista, las hijas del rojo. Nos marcaba la diferencia”.
El más joven del grupo de Sartaguda, que no vivió aquellos tiempos, asegura que "los mayores nos ha querido ocultar lo sucedido por dos razones: unos, por miedo, porque fueron las víctimas y otros, por culpabilidad, porque fueron los verdugos" al tiempo que se rebela porque aún ahora vamos con mucho cuidado, tratando de no herir sensibilidades, casi pidiendo perdón por tratar de hacer una cierta justicia a la memoria de esas gentes y sus familias".