Fue el miércoles. De repente todo se convulsionó. Los teléfonos ardían. Me llamó hasta mi ama y mi mujer. Me di cuenta que la noticia no era solo política. Había llegado a la sociedad.
Fui al pleno. Vi a los del PP desinflados. Algunos, los más retorcidos, hubieran preferido lo contrario. Pero aquel anuncio del principio del fin empezaba a hacerse realidad. Le saludé a la Vicepresidente Fernández de la Vega. Se enteró cuando bajó de la tribuna. Le pregunté si creía que el alto al fuego era definitivo. Me dijo que si. Y empezaron muchas lupas a analizar el comunicado. Pero el comunicado no hay que analizarlo con lentes de aumento. Cada palabra está pesada y medida y, fundamentalmente, está dirigida a su propia gente. Sin muchos adjetivos y sin reconocer nada. No es tiempo para reproches sino para buscar soluciones en un largo camino cuyo primer paso se dio el miércoles.
Probablemente Jaime Mayor Oreja crea que esto es una tregua trampa. Y Acebes habla de derrotas. Así fue el comunicado de Franco. “Vencido y desarmado el ejército rojo...”Pero John Lennon habló de dar una oportunidad a la paz. También lo hizo Aznar desde Perú en 1998. Pero Rajoy dice que la tregua permanente es solo una pausa. Sabe que si esto sale bien hay Zapatero para veinte años. Y es solo lo que les preocupa. Tienen seguridad, escolta y el argumento del terrorismo venían bien para desgastar al Gobierno. Pero la gente quiere mayoritariamente vivir en paz. Miembros de mi grupo fueron a tomar una cerveza. Un ujier les pagó la ronda. Es solo un dato. Y es que ese fue el sentir mayoritario de la gente normal.
Me paró en la calle la hermana de un magistrado que le cerró a Parot las puertas de la cárcel. Me dijo que su hermano era su hermano pero que ella pensaba de forma distinta a la suya y que ella estaba feliz por la noticia. Un profesor universitario de Valencia me abordó y me dijo lo mismo.
La noticia se dio al día siguiente de aprobarse el estatuto catalán y al inicio de la primavera. Y se da en momentos en los que se exige cada vez más el uso de la política con mayúsculas porque nos viene un batalla ideológica de alto voltaje. Un proceso largo y difícil.
Finalmente, solo un apunte histórico, pero que tiene su miga. En el comunicado de ETA, solo se habla de “Euskal Herria”. La palabra Euskadi solo aparece cuando se firma “Euskadi ta Askatasuna” Y como sé de sobra que el lenguaje no es neutro este es un dato de cierto interés.
Solo en estos momentos me preocupa que alguien en el partido socialista solo piense en las elecciones generales o que Batasuna solo en las municipales. Yo, como militante del PNV, lo que pienso es en las siguientes generaciones. No tenemos ningún derecho a que una violencia de respuesta de hace cuarenta y seis años la transmitamos a los que acaban de nacer. Sería el gran fracaso de tres generaciones. ¡Y ya está bien!
ESTATUT: DEBE SER BUENO PUES LA DERECHA ESTA EN EL MONTE
El texto de la reforma del estatuto catalán aprobado el pasado martes en el Congreso no debe ser tan malo, dentro del escaso margen de maniobra que existe, a juzgar por dos medidores. Uno, el de la virulencia del ataque del PP y, otro, la débil defensa de ERC al mismo tiempo seguida por una de EA que si fuera lógica en lo que argumenta debería dejar inmediatamente el Gobierno Vasco.
Como gran elemento descalificador del texto, el ex alcalde de Benidorm y actual portavoz del PP Eduardo Zaplana, dice que es muy similar al Plan Ibarretxe, el gran coco de la política española. ¡Y nosotros por aquí sin enterarnos!
El PNV ha apoyado en todo momento a CIU y a la figura de Artur Mas, que lógicamente hubiera querido otra cosa pero entre el todo y la nada siempre hay que apostar por el casi todo, aunque no sea el anhelado todo. Bastantes órdagos da la vida para jugarse a una sola carta un avance tan sustancial en el autogobierno que vuelvo a recordar tiene en un profundo ataque de histeria al PP. Creo que ahí esta la verdadera medida de las cosas porque argumentan que no puede haber dos naciones, que solo hay una y esa es “España, patria común e indivisible”.
El preámbulo, ha quedado así:
“El Parlamento de Cataluña, recogiendo el sentimiento y la voluntad de la ciudadanía de Cataluña, ha definido de forma ampliamente mayoritaria a Cataluña como nación. La Constitución española, en su artículo segundo, reconoce la realidad nacional de Cataluña como una nacionalidad.”
Artur Mas, presidente de CIU, se erigió como el abanderado del Estatuto y proclamó el momento histórico que se vivió el martes porque por primera vez las Cortes “asumen con su voto un acto solemne del Parlamento de Cataluña: que Cataluña es una nación”. En la portada de una ley estará la palabra nación. Artur Mas se situó a sí mismo en la centralidad del debate, entre “el discurso del apocalipsis” del PP y “el discurso de la frustración” de ERC. Mas emplazó al PP a “subirse al tren” y a abandonar la “España monolítica” que, según él, defiende el partido que lidera Mariano Rajoy. Y a ERC le instó a convencer a Pasqual Maragall para que en el Senado “lidere un proceso para ir más allá en el reconocimiento nacional de Cataluña”.
Así están las cosas. Y es bueno que Mas visite Euzkadi y a dirigentes del PNV porque ese es el nacionalismo serio y el que el ciudadano quiere si nos creemos de verdad que la política es el arte de lo posible y de hacer posible lo que es necesario.
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