Tras el referéndum catalán hay que hacer algunas consideraciones. No sé si la abstención ha estado relacionada con la bronca habida, el día de sol o el hecho de que se diera por hecho el triunfo del SI, pero es mala noticia. La indiferencia es lo peor que le puede ocurrir a cualquier proyecto y visto lo visto con el referéndum europeo y ahora con el catalán, como nos ocurrió a nosotros tras la presencia del Lehendakari en el Congreso el uno de febrero del año pasado, mueve a la reflexión. El ciudadano se aleja de la política o la política se aleja del ciudadano. En cualquiera de los dos casos, malo.
Pero peor quizás ha sido la derrota cosechada fundamentalmente por ERC partido por el que siento especial simpatía. Pero ha sido tan pésimo su resultado que hasta lo han reconocido. Para mí, uno de los mayores errores que han cometido, independientemente de que el estatuto haya sido cepillado por el españolismo militante, ha sido el de la prepotencia, el peor de los defectos y hasta de los delitos de cualquier político. Se pueden hacer las cosas de la misma manera pero con inteligencia y en eso Puigcercós se ha llevado la palma en hacerlo mal. Por tanto si quieren renovación que lo hagan pero no cambiando su mensaje nacionalista que es sólido sino relevando al prepotente mayor de ese invento: Joan Puigcercós. Lo tienen fácil. Porque Puigcercós este año de mucho foco mediático se ha transformado en otro Puigcercós. Y en Madrid se han dado cuenta y han terminado por domesticarle.
Verle al dirigente Ridao mendigar seguir en el gobierno ha sido patético. Un partido que ha fracasado de semejante manera por la infinita torpeza de sus dirigentes, pide ahora la limosna por favor, cosa que me parece realmente increíble. Hasta GARA analizaba el resultado electoral con dosis de mayor realismo que el de la actual ERC. Decía así Txente Rekondo del Gabinete Vasco de Análisis Internacionales en un trabajo titulado “Vencedores y Vencidos”: “A la hora de señalar los vencedores y vencidos hay que ser muy cautos, sobre todo por el alto índice de abstención que puede condicionar lecturas simplistas. Es complicado por ello señalar un vencedor claro, aunque es obvio que la postura de CiU y de su líder Artur Mas ha salido mucho más reforzada tras la jornada electoral. Algo más sencillo es apuntar a los derrotados, ERC y PP. Mientras que los primeros lo han reconocido, los populares siguen sin hacerlo, inmersos en una campaña en clave estatal que les sitúa cada día más lejos de la realidad social de su país y en un círculo que puede engendrar, si no lo ha hecho ya, una posición más en línea con posiciones ultrareaccionarias que con el centro derecha que quieren representar.
La movilización electoral permite adelantar que la movilización del voto negativo ha sido muy importante entre los votantes del PP, mientras que los de ERC no han seguido las directrices de su partido, en buena medida por ese rechazo a fotografiarse junto a los populares y “su entorno”.
El caso de CiU es bastante diferente. El liderazgo de Mas se está reforzando, y se muestra como la mejor baza del conservadurismo catalán para buscar la recuperación del Govern en el Principat. La tarea no era fácil, y Mas capeó con nota tras sustituir a todo un mito político y social como era Jordi Pujol. El acuerdo del tripartito, sin embargo, empañó la victoria convergente en las anteriores autonómicas, y desde entonces no han cesado en buscar la vuelta al Govern, ya que un partido como el suyo difícilmente podría soportar un alejamiento del poder durante tanto tiempo.
Los dirigentes de ERC han tenido la honestidad de reconocer su “derrota” en este referéndum, y además han manifestado su intención de “replantear el programa, la estrategia y su posicionamiento”, todo ello en clave electoral. Con bastante seguridad también apuesten por el tándem Carod-Puigcercós. En círculos republicanos se baraja la vuelta del último, que dejaría su puesto en Madrid y volvería al país para “reconducir el difícil equilibrio que vive en estos momentos” el partido. En torno al futuro de ERC, conviene fijarse en dos aspectos: en primer lugar, estaría el posible relevo de Carod, que estaría muy ligado al resultado electoral y, en segundo lugar, intentarán aparcar las diferencias internas para conseguir mantener una imagen de unidad.
ERC parece haber abandonado la “teoría de los treinta”, la que representaba a los tres grandes (PSC, CiU y ERC) en una franja de treinta parlamentarios. Internamente han señalado que esto no es posible de momento y se ha criticado esa teorización. Los republicanos han reconocido que su gestión institucional y gubernamental ha sido buena, con políticas progresistas y de control al despilfarro anterior. Sin embargo, no han sido capaces de explicarlo a la sociedad y no han tenido una buena gestión de la política. No han sabido plantar cara al PSC con más decisión, han mostrado demasiada confianza en Zapatero y el PSC, al tiempo que han dudado al tomar determinadas decisiones.
El PP sigue en clave estatal y envuelto en esa política de confrontación que despierta a las voces más reaccionarias de su proyecto. Mientras que Iniciativa puede aprovechar una futura crisis socialista, ya que han quedado “al margen” mediático de las disputas del tripartito, logrando una cierta imagen de “partido serio”.
El movimiento independentista y revolucionario que se sitúa al margen de ERC tampoco ha logrado superar su propio reto, articular y organizar en torno a un sólo proyecto ese espacio independentista que existe en la sociedad catalana pero que todavía no ha conseguido esa expresión unitaria.”
Veo difícil que Puigcercós deje Madrid. Desde que se cambió de traje y de perfume el españolismo le midió su vanidad y ha trabajado solo para mantenerse bajo los focos. Una pena porque era alguien que prometía.
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