Estoy seguro que si los catalanes o los galegos hubieran tenido el protagonismo quijotesco que tuvieron los soldados vascos en la II Guerra Mundial, cada año harían un homenaje a los sobrevivientes de aquella gesta pensando más que en ellos en sus descendientes. En Euskadi todo es distinto y a los pobre gudaris se les monta un feo monumento con una Huella que es réplica de otro y san se acabó.
Conozco a varios veteranos de la batalla de Point de Greve que siempre me cuentan lo mismo. La última vez uno de ellos en Irun me hizo entrega de una referencia de lo que había sido su lucha ya que el comandante de aquella Brigada Vasca fue el dirigente de ANV, Kepa Ordoki que es de Irun.
Decía así:
Cuando se arriaron los banderas — accidentalmente vencidas — que lucharon con heroísmo incomparable en las montañas del país en defensa del Fuero y de la libertad — exactamente igual que un día en los desfiladeros de Roncesvalles o en el Hernio —, sin ocasión de reposo hubieron de ser levantados de nuevo porque al mundo iba a atenazarle lo misma causa que antes se combatió con carácter local: el fascismo. La enseña vasca se aprestó al combate con los franceses, con los ingleses, con los belgas, con los americanos que luchaban contra las huestes de Hitler y Mussolíni; contra la barbarie. Que la presencia de los vascos se pueda hoy señalar en todos los gestos libertarios de toda América, no es una chiripa fortuita. El vasco se unió a San Martin, a Bolívar, a Martí, a Rizal, etc., porque el genio del pueblo dicta colaborar con toda causa de libertad y democracia. Por eso se luchó en Euzkadi. Por eso, inmediatamente después, casi sin un momento, de tregua, se levantaron las banderas vascas y formaron línea con los Aliados. Los alemanes se "defendían", después de haber ocupado la Francia, en las desembocaduras del Garona, protegidos por el mar. Allí fueron destacados las "fuerzas vascas" portadoras de la bandera bicrucífera. No luchaban por Francia, ni por Inglaterra, ni por América: luchaban por la Humanidad. Pero la tierra francesa cubrió a los muertos vascos, que terminaron por limpiar de alemanes el reducto encomendado. Llegó el día de la victoria que liberó a... algunos pueblos. Los vascos seguían en Francia, pero con carácter de exilados porque la victoria no tuvo toda la extensión que se creía. Un dia se quiso proceder a la exhumación de los cadáveres de los "gudaris" caídos en la lucha de Point de Greve; y con todos los honores, con representación de todos las Armas del Ejército francés; de las autoridades civiles de la Resistencia, Resistencia Vasca y Resistencia francesa registraron el acto que nos ha mostrado este comentario. Los vascos estuvieron en la hora crucial con las banderas de la Democracia.
Junto a este comentario, iba otro. Y como hablaba del general De Gaulle, el hombre tenía verdadera veneración por el amarillento papel. Era una crónica de un periodista francés que contaba una visita del general. Lo publicó en Le Monde el 24 de abril de 1945. Decía así:
El general de Gaulle visita las regiones liberadas de Royan y del Medoc
El General de Gaulle visitó ayer mismo los lugares donde las tropas francesas han logrado una brillante victoria en una parte del territorio todavía ocupado, una victoria trascendental: en efecto, ha devuelto a Francia su zona portuaria más importante, y ha probado la eficacia del nuevo ejército nacido de la unión de los F.F.I. y del F.F.L. El General De Gaulle ha querido visitar personalmente al estado mayor y a la tropa y estudiar la situación de la región conocida desde hace varios meses como la "bolsa de Royan". Salió de Paris en avión el Sábado a las 18h acompañado del Sr. Diethem, Ministro de la Guerra, y del Capitán Gudin du Pavilion , oficial de ordenanza del Almirante Barjot, segundo jefe del Gabinete Militar , y del Teniente Coronel Allegret, jefe adjunto. El General De Gaulle se paró en las cercanías de Cognac, donde ha sido huésped del General Larminat, comandante de las fuerzas francesas del Oeste. Cognac se ha despertado el domingo casi darse cuenta de la visita del President del Gobierno. Poca gente en esta ciudad tranquila de Charente, pero al enterarse de la noticia, se ha apresurado a sacar las banderas para recibir dignamente al General, que asiste a la Misa celebrada por el Canónigo Lacroix, en la vieja iglesia románica de Saint Legar A las 9:30, el cortejo oficial, al cual se ha unido el Almirante Rué, comandante de las unidades de la Marina francesa que habían participado en el ataque, y el Sr. Schuhler , Comisario de la República en Poitiers, salía de Cognac y se paraba unos momentos en Sairtes en la plaza del Champ-de-Foire. Saludado por la muchedumbre, el General de Gaulle pasaba revista a las tropas del sector de La Rochelle, y seguidamente visita el hospital Saint Louis donde se encontraban los heridos graves. Recorre despacio las salas, parándose ante las camas de los heridos más graves, y con algunas palabras halagadoras por sus méritos, sabe hacerles olvidar sus dolores. La Revista de los Mathes Pero la comitiva debe llegar a Les Mathes, donde tendrá lugar la revista de las tropas victoriosas del sector de Royan. Pasamos por carreteras sinuosas, campos verdes y setos de flores. En los pueblos donde las tropas coloniales presentan armas al paso de la comitiva las mujeres ofrecen ramos de flores, los hombres saludan militarmente. Todo parece en paz, sin embargo, muy cerca se encuentran los vestigios de la última batalla, los campos de minas acordonados y los árboles cortados, obstruyendo los caminos. De repente se llega al terreno de la revista, vasto terreno rodeado de caseríos y de la masa oscura del pinar. La bruma del Atlántico se va despejando y bajo un sol radiante aparece la inmensa formación de las tropas. Lejos, tapando el horizonte, los tanques, escondidos en las hierbas altas, parecen monstruos pastando. El General de Gaulle, seguido de su estrado mayor, pasa lentamente, metódicamente, entre las tropas, mientras que delante de las banderas, están formados los valientes que van a ser condecorados, y en primer lugar la bandera de los zouaves, y el gallardón de una división americana. El General Larminat, que va a ser elevado a gran oficial, el General d'Anselme y el Almirante Rué que van a ser nombrados ''comandeurs", y todos aquellos que serán condecorados por el General De Gaulle con las medallas, militar, la Cruz de la Liberación, la cruz de guerra. Solo se oye el revoloteo de las golondrinas que con su trino proclaman su alegría. En la lejanía, un ruido sordo, ¿las olas de la costa liberada, o los cañones de La Rochelle? La duración de la ceremonia, el silencio y la inmovilidad de los hombres formados, dan a la escena una nobleza extraordinaria. E1 Desfile Comienza el desfile, desfile grandioso de un ejército improvisado y ya glorioso. Se ven toda clase de uniformes, toda clase de material bélico, pero también se siente una voluntad, una cohesión, una fe que hacen de esta amalgama la excelente "materia", como diría el General de Gaulle de un valeroso ejercito. Para llegar a Saint Palais, en la costa al norte de Royan, cruzamos un bosque de pinos, medio quemados y talados por los alemanes. El Pueblito no ha sufrido mucho y los pocos habitantes están todavía atónitos de haberse librado de la batalla. En un hotel, ocupado la semana anterior por el estado mayor Alemán, se reúnen los comandantes de las unidades que han participado en la batalla. A la entrada podemos leer un escrito en letras góticas, claro está: "Como nadie vendrá a ayudarnos, tenemos que ayudarnos nosotros mismos". Máxima de energía desesperada. Es el drama del Reich que se ha encontrado, como los ocupantes de Saint Palais , solos , y sin poder contar con ninguna ayuda. El General de Gaulle, en su charla a los oficiales, pone especial énfasis en el mérito del éxito obtenido frente a tan feroz resolución. "La operación ha sido cuidadosamente preparada. Había que liberar Burdeos: partimos casi de cero en materiales y efectivos, pero lo que sí teníamos era buena voluntad". "El esfuerzo de todos y la valiosa ayuda de la aviación aliada, nos han dado la victoria. La embocadura de la Gironde ha sido liberada" . "¿Y ahora? Ahora hay que seguir la guerra, cada día con más fuerza, hasta e final. No llegaremos al final de la contienda mientras haya en alguna parte una fuerza alemana que siga resistiendo. Estamos otra vez en el escenario de la guerra y tenemos que perseverar hasta el final. ¡Viva el ejercito ¡Viva F rancia !'' Dejando atrás lo que fue la "Perla del Océano", seguimos la carretera de Medís, que fue según la leyenda local, la cuna de los antepasados del Presidente Truman. Llegamos a una colina que los alemanes habían transformado en fortaleza. El General d'Anseime explicó sobre el terreno la maniobra realizada por los zouaves y que les había permitido conquistar ese "punto duro". Mientras que los acorazados lanzaban sus obuses con los bunkers de Belmont. Al ser cortada en dos la línea de defensa, las operaciones siguientes fueron más bien de rastreo y limpieza, pero que resultaron duras por la resistencia feroz del enemigo. En la Punta de Grave Al General de Gaulle le quedaba por visitar en ese sector la pequeña península del Medoc, donde tuvo lugar una encarnecida batalla. En pequeños aviones de reconocimiento, los "Piperecubs", (palabra sin traducción francesa, pero cuyo equivalente podría ser "Piojo del Cielo" se cruzó el río Gironde. Por la ventanilla de la primera avioneta que despegó se podía ver la alta silueta con su popular kepi de dos estrellas. El General de Gaulle pudo evaluar los daños sufridos por el prometedor puerto de Verdon., que más bien parecía un barco hundido en las marismas del estuario y las inundaciones de toda la punta del Medoc Aterrizamos en el terreno de Grayan, donde los F . F . I . habían logrado ellos solos limpiar la zona. Habían agrupado su pobre armamento, algunos cañones rescatados del armisticio, algunas piezas cogidas al enemigo, y algunas armas ligeras de distintos modelos. La medida de lo realizado con medios tan pobres hacía todavía más emocionante el contraste. El General solo pudo recompensar los méritos individuales, porque hubiera tenido que citar a todo el grupo. Después de la ceremonia a la cual asistieron el Sr. Papon, representante del Comisario de la República, y el Sr. Andeguil, Alcalde de Burdeos, el Jefe del Gobierno, reunió a sus oficiales para felicitarles por la jornada. "Lo que se ha llevado a cabo hoy, ha sido muy bien hecho; hoy es un gran día, pero no se ha terminado todo. Tendremos que vencer los puntos de resistencia alemanes, es decir que las operaciones no se han terminado, y unidades como las vuestras tendrán ocasión de distinguirse en combate. Disciplina, instrucción, equipo material, estas son las palabras que no hay que olvidar. De todo esto, Señores saldrá un buen ejército francés." A las I8h al término de su entrevista con el Coronel Millerey, el General de Gaulle sube a su avión. Volando por encima del río Gironde vemos la Isla de Dieron, todavía ocupada por el enemigo, tan cercana a la costa que parece quererse unirse con el continente liberado. La Vuelta a Cognac Las calles de Cognac estaban ahora abarrotadas de gente y los balcones adornados con banderas. La Corporación había organizado una recepción íntima en el Ayuntamiento. Incansable a pesar de las emociones vividas, el General De Gaulle es presentado a las personalidades de la ciudad, teniendo unas palabras para todos. Seguidamente contesta al mensaje de bienvenida del Alcalde, Sr. Firino-Martell: "Me felicito de encontrarme hoy en Cognac por motivos tan importantes como el del éxito obtenido por nuestros ejércitos. Hemos arrancado al enemigo las defensas que tenía en ambas orillas del río Gironde, consiguiendo la liberación de Burdeos. Francia necesita Burdeos, como necesita de todo su haber para recuperar la grandeza de Francia. Debemos dedicarnos a ese fin sin desfallecer. El futuro será lo que nosotros mismos consigamos. El País debe estar resuelto a apoyar, para que esta incidente actividad francesa se lleve a cabo con el trabajo de todos, en la unión de todos." Se sentía que este llamamiento hecho en un modesto salón del Ayuntamiento llamamiento repetido, a la grandeza, al esfuerzo y a la unión, era en realidad un llamamiento y un mensaje del General De Gaulle a todo el País.
El periodista francés se llamaba A. Chenebenoit. Hoy ni los franceses, ni los vascos, ni los de la Memoria Histórica saben estas cosas. Ni las recuerdan.
Un saludo.
Es cierto que somos unos grandes ignorantes de nuestra historia, pero en el caso de las gestas del batallón Gernika, será porque queremos, porque bibliografía sobra. Todas estas referencias están sacadas de bibliotecas públicas guipuzcoanas.
Monografías:
Memoria de los vascos en la II Guerra Mundial. Pamiela, Pamplona, 2002.
Le Bataillon Gernika = Gernika Batallun euskalduna : les combats de la Pointe-de-Grave.
Bidasoa, Bayona, 1994.
Artículos (las dos primeras revistas son de divulgación y tiran muchos miles de ejemplares):
Historia y Vida:
Los vascos en la II Guerra Mundial: memoria del Batallón Gernika.-
Nº 351 (junio 1997) p.78-87.
Historia 16:
Los vascos en la II Guerra Mundial.-
Nº291 (julio 2000), p. 74-87
Revista SERGA:
Vasco-españoles en la batalla de la Pointe-de-Grave.-
Nº33 (enero-febrero 2005), pág. 2-10
Publicado por: Mikel | 12/31/2006 en 12:11 p.m.
El nacionalismo vasco afirma que siempre ha favorecido las libertades y los ideales democráticos. Sin embargo, en plena II Guerra Mundial, el “lehendakari“ Aguirre VIAJÓ A BERLIN, donde pasó cuatro meses tratando de buscar la forma de negociar un “PROTECTORADO “ vasco dentro de la futura Europa nazi que se da por segura en todas las cancillerías europeas.
El Euskadi Buru Batzar realizó un informe de respuesta a las propuestas nazis sobre la “cuestión vasca“, donde se revela la idea del PNV de que se cree una especie de “islote“ independiente en el Pirineo.
El texto dice:
“Creemos en el talento político del Führer, en su sagacidad, en su alto espíritu de comprensión y esperamos que en el nuevo orden a establecer en Europa y particularmente en España, el problema vasco será tenido en cuenta:
1. Porque a Alemania le interesa la pacificación de España y no puede escapar a su recto sentido que no hay pacificación posible sin una solución favorable a los vascos.
2. Porque el problema vasco está íntimamente ligado al problema racial alemán y por lo tanto es lógico y natural esperar que el Führer lo acoja y lo resuelva con la mayor simpatía.
3. Porque nos damos perfecta cuenta de que las simpatías de Alemania en España están en decadencia, y por lo tanto es de extrema importancia para el Führer recoger y captar nuevas simpatías si no quiere perder toda su influencia en España“.
Por su parte, Aguirre escribe en su Diario :
“Hago el viaje con tres oficiales alemanes que venían de París. Amables y correctos. Llego a Colonia después de pasar la frontera a las dos y media. Tomo de milagro el tren a Hamburgo y dejo olvidada mi gabardina con la precipitación. En la frontera, concesión y facilidad. Viajo hasta Hamburgo con un simpático oficial de la Marina condecorado con las cruces de guerra. Sabe francés y me viene muy bien de intérprete. Llego a Hamburgo a las nueve cincuenta“.
De esta manera tan gráfica relata el lehendakari provisional vasco, José Antonio Aguirre, su entrada en Alemania, el corazón del imperio nazi.
Viaja solo en un tren, rodeado de simpáticos y amables oficiales nazis, sin ningún control de pasaportes, sin lentos ni molestos registros de las SS, la temida policía política y racial que dirige Heinrich Himmler, sin preguntas ni interrogatorios incómodos, sin la más mínima molestia.
El país más vigilado y seguro del mundo abre las puertas al lehendakari vasco.
Publicado por: kata | 06/02/2008 en 12:40 a.m.