Escribí un post diciendo que la Constitución española señalaba que el monarca es irresponsable ante la ley. Lo hice frente al cúmulo de críticas contra el Lehendakari a cuenta de la comparecencia judicial.
En España, el rey puede ser un anacronismo, pero en Euzkadi, hacer política es delito. No hay más que leer este comentario de Francisco Marhuenda que fue secretario de estado de Relaciones con las Cortes y la persona que nos venía a las Juntas de Portavoces durante el Gobierno Aznar. Nunca me dijo lo que dice ahora: el PNV es el verdadero problema. Lo malo, o, lo bueno, es que cada vez más gente así lo cree. Decía así en La Razón;
“El nacionalismo vasco siempre ha sido un delirio. Una pesadilla contra la razón y el sentido común. Es la historia de una enorme mentira que nos intentan hacer creer que es una verdad. No sólo de mentiras, sino también de traiciones. A pesar de ello, han conseguido que les otorguemos una credibilidad y una legitimidad que es muy cuestionable. Cuando pienso en el nacionalismo vasco siempre recuerdo a su «mítico» presidente Aguirre que decía que el PNV es la nación vasca en marcha. Los engaños y las traiciones fueron tan grandes durante la II Segunda República que se tuvo que justificar con su famoso informe sobre el derrumbamiento del frente del Norte en 1937. Desde UCD hasta el PSOE, pasando por el PP todos han caído en el error de confiar en el PNV y creer que podrían incorporarlo a la gobernabilidad. Todos creyeron que las cesiones al autogobierno acabarían con ETA.
Nunca he sido antinacionalista, pero el problema del País Vasco es el PNV porque no acepta las reglas del juego. Es algo que hemos podido comprobar con su reacción contra los jueces. ETA será derrotada. Es una cuestión de tiempo, porque no es más que una excreción del convulso siglo XIX.
El último estertor de una locura. Ibarretxe no sería más que el gris directivo de alguna empresa si el aparato del PNV no lo hubiera convertido en lehendakari. En ese momento se transformó, con el plural mayestático que utiliza, en un iluminado que se cree que es el jefe del estado del País Vasco.
Esto explica su pretensión de estar por encima del poder judicial. La presión contra los jueces es inaceptable, porque no importa si Ibarretxe tiene razón, sino que adopta una actitud arrogante como si estuviera por encima de las leyes. El PNV es tanto la solución como el origen del problema para resolver el conflicto vasco”.
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