Hay mucho abertzale a la violeta. De esos que con un chiquito en una barra de bar o de los que con un anónimo en Internet, o con los amigotes en una cena de fin de semana, se comen el mundo. Estoy seguro que usted conocerá por lo menos una docena.
Son más independentistas que la media, son más abertzales que Sabino Arana, se les llena la boca hablando de Euskal Herria y dicen que casi todos los del PNV son autonomistas y españolistas.
En este 75 aniversario del “Aberri Eguna”, setenta y cinco aniversario, se pasó la consigna de colocar en los balcones y ventanas la ikurriña al ser fecha redonda que había que rubricar con ese pequeño esfuerzo personal.
Yo, la puse.
Dudo mucho que el 3% de la afiliación y militancia del PNV la pusiera. Incluso los superabertzales, los pata negra, los que señalan con el dedo. Y entiendo que fuera así.
¿Puro folklore?
No. Demostración de pertenencia a una idea que dice que Euzkadi es la Patria de los Vascos.
Quizás sea tenso enfrentarse a la comunidad de propietarios, es mejor no exhibir sentimientos, es mejor que las cosas sigan igual…O, la mejor excusa “No tengo en casa un ikurriña”. El caso es que la gente, en su 97% no la puso. O porque no se enteró. O porque no le interesó. Y a los hechos me remito.
¿Qué quiero decir con todo esto?
Que una cosa son los deseos y otras las realidades.
Pero ¿Qué es lo malo de todo esto?
Que algunos confunden deseos con realidades y parecería que todo el país está en la misma sintonía de onda. Y no es verdad. Que todo el país está pendiente de lo que dicen unos y otros. Y no es verdad. Que todo el país está pendiente del proceso de paz. Y no es verdad. Que todo el país gira alrededor de lo que dicen las de Ahotsak. Y no es verdad. Que todo el país sigue las entrevistas de Batasuna en Radio Euzkadi. Y no es verdad. Que todo el país suspira por lo que dice Lokarri. Y no es verdad.
La realidad es la que es.
Un país normal que nos lo pintan con colores de ficción. Hay un problema, hay una inquietud de fondo, hay gente preocupada, pero es la ínfima minoría. La ínfima minoría, que en un momento dado puede activarse, pero que no se activa por lo que dicen los tele- predicadores a todas horas.
Yo puse el día del “Aberri Eguna” la ikurriña.
En mi calle, solo dos más lo hicieron.
Y eso que se celebraba el 75 aniversario del Aberri Eguna. Como para iniciar una confrontación radical contra el estado como proponen algunos termocéfalos. ¡Cuanto iluso sin ikurriña hay en la Viña del Señor! Con esta sociedad tan tibia y acomodada hacen algunos revoluciones de salón. ¿Dónde estaba la gente en el Aberri Eguna? ¿En tensión dinámica de confrontación con el estado? Pues no. De vacaciones.
La triste realidad solo es que los medios de comunicación y, en especial, EITB nos hablan de un país que solo existe en un 20%. Como mucho, y, el resto, pasa. O va a la suyo. Y lo suyo es la normalidad, no la anormalidad. Y la normalidad es ocuparse de las cosas cuando toca, no a todas horas. Y no por que nos lo digan cuatro predicadores y dos analistas obsesos.
Simplemente estuviste ayer fabuloso en Algorta. El vídeo está en el Blog de Imanol Landa y también agradecerte el ejemplar que dedicaste a un amigo que no pudo asistir y que le regalaré este fin de semana.
Gracias y decirte que mi Blog está en activo pero es muy sencillito y humilde, muy particular y entremezclo fotografías con muchas cosas de índole particular y local.
A este post tuyo sobre la ikurriña me quedo con lo que dijiste ayer: "Manuel de Irujo fue valiente, no envalentonado..."
Otra cosa y que te digo en este comentario y te lo agradezco junto a Itxartu su invitación, gracias a este libro he conocido a dos personas que me encantan y pienso visitar una librería estupenda la semana que viene.
Un abrazo, Imanol.
Publicado por: Sotavento | 04/13/2007 en 09:47 a.m.
Siento indicarle que la pretensión de que una gran parte de su militancia sea nacionalista es excesivamente ideal. La realidad está en el deseo arribista de conseguir mantener relación con la oligarquia regional para aprovecharse laboral o economicamente y en la de tener un carnet por si los "chavales" se pasan un poco y amenazan.
Publicado por: andy kaufman | 04/14/2007 en 12:02 a.m.
Yo también pongo la mano en el fuego y no me quemo. Que muchos responsables del PNV, que se dan por muy patriotas y vascos no ponen esa IKurriña en su ventana, sin que por ello, haya la necesidad de mirar solamente a los afiliados de base.
Por mi parte, si puse esa ikurriña y sin por ello,tener la necesidad de votar estar elecciones al PNV. Una cosa es ser patriota o sentirse vasco y otra pertenecer ideológicamente a un partido o votarle.
Por cierto, al volver de celebrar en Iparralde el Aberri Eguna me dió alegría ver ikurriñas en la casa donde iré a vivir a partir de Junio, en Leioa (Udondo). Y lo mejor de todo, en un costado de la casa hay un mastil grande con una Ikurriña preciosa y brillante, que ondea a todas horas y los 365 días del año, sin que por ello signifique que su presencia en ese mastil, tenga que ser un ayuntamiento, ni la celebración del Aberri Eguna.
Lo cual me encanta, por que cada vez que me levanto de la cama y me asomo a la ventana, lo primero que veo es una ikurriña grande delante de mi ventana ondeando. ¡¡No creeis que es una estampa tierna y llena de emotividad!!
Publicado por: Nuriaq | 04/16/2007 en 12:18 a.m.