Tres siglos después de que el Parlamento escocés votase unirse al de Inglaterra, la relación atraviesa una de sus mayores crisis. A menos de cuatro meses de unas elecciones autonómicas en Escocia que pueden cambiarla estructura del país, los sondeos indican que la opción independentista es mayoritaria.
Trescientos años son muchos para un matrimonio, por muy de conveniencia que sea. Entre Escocia e Inglaterra ha habido siempre más intereses comerciales e historia compartida que auténtica pasión, pero el 16 de enero celebraron los tres siglos del acto de la Unión en la frialdad y los reproches. Los escoceses coquetean abiertamente con la idea de la independencia, y a la mayoría de los ingleses no les importaría en absoluto.
El canciller del Exchequer, Gordon Brown -que será primer ministro dentro de unos meses conmemoró el cumpleaños de la fusión voluntaria de los dos Parlamentos con el lanzamiento de una moneda conmemorativa. Pero en Edimburgo -y al galope de encuestas que colocan a los nacionalistas del SNP (Partido Nacionalista Escocés) en las riendas del poder tras las elecciones del 3 de mayo- ya se fantasea con la creación de una divisa propia, con la administración del petróleo del mar del Norte y una Escocia independiente y sin armas nucleares, fuera de la OTAN y con escaño propio en la ONU.
¿Simple fantasía? En el pasado los escoceses han expresado un nivel similar de apoyo al SNP, tan sólo para echarse atrás a la hora de depositar su papeleta en las urnas. Pero esta vez hay dos diferencias notables: primero, que desde 1999 saborean una autotomía limitada sin la capacidad de declarar y recaudar sus propios impuestos, y les sabe a poco. Y segundo, que otras ocasiones han expresado su frustración votando al Labour a expensas de los conservadores, pero esta vez el voto de castigo al Gobierno sólo puede dirigirse al Partido Nacionalista.
“Tony Blair concedió la autonomía a Escocia y el País de Gales pensando que reforzaría la Unión -dice el historiador Seamus Litnaker-, pero en realidad el tiro le ha salido por la culata. Ha sido como esas separaciones provisionales en las que uno de los cónyuges se da cuenta de que solo vive mejor que acompañado, la vida es más emocionante y no tiene por qué seguir aguantando las manías del otro. Los escoceses han probado la autogestión, y cada vez son más los que piden una política fiscal, exterior y de defensa propias". En la actualidad, el Labour, con 50 escaños en el Parlamento de Holyrood, gobierna Escocia al frente de una coalición con los liberaldemócratas (17 escaños). El SNP tiene 25 diputados, los conservadores 17 (igual que los libdems), por siete de los verdes, cuatro de los Socialistas Escoceses y los ocho restantes de independientes y partidos pequeños. Pero el desgaste laborista por la guerra de Irak, unido a la impopularidad del Gabinete que lidera en Edimburgo el ministro principal Jack McConnell, pone en muy grave peligro la continuidad de su Administración.
Si los pronósticos de los sondeos tuvieran razón, el SNP -renovado desde el regreso del carismático Alex Salmond a la cúpula- podría estar en condiciones de formar su propia coalición con los verdes o con los libdems (preferiblemente con los primeros, que también son independentistas). Su promesa consiste en publicar en el plazo de cien días una hoja de ruta para la ruptura de los vínculos con Inglaterra y convocar un referéndum antes de cuatro años, pero hay quienes opinan que una vez en el poder tal vez adoptase una línea más pragmática, sacrificando a corto plazo los anhelos de soberanía por la demostración de que puede administrar el poder y la consolidación como partido.
"Nunca he conocido un principal grupo de oposición que antes o después no llegue a gobernar", es una de las frases favoritas de Salmond. Hasta hace poco parecía que tal vez los independentistas escoceses fueran a ser siempre la excepción a esa regla, pero las cosas han cambiado notablemente desde que el país saborea la autonomía y ha aprovechado sus poderes para prohibir fumar en lugares públicos y la caza del zorro, abolir las matrículas universitarias y hacer asequibles los estudios a todo el mundo, proporcionar cuidados gratuitos a los ancianos, disponer que la calefacción y los billetes de autobús sean gratis para los jubilados, y que el Estado pague las guarderías para menores de cuatro años cuyos padres trabajen. Escocia tiene una tradición mucho más colectivista y socialista que Inglaterra, combinada con un notable conservadurismo en temas como la homosexualidad y el aborto.
Los ingleses se quejan de que Edimburgo se puede permitir estos lujos porque está subvencionado por Westminster al son de 30 millardos de euros anuales y cada ciudadano recibe 1.500 euros más del Estado que ellos.
Pero mientras el establishment inglés ridiculiza como inviable una Escocia independiente, el SNP da la vuelta a la tortilla y alega que Inglaterra le roba el petróleo del mar del Norte (valorado en 18 millardos de euros anuales aunque resulta difícil de extraer) y que en realidad son los escoceses quienes subvencionan a sus socios en una Unión cada vez más desarraigada.
"Si Dinamarca, Eslovaquia o Malta pueden sobrevivir, ¿por qué no nosotros?", dice Alex Salmond con una convicción contagiosa, seduciendo a los empresarios con el sueño de una economía de bajos impuestos corporativos como la de Irlanda, que atraiga la inversión exterior. El declive industrial y las deslocalizaciones han sido compensadas con un boom de los servicios y la banca en Edimburgo, de la industria petrolera en Aberdeen y la biomedicina en Dundee.
Los ingleses acusan a los escoceses de ser provincianos, ingratos y anglófobos de recibir más dinero del Estado y tener el lujo de votar en exclusiva sobre sus propios asuntos (en Holyrood) y también sobre aquellos que competen sólo a los ingleses (en Westminster). Los escoceses acusan a los ingleses de ser imperialistas y sentirse superiores, representantes de una civilización superior, de robarles el petróleo y sofocar su identidad. El matrimonio de conveniencia se tambalea, aunque todavía es pronto para pronosticar un divorcio.
Buenos días Iñaki,
El dato de PIB per cápita de Escocia que pone en el recorte creo que está mal. No puede haber tanta diferencia entre UK y Escocia. En todo caso, Escocia es más rica per cápita que UK. Cuidado con las fuentes. ¿No lo habrás sacado de Deia? Es broma.
En todo caso los británicos son más pragmáticos y sabrán solucionar sus problemas en poco tiempo.
Por cierto Iñaki, una empresa vasca, bueno...madrileña-vasca como es Iberdrola, ha comprado a una empresa insigne escocesa (Scotish Power), ¿Somos también invasores e imperialistas?
Un saludo,
Publicado por: Votante del PP | 01/25/2007 en 10:20 a.m.
Este artículo no demuestra sino que el PNV no es un partido independentista, puesto que después de años y años con el poder en el Gobierno de una autonomía mayor no la ha conseguido.
Además, más que el cambio de gobierno de Escocia debería importarnos el inminente de Navarra, y lo que esto puede suponer (un gobierno foral de nacionalistas vascos) en su relación con Euskadi.
Publicado por: Hitur | 01/25/2007 en 12:06 p.m.
Deseo lo mejor para el SNP de Sean Connery, y me gustaría que viviéramos vidas paralelas en Euskadi, empezando por declarar sin ambages nuestro independentismo pacífico.
Long life for William Wallace !!!
Publicado por: david | 01/26/2007 en 11:46 p.m.
Hola Iñaki, encantado de saludarte.
Todo mi apoyo a Escocia, que no sólo es whisky, gaitas y faldas a cuadros, sino una tradición que apasiona.
Me gustaría que los españoles no objetaran, como dicen de los ingleses, nuestra independencia, vamos que fueran demócratas de verdad y aceptaran el deseo mayoritario de la sociedad vasca libremente expresado.
Para cuándo un Escocia-Euskadi en la Eurocopa ?
Aurrera Lehendakari, and come on Salmond !!
Publicado por: Aitor Ander | 01/26/2007 en 11:53 p.m.
Hitur, "gobierno foral de nacionalistas vascos"? No sería más apropiado decir "gobierno foral de nacionalistas vasconavarros"? Ese comentario no hace más que reflejar la línea del PNV respecto a Navarra. Siempre han intentado cargarse de un plumazo la identidad navarra, mirando siempre hacia Bilbao y menospreciando a Pamplona, que por tradición histórica debería ser el centro de una supuesta nación vasconavarra. Pero allá vosotros con vuestro afan imperialista. Si fueseis un poco más inteligentes en vuestros discursos, quizás tendríais una mayor fuerza en Navarra.
Publicado por: Alberto | 01/29/2007 en 01:21 a.m.
Estoy de acuerdo con el comentario de Alberto.
El PNV siempre ha mirado hacia Bilbao y desea hacer un Euzkadi basado en Bilbao y Vizcaya, en detrimento de la Euskal Herria con centro en Navarra como debería ser si se quiere tener cierta base histórica, al ser Euskal Herria el Reino de Navarra en su mayor extensión, al estar la cuna de los vascones en Navarra, no en Vizcaya, al ser la lengua navarra (euskera si se prefiere) la del viejo Reino navarro, etc
Por cierto, ¿Cómo es que se plantea la independencia desechando otras opciones como la Confederación de pueblos Ibéricos?
No creo que el problema sean las Españas, sino quien las gobierna. Desde luego tampoco creo que la solución para Euskal Herria sea la de pasar del centralismo de Madrid al de Bilbao.
Los ¿nacionalistas? vascos deberías preocuparos de salvar y conservar las peculiaridades de las distintas comarcas de Euskal Herria y no tanto buscar un "batua" para todo que sólo sirve para "hacer país" y no para conservar la riqueza de lo que aun se tiene.
Publicado por: Guadra | 01/29/2007 en 08:11 p.m.
Es verdad que el nacionalismo vasco siempre ha tenido su punto de mira en la provincia de Vizcaya, deshechando por completo el resto de los Territoios Históricos o de las siete provincias si lo preferís. Una cosa parecida ha hecho también el socialismo vasco, de ahí que el PP sea el que, proporcionalmente, mejores resultados obtiene en los tres Territorios Históricos y Navarra.
Los vizcaínos debemos dejar de mirarnos el ombligo, ya que el que seamos la provincia más adelantada de Euskadi, no quiere decir que el resto de territorios, comarcas o provincias tengan menos importancia; sobre todo teniendo en cuenta que el sistema de representación en el Parlamento vasco es paritario, en la medida en que los tres territorios tienen los mismos representantes.
Por ello, pienso que se debe de tener en cuenta a toda la población, y fijar la atención en aquellos lugares en los que, electoralmente no interesa.
Un saludo
Publicado por: Sergio | 01/30/2007 en 09:48 a.m.
¿Vasconavarros? ¿Pero es que los navarros no son vascos?
Y creo que está perfectamente contemplado que en caso de la unión de Euskadi con Navarra sea la capital Iruña, ya que Vitoria sólo lo es "temporalmente".
Publicado por: HItur | 03/14/2007 en 05:16 p.m.