El último Pleno del mes de diciembre tuvimos en el Senado la discusión del estatuto andaluz. En la parte alta del hemiciclo, en la tribuna, estaban Chaves con su gobierno, la presidenta del Parlamento andaluz, portavoces parlamentarios y muchos medios de comunicación andaluces. El Salón de Pasos Perdidos se convirtió en un set para Canal Sur y varias salas estaban copadas por ordenadores. Tras la aprobación habían organizado un lunch por todo lo alto.
Desgraciadamente estas previsiones se vinieron abajo ya que la víspera se había producido el fatal accidente que había costado la vida a cuatro seguidores del Recreativo de Huelva que ese día iba a disputar un partido contra el Real Madrid que, por cierto, ganaron.
Sin embargo, la discusión parlamentaria se produjo. En nombre del Grupo Vasco y tras hacer una introducción en euskera, intervino la senadora Inmaculada Loroño que resumió nuestra postura. Dijo así:
"Señorías, decía en mi lengua materna, el euskera, que les doy una cálida bienvenida al presidente de la Junta de Andalucía, a la presidenta del Parlamento andaluz, a los parlamentarios del Parlamento andaluz y a todos aquellos andaluces y andaluzas que nos acompañan hoy en el debate sobre el nuevo Estatuto de Autonomía para Andalucía. Asimismo, hago extensiva esta cálida bienvenida a los diputados que nos acompañan y a los responsables del Gobierno que asisten a este trámite parlamentario.
No obstante, en este día de alegría para Andalucía, hay personas y familias —como ha dicho el presidente del Senado—, sobre todo en la provincia de Huelva, sumidas en el dolor y en la tristeza. Esta senadora quiere transmitirles, por medio de la persona que representa al pueblo andaluz en esta Cámara, las condolencias más sinceras del Grupo Parlamentario de Senadores Nacionalistas Vascos por los fallecidos en el gravísimo accidente que se ha producido esta madrugada, a las 12,30, entre Huelva y Sevilla, y nuestro deseo de un rápido restablecimiento para las personas heridas en el mismo accidente.
Dicho esto me voy a ceñir al debate que nos ocupa sobre el dictamen de la Comisión General de Comunidades Autónomas, presentado por su presidente, el senador Laborda, en relación con un nuevo Estatuto de Autonomía para Andalucía, aunque en el orden del día figure como propuesta de reforma del Estatuto, pues, señorías, si lo comparamos con el aprobado por el pueblo andaluz el 20 de octubre de 1981, hay numerosas modificaciones. Y algo similar ocurrió ya en esta Cámara con anteriores estatutos aprobados y refrendados en la misma. Me refiero al valenciano y al catalán.
NO SE HA CAMBIADO NINGUNA COMA
Por otro lado, cabe señalar que en el trámite que se ha seguido en las Cortes Generales, el Estatuto que hoy debatimos, y que luego votaremos, ha experimentado numerosas modificaciones durante su tramitación en el Congreso de los Diputados. Más de la mitad de los artículos y disposiciones del texto remitido por el Parlamento andaluz han experimentado modificación, así como el preámbulo en la tramitación del Congreso.
Este texto, consensuado por los ponentes de la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados y de la delegación del Parlamento andaluz, ha conseguido incorporar al Grupo Parlamentario Popular al acuerdo alcanzado inicialmente en dicho Parlamento respecto del texto del Grupo Parlamentario Socialista e Izquierda Unida.
Hoy se va a proceder en esta Cámara a la última fase que ha de pasar el Estatuto en el trámite de Cortes Generales, puesto que al igual que en los dos estatutos anteriores, el texto remitido desde el Congreso no ha experimentado ninguna modificación. La diferencia con respecto a los anteriores radica, en este caso, en que durante su tramitación en el Congreso el Grupo Parlamentario Popular se ha sumado al acuerdo. En el trámite que este Estatuto ha tenido en el Senado, con independencia de no haberse cambiado ni una coma ni haber sido modificado o introducido ningún matiz, los senadores y senadoras que no somos de Andalucía, como es mi caso, hemos tenido ocasión de conocer mejor el contenido de dicho Estatuto. Se ha podido debatir aquellos aspectos en torno a los cuales el Partido Andalucista discrepa respecto del texto que hoy se somete a votación, así como los argumentos del resto de los grupos parlamentarios representantes del Parlamento andaluz a la hora de ratificarse en el texto acordado en el Congreso de los Diputados.
La voz del Partido Andalucista con representación en el Parlamento andaluz, pero no en las Cortes Generales, ha llegado a través de enmiendas planteadas en el Congreso de los Diputados por el Grupo Parlamentario de Senadores Nacionalistas Vascos y por el Grupo Parlamentario de Coalición Canaria en el Senado, tal y como señalaba anteriormente el senador Mendoza, grupos parlamentarios con los que el Partido Andalucista tiene relación. Los ejes de las enmiendas de dicho grupo en el Parlamento andaluz eran fundamentalmente tres: identidad y señas de identidad de Andalucía recogidas fundamentalmente en su preámbulo y título preliminar; mayor autogobierno y garantía del ejercicio competencial recogido en el texto estatutario, y financiación adecuada para la autonomía. Aspectos y ejes centrales de cualquier estatuto de autonomía, pero conceptualmente distintos para las distintas fuerzas políticas que conforman el arco parlamentario y que incluso pueden ser irrenunciables para un partido nacionalista en función de cómo se plasmen en un texto estatutario.
LA POSTURA DEL PARTIDO ANDALUCISTA
El Grupo Parlamentario de Senadores Nacionalistas Vascos hubiera deseado que el Partido Andalucista se hubiera sumado al acuerdo. No ha podido ser y la verdad es que lo sentimos, pues en el debate en comisión pudo comprobarse que, aunque había temas en que los planteamientos eran sustancialmente distintos, en otros al menos los de algún grupo parlamentario que formaba parte del acuerdo se asimilaba, acercaba o incluso casi coincidía con posturas del Partido Andalucista. En mi modesta opinión, no sé qué ha pesado más, si otorgar constitucionalidad, entre comillas, al texto, incorporando al Partido Popular y, por tanto, alejándose más del texto del Parlamento andaluz, totalmente legítimo y constitucional, mientras el Tribunal Constitucional no dicte sentencia al respecto, o acercar posturas con el Partido Andalucista, con el riesgo de ser sentenciado como inconstitucional por quien no compete.
Sin embargo, he de decirle que cada grupo parlamentario, tanto los que están en el acuerdo —Partido Socialista, Izquierda Unida y Partido Popular—, como el que discrepa —Partido Andalucista—, han intentado conseguir el mejor texto estatutario para Andalucía. Lo que no tengo tan claro es qué renuncias, cesiones o acercamientos ha supuesto para cada uno.
Señorías, el debate de este tercer estatuto que pasa por el Senado —Cámara de representación territorial durante esta legislatura, y que, por tanto, culmina el trámite preceptivo de Cortes Generales para su aprobación— me hace plantear, desde mi modesta experiencia, una serie de reflexiones, tras observar los procesos que han seguido las distintas propuestas del nuevo estatuto de autonomía, y no de reforma estatutaria —vuelvo a recalcar, aunque reglamentaria, estatutaria y constitucionalmente deban ser denominados así-,que han llegado al Congreso. Mi primera reflexión es la diferencia de trato otorgado a las distintas propuestas a la hora de ser tomadas en consideración en el Congreso. De ocho propuestas, seis han sido tomadas en consideración, una ha sido publicada con fecha 12 de diciembre de 2006 —y, próximamente, será debatida para ser tomada en consideración— y una ha sido rechazada. Alguien diría —aunque no con los mismos términos utilizados en su día, poco respetuosos, en mi modesta opinión, para con los estatutos de autonomía— que seis de ellos han pasado a la carpintería, uno está en la puerta de entrada y al otro se le ha dado un portazo sin tan siquiera dejarle asomar por la puerta de entrada. Y todos ustedes, señorías, saben que me refiero al Estatuto del País Vasco. Me adelanto, señorías, ya sé que hoy no toca. Hoy estamos hablando del Estatuto de Autonomía de Andalucía, pero después de lo que se ha podido ver, y tras la aprobación de este Estatuto de Autonomía para Andalucía, hoy, en este Senado, como vasca y como nacionalista, les tengo que decir, honestamente, que los nacionalismos democráticos somos más solidarios. El problema radicaba en que ni el Partido Socialista ni el Partido Popular formaban parte del acuerdo y se arrogaron una función que no compete a los partidos políticos ni a los grupos parlamentarios —al menos debiera ser así—, esto es, la de ejercer de Tribunal Constitucional y dictar sentencia. Por mucho que lo nieguen, se cumplieron las reglas del juego recogidas en el Estatuto de Gernika y la Constitución. La cuestión de su constitucionalidad o no debía haberse resuelto en una fase procedimental posterior, tras su aprobación en Cortes Generales.
Sin embargo, ustedes, señorías del Partido Socialista y del Partido Popular —permítame este reproche en tono cariñoso y afectuoso—, se lo saltaron. La verdad es que cada vez tengo menos dudas acerca de qué hubiera pasado si el Partido Socialista o el Partido Popular hubieran estado en el acuerdo: se habría tomado en consideración Lo que ya no sé, porque sería hacer conjeturas, es qué hubiera pasado después.
LA CONSTITUCIONALIDAD DE UN ESTATUTO
Mi segunda reflexión es la referente a la constitucionalidad de un estatuto. Señorías, su constitucionalidad no viene dada porque en el acuerdo del texto esté el Partido Socialista, el Partido Popular o ambos, ni tampoco porque otras fuerzas políticas de ámbito nacional o autonómico concreto estén o no estén. Por activa y por pasiva he oído, durante los tres debates estatutarios que hemos tenido en el Senado, que el órgano competente para dirimir esta cuestión es el Tribunal Constitucional. Por lo tanto, ni el Estatuto andaluz es más constitucional porque el Partido Popular y el Partido Socialista, junto con Izquierda Unida, estén en el acuerdo, al igual que el valenciano —acuerdo en el que también se encuentran el Partido Popular y el Partido Socialista—, ni lo es menos el catalán porque el Partido Popular no esté en dicho acuerdo y sí el Partido Socialista.
Tampoco porque un estatuto recoja continuas referencias a la Constitución es más constitucional que otro. Señorías, en todo caso, es el desarrollo y ejecución de la letra del estatuto el que debe ajustarse a los preceptos constitucionales, que, por otro lado, muchas veces son interpretados de forma restrictiva, cuando, sin embargo, permiten una mayor flexibilidad y capacidad de adaptación a las distintas circunstancias que el que a veces proponen los distintos grupos políticos de ámbito nacional, y digo que a veces.
EL SENADO
Mi tercera reflexión es en torno al papel que desempeña el Senado como Cámara de representación territorial en las propuestas de reforma estatutarias. Hasta el momento, y permítanme la expresión, todo se ha cocinado en el Congreso de los Diputados y este Senado, Cámara de segunda lectura, eso sí, Cámara Alta y de representación territorial, se ha tenido que conformar con algún que otro debate, unos más intensos y otros menos, con el claro mensaje de no cambiar ni un punto, ni una coma, ni corregir una falta de ortografía. No sé si este debe ser el papel del Senado en esta cuestión, pero mi modesta opinión es que no.
Por último, quiero decirles a mis compañeros y compañeras del Senado en los que concurre la circunstancia de ser de Andalucía y, por supuesto, a todos los andaluces y andaluzas que os habéis desplazado a esta Cámara para este debate que es tan importante para todos vosotros y todas vosotras que, siendo nacionalista y vasca, para mí ha sido un honor haber podido participar en el debate, primero en comisión y ahora en Pleno, de un nuevo Estatuto de Autonomía para Andalucía y deseo de todo corazón que el desarrollo y ejecución de la letra que hoy vamos a aprobar en esta Cámara y que compete, entre otros, al Gobierno de la Junta de Andalucía, y al Gobierno central, así como al Parlamento andaluz, suponga una mejora y un avance en el bienestar y calidad de vida de todas las personas que viven en Andalucía, pudiendo ejercitar por igual los derechos y deberes que les son reconocidos en este Estatuto que hoy aprobamos en el Senado, pasando, por tanto, desde esta Cámara, una vez que proceda su aprobación, el testigo a Andalucía y a los andaluces y andaluzas, ya que —dadas las fechas y como regalo del «Olentzero» del País Vasco en este caso, que llega a las casas la noche del 24 de diciembre e inunda de ilusión y alegría la mañana del día 25 con sus presentes— el próximo día 25 de febrero, si no me equivoco, de 2007 se celebrará el referéndum en Andalucía y que Andalucía hable a través de quienes deben de hacerlo y afronte el futuro con ilusión y alegría.
Quiero decirles que el Grupo Parlamentario de Senadores Nacionalistas Vascos va a dar un sí rotundo a este Estatuto de Autonomía para Andalucía y quiero decirles de todo corazón «zorionak, eskerrik asko».
Comentarios