Anda la derecha española muy en el monte y muy cabreada. Les ha sentado fatal que se haya aprobado que el 2006 sea el año de la Memoria Histórica. Argumentan que es abrir heridas y que no está nada bien que lo que no hizo la transición se haga ahora.
Por eso se hace. Porque lo que ocurrió en 1975 no fue un acuerdo democrático sino algo tan terrible, tan injusto y tan despreciable como una ley de punto final según la cual todos los crímenes del franquismo quedaban impunes.
Por esta iniciativa aprobada se obliga a que se presente en el plazo de un mes el informe sobre las Víctimas de la Guerra Civil y del franquismo que está redactando la Comisión Interministerial creada al efecto. Este informe que está pendiente desde hace un año servirá de base para la elaboración de la Ley de la Memoria Histórica prometida por Zapatero. Veremos si se hace justicia, por fin, con las víctimas y nos devuelven los documentos robados y archivados en Salamanca así como el edificio de la Av. Marceau.
Pero no nos engañemos.
Todo esto ha sido posible lograrlo en Madrid porque el gobierno de Zapatero no tiene mayoría absoluta. Si la hubiera tenido me da la impresión que hubiera actuado de la misma manera como lo hizo el gobierno González que desde 1982 a 1996 eludió tratar este asunto porque no era muy comprensible mantener en la Jefatura del Estado a la persona designada por el dictador, no demoler el Valle de los Caídos y esperar a que fallecieran los protagonistas de la guerra civil. Esa fue la política de González y Guerra. En esta ocasión, Zapatero necesitado para gobernar de partidos nacionalistas y por estar ERC muy sensibilizada con estos asuntos no le ha quedado más remedio que abordar la devolución a la Generalitá de los Papeles de Salamanca y aprobar esta ley de la Memoria que, vuelvo a repetir, tiene a los del PP de los nervios. ¡Lástima que esta iniciativa no se hubiera aprobado en 1977!
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