Esperanza (las cuatro últimas letras al revés nombran a Aznar) Aguirre nos dijo en su día lo que el martes planteó en su debate sobre el estado de la Región. "Voy a pedir una policía autonómica propia para Madrid y participación en la gestión de Barajas".
“Está bien, pero tú como eres una buena española ya tienes la policía nacional y la guardia civil y Aena te gestiona Barajas”. “Si, pero yo quiero lo mismo que tenéis vosotros”. Y el martes, en su debate lo pidió. Se va consolidando poco a poco la autonomía de la envidia, uno de cuyos máximos exponentes lo personificaba Rodríguez Ibarra. “Si yo no levanto la voz y hago demagogia nadie me hace caso” solía decir. Esta es pues la España de las autonomías que se dibuja. “Ay, Anacleto, Anacleto, las vueltas que nos da el mundo y, al final, se queda quieto”, lo dice el himno oficial de Madrid.
De esto suelo hablar con Juan José Lucas que fuera presidente de Castilla León y del Senado. Nació en Burgo de Osma (Soria) y hoy en día toda Soria cabe en el Bernabéu. La vieja España se desertiza mientras Aguirre y Gallardón apuestan por un macro-Madrid. De hecho, tras la pasarela Cibeles, el alcalde del PP ya ha anunciado que tendrá listo para el 2007 el primer vivero de empresas vinculado con el sector de la moda. Tema bonito para haberlo liderado el Gobierno Vasco bajo el manto simbólico de Balenciaga. Pero me parece que hay gentes en el gobierno vasco actual a los que se les ha acabado la gasolina. Y es una pena porque éste era el momento de hacer estas cosas novedosas que la pareja Aguirre-Gallardón están haciendo en una cada vez más incómoda capital de España.
El caso es que ni Aguirre ni Gallardón, pero tampoco Acebes, Aznar, Botella, Rodríguez y Rajoy, estuvieron en el Senado en el acto de develación del cuadro de Lucas que había sido presidente del Senado del 2001 al 2004.
Suele ser una cortesía que cada presidente tenga su cuadro en un pasillo y a Lucas le tocaba. Nos dijo que se lo había pedido su padre que tiene 98 años que allí estuvo el buen hombre entero en un acto que como decía Don Claudio Gallastegi son como funerales en vida. Mucho ditirambo, mucho decir que existe un gran futuro por delante para encubrir la realidad de una carrera política intensa aunque ya amortizada y tras ella otros tres cuadros: en la Diputación de Valladolid, en la Junta de Castilla y León, en la Moncloa y en el Senado.
Estaba la Sala llena con presencia hasta del Nuncio, Norma Duval, Garzón y Bono, por cierto éste me dio un abrazo de esos rompehuesos muy típico de Madrid y ante todos. Los discursos estuvieron bien, pero sin más. Estuvo Zaplana el portavoz del PP que le había apuñalado en las negociaciones para la presidencia del Senado ya que el PSOE se la había ofrecido a cuenta de que el PP es mayoría en esta Cámara. Aznar dijo que no y le dejó tirado al bueno de Lucas, que es hombre llano, respetuoso, cordial, con largo kilometraje, cargado de vivencias de todo tipo y con sentido del humor, algo difícil de encontrar en la gente del PP y en los castellanos viejos.
Nosotros estuvimos en el homenaje del martes porque creímos que Lucas lo merecía. La actual dirección del PP, no, y eso que Lucas había sido un hombre clave en la victoria de Aznar en 1996 y miembro de su núcleo duro, pero quizás cometió la torpeza de querer ser ministro y por eso abandonó su bastión castellano pensando que ser ministro de la presidencia era algo pero se dio cuenta que no era casi nada, sobre todo con Aznar.
En fin. Cosas de la Villa y Corte, y de ver en vivo y en directo como funciona el cáncer de la política: el desagradecimiento. Complicidad sin amistad.
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