La semana del veinte al veintiséis de marzo ha pivotado sobre dos grandes noticias: la aprobación del Estatut catalán y la tregua permanente de ETA. Sin embargo, parlamentariamente ha habido más cosas y de interés para el ciudadano que el impacto de las dos noticias anteriores ha engullido en el anonimato.
Por ejemplo la discusión durante diez horas de la LOE. Allí estuvimos clavados en un debate de fuerte carga ideológica que vuelve ahora al Congreso con las enmiendas que hemos incorporado. La abstención a veces y el apoyo en otras del PNV y de CiU permitieron este miércoles sustanciosas modificaciones en la Ley Orgánica de la Educación. Los populares lograron sacar adelante la alternativa a la religión, aunque los socialistas no están dispuestos a aceptarlo.
El debate fue caótico, desordenado y pelmazo ya que una discusión, a veces técnica, era sacada en el pleno de forma tan prolija que lo hizo tedioso y alargó una discusión que tenía que haber sido política. La votación final, duró hora y media, fue por títulos, y después se repitió por secciones y artículos. Toda una ley. Previamente habían impedido, los senadores de CiU y del PNV, que prosperara el veto presentado por el PP contra una ley que su portavoz, Adolfo Abejón, describió como “no destacarás, no te sancionarán, no competirás, no te esforzarás, no te examinarán, no repetirás y, en definitiva, no te formarás”. Había otra de EA, que Urrutia retiró argumentado que ese día se había hecho pública la tregua permanente de ETA. No sabemos qué tiene que ver una cosa con la otra. Y es que este senador no tenía argumentos para mantener un veto a una ley que nosotros hemos trabajado a pesar de que el Departamento de Educación, Universidades e Investigación del Gobierno Vasco esté en manos de EA. Pero si EA consideraba que el texto merecía una enmienda de totalidad no sabemos el por qué la retiró a cuenta de la tregua de ETA.
Esas son las cosas raras de este partido como el hecho de argumentar que el primer Lehendakari fue Carlos Garaikoetxea. El primer Lehendakari fue José Antonio Aguirre y Garaikoetxea, que fue el tercero, lo fue porque era del PNV y EA no existía en 1980. Para colmo salió el otro Urrutia, el del PSOE, hablando de Rubial como primer Lehendakari. Una discusión absurda.
Apunto ésto porque no se qué va a hacer en el futuro EA, ya que algunos de este partido tienen un pastel mental de alto voltaje. José Ramón Urrutia, que es buena persona, abertzale y hombre que está incómodo en el Senado, preguntó ese día por la mañana a la ministra sobre si la reanudación de la pesca de la anchoa en el golfo de Bizkaia a partir del uno de marzo puede poner en riesgo la recuperación de la especie.
A mí de esta pregunta lo único que me gustó fue lo del Golfo de Bizkaia ya que así como los de Batasuna tienen una guerra contra la palabra Euzkadi, mucha gente la tiene contra el Golfo de Bizkaia, al que cada vez más llaman Mar Cantábrico, estando en todos los mapas y guías náuticas lo de Golfo de Bizkaia, que es como se le conoce. Pues bien. ¿Hace falta tener en Madrid otro partido nacionalista para preguntar lo mismo que venimos preguntando nosotros toda la vida? Algo parecido nos sucedió con el “Gernika” de Picasso.
Por su parte, Elena Etxegoyen preguntó sobre si el gobierno consideraba que el plan de choque y prevención de suicidios de la cárcel de Langraitz en Araba es suficiente para garantizar la seguridad de los internos. Parece que no, a juzgar por los muertos habidos en lo que va de año y que Elena puso de manifiesto ante una contestación del ministro demasiado complaciente.
Otro de los asuntos fue la invitación que tuvimos para haber ido a la imposición del cardenalato en el Vaticano al arzobispo de Toledo, Cañizares. Viaje presidido por la Vicepresidenta María Teresa de la Vega y con Acebes como compañero de viaje. Desistimos educadamente de ir. Era mucha dosis de aceite de ricino concentrada.
Y hubo mucho más, pero de eso usted no se enterará nunca ni por Deia ni por EITB. Ellos están en otra onda.
LOS GEMELOS DE BONO
Se discutía este jueves 23 a las 9:30 y después de que la sesión de la víspera hubiera acabado a las tres de la mañana, el proyecto de ley de “Tropa y Marinería”. En la tribuna del Senado se encontraba, José Bono, Ministro de Defensa, que quería presentar la ley. En el palco, el jefe del Alto Estado Mayor de la Defensa y autoridades militares. Para Bono era un día de gala. Sacaba su proyecto por unanimidad. A nosotros de seis enmiendas nos habían aprobado cuatro.
Tras presentar la ley y retirar nosotros dos enmiendas dio comienzo el turno de los grupos. Cuando nos tocó le dije a Bono que nos tenía que regalar a la Cámara un botón de ancla como anteriormente le había regalado una campana, y que el nombre de “Tropa y Marinería” era bonito y me recordaba a “Recluta con niño”, aquella película de Antonio Ozores. Le dije que en los partidos sabíamos de eso y de la democracia naval, es decir, donde manda capitán no manda marinero. Describí nuestras enmiendas y me senté en mi escaño. Cuanto le tocó a Bono el turno para cerrar el debate relató cómo lo de “Tropa y Marinería” venía de que al principio se llamaba “Soldados y Marineros” pero que al ser lo políticamente correcto haberle puesto “Soldados y Soldadas y Marineros y Marineras” y lo de soldada en el ejército significa paga, fue Leguina quien sugirió lo de Tropa, que es una palabra simpática. Y, terminada su disertación, me dijo que un botón de ancla no nos podía regalar pero sí me iba a obsequiar, si los aceptaba, sus gemelos que tenían la bandera española. Y se los quitó y me los dio. Todo un actor de teatro. Y esa es la historia de los gemelos de Bono que los llevaré a Artea al Museo del Nacionalismo.
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