Hay gente que ha estado en la cárcel y ha reflexionado sobre lo que hizo y de ello ha sacado conclusiones y otros que habiendo estado en la cárcel, tomaron ese tiempo a beneficio de inventario y no obtuvieron conclusión alguna. Por ejemplo, Arnaldo Otegi.
La situación kafkiana que están viviendo no tiene lógica, sentido, ni explicación desde el punto de vista de la política, la ética y el respeto al ser humano. Pero así son las cosas.
Por eso me ha llamado la atención una entrevista hecha a un activista italiano de Prima Linea.
Sergio D'Elia es un caso muy interesante de evolución política en Italia: de terrorista de Prima Linea, uno de los grupos de izquierda de los “Años de Plomo”, ha pasado a estar plenamente integrado en el juego democrático y ahora, a sus 54 años, es secretario de la Cámara de Diputados. Su larga trayectoria comienza con su arresto en 1978. Cumplió 12 años de condena, pero en 1982 comenzó un proceso de autocrítica, con todo el grueso de su organización, que culminó con el ingreso en el Partido Radical de Marco Panella y Emma Bonino.
Prima Linea actuó de 1976 a 1983 y con 23 asesinatos fue la segunda organización terrorista en importancia en Italia tras las Brigadas Rojas (BR). Fue la primera en disolverse, romper con el pasado y promover la llamada disociación, una fórmula de rechazo de la violencia pero sin colaborar con la Justicia. Sus miembros fueron muy activos en prisión en la redacción de documentos de autocrítica y reconciliación. Por ejemplo, “Será que tenéis en la cabeza un maldito muro” (1983), en el que se distanciaban de las BR, que seguían activas, y también de los 'arrepentidos', pues consideraban que, tras el rechazo de la violencia, sus ideas seguían siendo válidas. Prima Linea entregó las armas al cardenal Martini, arzobispo de Milán, en 1984 «por su papel ejemplar de comprensión y disponibilidad» y como acto «extrajudicial, fuera de la lógica de guerra». En 1987 Sergio D'Elia y otros 14 ex prisioneros obtuvieron un permiso especial para participar en el congreso del Partido Radical. Allí tuvo lugar la entrega simbólica de su organización al partido de la no violencia, en una intervención muy emotiva de D'Elia: «Os entregamos una organización terrorista desnuda (...) Os ofrecemos disposición del espíritu y plena dedicación, de vosotros no esperamos un don más grande, la técnica de la esperanza y de la no violencia, una filosofía política y una educación sentimental, finalmente al servicio de la democracia». D'Elia fundó después una asociación contra la pena de muerte 'Nessuno tocchi Caino' (Que nadie toque a Caín), muy activa en la defensa de condenados a muerte. Fue elegido diputado en las elecciones de abril.
“Yo comencé a hacer política con 19 años y durante seis años estuve muy comprometido. Mi lucha armada duró dos años. Nos movía la idea de revolución, de construir un futuro, un paraíso en la tierra, y de poderlo hacer todo y ya. Es una ilusión. Yo lo he podido comprobar sobre mi piel, y por desgracia sobre la de mis adversarios.”
“Yo pensaba que a través del homicidio político se podía liberar la sociedad. Estaba de verdad convencido de que habría construido mi futuro, como ciudadano de un país, y el de las personas. Pero la historia muestra una verdad mucho más simple: estos procesos dan lugar a sistemas violentos que traicionan las razones y esperanzas puestas en el acto revolucionario. El fin queda prejuzgado por los medios. Si quieres una sociedad de libertad, de democracia, en el sentido del poder del pueblo, y el método es la violencia, al final vence sobre los objetivos. Para comprenderlo a mi me ha hecho falta la experiencia de la lucha armada y luego la de la cárcel, donde reflexionas y hace un balance de tu vida. Esto seguramente ha sido necesario.”
Bueno. Pues prefiero este tipo de planteamiento al de algunas gentes de Batasuna que no han olvidado nada ni han aprendido nada y que la pérdida de tiempo que les supuso haber estado encarcelados por atentar contra otros seres humanos, siguen ahora tratando de que les aplaudamos, les pongamos medallas y les paseemos como héroes. Prefiero pues la gente que piensa a la gente que embiste. Prefiero la reflexión de Sergio D’Elia, a las reflexiones absurdas de Iñaki de Juana.
Y hay otra gente que no estará nunca en la cárcel, no porque considere que lo establecido está bien, sino porque jamás se atreverá a discrepar ante el poderoso. Por eso algunos que dan lecciones de ética se tapan los ojos ante la tortura y, lo que es peor, nos los tratan de tapar. Incluso cuando las consecuencias se ven por la televisión.
Publicado por: Etxebarrieta | 04/27/2007 en 11:51 p.m.
para nuestra desgracia! la carcel solo es un remedio temporal! los sistemasno estan hechos para re incertar a nadie de forma conciente y util! por lo contrario el sistema corroe!
Publicado por: buy viagra | 01/05/2010 en 11:01 p.m.