LA COSAC es un nombre que resume las siglas de la reunión de los 25 parlamentos que forman la Unión Europea. Así como hay una reunión de Jefes de Estado y de Gobierno que se reúnen por lo menos una vez cada seis meses en la sede de la presidencia de turno de la Unión, lo mismo hacen, representantes parlamentarios. La última vez fue en Londres, bajo presidencia británica. El lunes y martes pasado fue en Viena, bajo presidencia austriaca.
A Viena llegué el domingo formando parte de la citada delegación de las Cortes Generales. Y, como era preceptivo y hacía buen tiempo, visitamos la catedral de San Esteban, llena de turistas, viendo la barandilla del púlpito lleno de ranitas, comimos un filete empanado que desbordaba el plato en un restaurant típico, visitamos el Museo de Arte Leopoldo, que está muy bien, y nos fuimos a la cena de apertura donde nos tocó al lado un lituano que hizo la inocente pregunta: “¿Me pueden decir ustedes que pasa con los vascos?”...Y allí pusimos la cinta a funcionar.
El lunes la sesión de trabajo fue en el Parlamento austriaco que es un edificio clásico y muy bonito. Habían hecho arreglos y está refulgente. El presidente de dicho parlamento nos dijo que allí funcionaba el congreso y el senado y la sala donde estábamos era la imperial que se reunía en sesiones conjuntas, para elegir presidente o para cargarse la monarquía como hicieron en 1918. Nos dijo también que como Austria fue un Imperio allí funcionaron ocho naciones que hablaba cada uno su propio idioma salvo cuando querían que se entendiese lo que decían que entonces hablaban en alemán. No había traducción simultánea.
Detrás nuestro teníamos la citada traducción simultánea. ¿Saben ustedes cuántas cabinas? Pues nada menos que veinte: alemán, inglés, francés, italiano, holandés, danés, griego, castellano, portugués, finlandés, sueco, noruego, lituano, letón, húngaro, maltés, polaco, esloveno y eslovaco. Y cada parlamentario hablaba en su idioma y no pasaba nada. La democracia es cara pero resuelve estos inconvenientes de entendimiento con la técnica moderna.
No hubo el numerito de la chica ligera de ropa ante los jefes de estado y de gobierno, pero si la intervención de una chica sueca que se quedó con su camiseta amarilla reivindicando “Fútbol, SI. Prostitución, NO”. Y es que en Alemania, a cuenta del mundial, debe haber un intenso debate ante las mil prostitutas que Alguien quiere llevar al calor de la competencia.
Desde luego los austriacos echaron la casa por la ventana. Organizaron la reunión muy bien y, sin que se notara mucho, todo funcionó como un reloj. En los palcos del parlamento había un lleno de estudiantes para que vayan siguiendo estos debates y se vayan impregnando por ósmosis de europeismo. Buena idea.
La delegación del estado español estaba presidida por la ex ministra Ana de Palacio que ni fue, ni se excusó. Si a eso se le añade el mal trato del embajador Barandica nos ilustra sobre como se anda por el mundo, mientras el gobierno vasco, con buen criterio había presenciado el referéndum ese día en Montenegro con un Solana de los nervios y un Borrell tomando tila. Impresentables.
Como encargado de la presidencia semestral de la unión europea, el canciller Federal Wolfgang Schüssel estuvo dos horas hablando y contestando todo tipo de preguntas. Me impresionó favorablemente por su disposición, capacidad de encaje y soltura. Ojalá por aquí la política fuera tan didáctica.
Nos dijo que la crisis de la Unión es una realidad no tan terminal como se dice. De 25 países han ratificado ya el Tratado Constitucional 16. Han votado negativamente, Francia y Holanda, y los que quedan lo harán favorablemente, lo que ilustra que una gran mayoría quiere reglas de juego claras y progresistas que hablen de política exterior común, de la lucha contra la delincuencia internacional, de cómo organizar el combate contra las tramas de los narcotraficantes, el tráfico de personas, o el de armas, así como conseguir aprobar un buen documento en favor de la subsidiariedad, el combate contra la reunionitis, la comitología, el legislar mejor y hacerlo de forma menos intervencionista, el debate energético estudiando lo que hacen en Brasil con el combustible metanol extraído de la remolacha, y sobre todo que Europa con todos sus defectos, es espejo para América Latina, para África, para Rusia, para Asia por su efecto de atracción y como agente de respuesta institucional coordinada y rápida. Es decir, si no existiera Europa, habría que inventarla.
Toda la mañana nos la pasamos en ese debate que fue interesantísimo y del que como vascos no podemos estar ausentes como no lo está Montenegro que nada más independizarse ha pedido su adscripción a la Unión Europea. Y es que fuera de la UE hace mucho frío.
Luego en los pasillos pudimos hablar con uno y con otro. Ingenuamente comenté a un funcionario de Bruselas la faena que había sido el NO de Francia. Me respondió con una argumentación que me ilustró sobre el problema pero desde una óptica distinta y positiva. “Mira. Francia tenía bloqueada a Alemania. El eje franco-alemán lo condicionaba todo y la prepotencia francesa era de libro. Ellos eran Europa, el fiel de la balanza y la prueba del algodón. Tras el NO en el referéndum se han quedado en pelotas y andan suaves y sin levantar la voz, lo que le ha permitido a Alemania coger el toro por los cuernos y empezar a trabajar en cosas que antes ni se tocaban.” Yo creo que eso de que no hay mal que por bien no venga se pone de manifiesto más que nunca en este momento.
Una incursión interesante mientras Solana nos acusaba de “Delirium Tremens”.
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