Este miércoles 26 salimos, Erkoreka y yo, desde Sabin Etxea a las 7,30 de la mañana rumbo a Donosti. Pretendíamos aprovechar la jornada de verano del archivo de Eusko Ikaskuntza que tiene en Villa Asunción en el Alto de Ategorrieta de esta ciudad con la mayoría de la documentación de D. Manuel de Irujo. Estamos trabajando en la época de su labor como parlamentario y lo que hay en las ordenadas cajas es una mina.
Cogimos los periódicos y, a la hora, comenzamos a escuchar las tertulias, todas ellas sobre el Monotema por lo que apagamos la radio. Aquella verborrea percutiente y exhaustiva está muy alejada de la realidad vasca que tiene poco que ver con tantas vueltas sobre la noria de la nada. Que si las Mesas, que si las condiciones, que si patatín, que si patatán. Una hora después, cuando quisimos de verdad reservar una Mesa en un restaurant nos dijeron que en Donosti en estas fechas hacen falta por lo menos seis días de tiempo para la reserva. Esa es la Mesa que le interesa a la mayoría del país. De la otra, pasan olímpicamente y viven su hedonismo vacacional importándoles un pito la última rueda de prensa de Permach, Otegi y Barrena, a los que alguien ha decidido hacerles la campaña electoral gratis. Ojeamos la prensa. Comentamos la superficialidad política de un Zapatero que la víspera en comentarios de pasillo había dicho cosas que los demás hemos ido expresando desde hace tres meses: "el silencio es la mejor plataforma para el diálogo". "El proceso de paz entrará en su fase decisiva dentro de un año" y cosas así. ¿Para eso tanta lectura de comunicados bajo la estatua de Isabel II y de tantas palabras vacías en el Parlamento?. ¡Vamos hombre!. Para colmo comentó que volvería a hacerse la misma foto con la kefiya, el pañuelo palestino. No es que estemos a favor de las barbaridades que está haciendo Israel, pero eso de ponerse gorros en la cabeza solo de una de las partes, no contribuye precisamente a buscar zonas de entendimiento entre dos mundos tan radicalmente enfrentados. Todo ésto es muy poco serio y solo habla de improvisación, ausencia de un diseño político, y de un hombre al que le gusta jugar con las cosas de comer. LOS PAPELES DE IRUJO Llegados a Villa Asunción y ayudados por la buena gente trabajadora de Eusko Ikaskuntza nos sepultamos bajo la ingente documentación. De nueve a casi las tres de la tarde, allí estuvimos dándole a revisar unos 1.500 documentos, cartas, escritos, manifiestos, correspondencia y demás papeles de un Don Manuel que no paraba. Si alguien desea escribir la historia de la Nabarra profunda de los años de la República ahí está Don Manuel con su extenuante actividad. Y es que el hombre iba, venía, daba charlas, participaba en consejos y asambleas, escribía como un descosido, atendía a su despacho que se ocupaba de corralizas, divorcios, separaciones, salario social, deslindes, pleitos, manicomios, ayuntamientos, creación de empresas, es decir, de todo. Cartas de medio folio en las que con una prosa directa y clara pedía, recomendaba, ordenaba y sugería sobre todo lo habido y por haber sin descontar sus trifulcas con su partido, sus asambleas municipales, los gastos de desplazamiento y la correspondencia con Aguirre. Y es que este archivo es una joya. Lástima que no haya diez historiadores jóvenes nacionalistas trabajando 24 horas al día en este pozo sin fondo. Nosotros lo que queremos en nuestro trabajo, es fijarnos en su dedicación parlamentaria tanto en la República como cuando volvió del exilio para trabajar en el Parlamento Foral Nabarro y en el Senado por el Frente Autonómico en 1.977. Y es que Don Manuel es oceánico. Una personalidad cumbre como ser humano y como político nacionalista con su compromiso en la defensa de unos valores a sangre y fuego. Estando en ésto se nos apareció un catedrático de Universidad que alguien le había dicho que estabamos por allí escarbando en la historia y se hizo presente curioso para ver a dos parlamentarios trabajar en algo tan sugestivo. Nos dijo que con un grupo de profesores y catedráticos le gustaría escribir una reflexión de unas 220 páginas diciendo que si bien es verdad que la idea de España ha fracasado, no sabe a donde va toda esta discusión identitaria vasca en este mundo de la globalización, de la irrupción de China y del Islam mientras nosotros andamos a nuestra bola con esquemas del siglo XIX. Le dijimos que también de eso había reflexionado Don Manuel. Pero lo raro era que aquel catedrático bien intencionado ni lo supiera, aunque su idea es muy sugestiva sobre todo porque estaría hecha desde la Universidad y no desde los Partidos políticos condicionados por las elecciones. Creo que andamos desperdigados y cada uno a lo suyo. Unos ocupando las mesas de los restaurantes, las arenas de las playas, los asientos de los aviones y las agencias de viaje. Y los otros diciendo que solo ellos son los poseedores de la verdad, de toda la verdad revelada y que aquí o se hace lo que ellos dicen o se rompe el molde. Por eso me quedo con Don Manuel. Un hombre que fue de todo, hasta músico, pero por sobre todo un hombre que puso su vida al servicio de la libertad, de la dignidad, de Nabarra y de su Euzkadi a la que amó tanto que se pasó la mitad de su vida en el exilio. Por todo ésto valió la pena ir a Donosti y quedarnos sin mesa, mientras los de las tertulias hablaban para ellos de su Mesa. ¡Que País Mikelarena!
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