Araba en 1936: guerra y represión Txema Flores, Iñaki Gil Basterra Arabera
Cuando hablamos y escribimos del 36 nos vienen a la memoria las trincheras, el ruido ensordecedor de las explosiones, el traqueteo de las ametralladoras, el avance o el repliegue de tropas, en fin... la guerra.
Hubo, sin embargo, lugares en los que no hubo frente de guerra, a los que ni siquiera llegaba el eco de las balas o el humo de las explosiones. Territorios habitados por gentes que tuvieron la fortuna o la fatalidad de quedar fuera de las vías principales del conflicto. Álava, con la excepción del fracasado avance del recién creado Ejército vasco en diciembre de 1936 sobre Gasteiz, fue uno de esos territorios de retaguardia. A pesar de ello, la tragedia de la guerra y sobre todo el castigo de los sublevados para con los alaveses republicanos fue atroz.
En las elecciones de febrero de 1936 Gasteiz conoció la victoria del Frente Popular. El apoyo electoral en el resto del territorio alavés fue para el tradicionalista José Luis Oriol. Cuando las conspiraciones golpistas avanzaron, Oriol se puso a las órdenes de Camilo Alonso Vega. Los requetés, dirigidos por Luis Rabanera, se situaron al frente de la sublevación.
Dos días después del golpe de Estado, el Frente Popular alavés convocó una huelga general en Gasteiz. Desarmados y con la oposición de la Guardia Civil, la Guardia de Asalto y el regimiento de Infantería, comunistas, nacionalistas, socialistas y anarquistas fueron despedidos de sus puestos de trabajo y dos centenares de ellos encarcelados. El fracaso del golpe en las principales ciudades del Estado, las directrices de Emilio Mola y el ánimo de revancha de las derechas propiciaron que la represión alcanzara niveles inimaginables.
Esteban Elguezabal Araluce fue la primera víctima del fascismo en territorio alavés. Fue ejecutado el 14 de agosto de 1936 en la tapia del cementerio de Santa Isabel de Gasteiz, tras juicio sumarísimo. Había sido capturado en el monte Gorbeia el día 25 de julio mientras hacía labores de vigilancia, junto a José Kortabarria y Primitivo Estabillo. En la ejecución estuvieron presentes requetés, falangistas y un buen número de señoritas de la alta sociedad vitoriana. Una vez ejecutados, los cuerpos quedaron tendidos en el cementerio y el miembro del PNV José Luis Abaitua reclamó sus cadáveres para ser enterrados en su panteón. En respuesta a ello, Abaitua fue detenido, encarcelado y posteriormente fusilado. Comenzaba el terror con mayúsculas.
Ese terror tiene centenares de páginas turbias, marcadas por actividades difíciles de describir como susceptibles de pertenecer a la especie humana. Isaac Puente, el médico de Maeztu fue engañado con el señuelo de un inexistente enfermo para que abandonase su escondite. Murió fusilado y su cuerpo aún no ha sido recuperado, como el de tantos otros cuyos nietos aún los reclaman.
Han tenido que pasar 70 años para que Teodoro Olarte Aizpuru, presidente de la Diputación alavesa que fuera fusilado el 18 de septiembre, tuviera un reconocimiento entre los suyos. Al igual que los diputados Casto Guzmán de Castro y Manuel Azcona, y un empleado del Banco de Vitoria, Benedicto Luna, que también recibieron honores porque coincidieran en el patíbulo con Olarte. ¿Y el resto? Cuando se les rendirá homenaje a los más de trescientos alaveses asesinados?
Teodoro González de Zárate, alcalde de Gasteiz, fue otro de los ilustres ejecutados por el fascismo. Fue fusilado en el puerto de Azazeta, camino de Estella, junto a otros 15 compañeros, el 31 de marzo de 1937. Y para quien crea que las muertes sólo fueron venganzas por otras, he aquí el argumento que explica la razia: ese mismo día, después de varios meses de inactividad, las tropas de Franco comenzaban su ofensiva en el que llamaban Frente del Norte y cuyo objetivo inmediato era la toma de Bilbao. Ese mismo día, los aviones italianos bombardeaban Durango causando decenas de muertos entre la población civil. Era la guerra total preconizada por Hitler, la que alcanzó el mismo día a González de Zárate y a los niños de Durango que fallecieron bajo las bombas de los Fiat.
No fue únicamente la muerte, máxima expresión represiva, la marca del fascismo. Las depuraciones, las expropiaciones, los internamientos en campos de concentración, las torturas... con sus consecuencias directas en las hambrunas de los años siguientes, en la propagación de enfermedades hasta entonces casi desaparecidas, en el exilio, en una dictadura que amordazó durante 50 años. Ésta es nuestra memoria, nuestra memoria a recuperar.
Está usted muy cascado, Anasagasti. Vaya haciendo oposiciones para un buenísimo retiro como Eurodiputado (cuidado con Eguibar, le puede mandar a casa) y dedíquese a contar "batallitas" a sus suyos.
La primera: lo "buenos" que somos nosotros, los Nacionalistas del PNV, y lo "malos, tontos y torpes" que son el resto del mundo.
Luego les cuenta como los alaveses en masa, el 99% de la población, en 1936 se puso al lado del Nacionalismo Vasco a luchar contra Franco y como por eso, los "malos" hicieron un escarnio y torturaron a todos ese 99% de vascos alaveses.
La tercera podía ser como los vascos alaveses, rodeados de soldados de los "malos de Franco", armados con ametralladoras y fusiles eran obligados, bajo tortura y amenaza de muerte, a abastecer los aviones que desde Vitoria iban a bombardear Guernica.
La cuarta podía ser como los vascos alaveses, fueron "obligados" (más o menos como usted, Anasagasti a ser Diputado o Senador) a punta de fusil a luchar contra los "vascos buenos" en la batalla de Villareal. Los requetés alaveses, los falangistas alaveses, todos ellos querían pasarse al ejercito del Gobierno Vasco, pero como hacía mal tiempo (debió ser el único motivo) no quisieron hacerlo.
Sigue siendo usted un MANIPULADOR. A mi, sea usted lo que quiera, cualquier día y ya me empiezo a aburrir, dejaré de leerle y dejaré de darle el coñazo, pero debe haber alguien por ahí que le deberán seguir soportando.
Publicado por: Carlos Riolobos | 08/13/2007 en 10:11 a.m.
PROFECIAS del Sr. Azaña
"Madrid no se defendió en el campo, y empezó a defenderse cuando el enemigo entró en los arrabales. En Bilbao será al revés. Cuando esté vencida la defensa en el campo, la villa no resistirá. Y temo aún otra cosa: caído Bilbao es verosímil que los nacionalistas arrojen las armas, cuando no se pasen al enemigo. Los nacionalistas no se baten por la causa de la República ni por la causa de España, a la que aborrecen, sino por su autonomía y semiindependencia. Con esta moral es de pensar que, al caer Bilbao, perdido el territorio y desvanecido el gobierno autónomo, los combatientes crean o digan que su misión y sus motivos de guerra han terminado. Conclusión a la que la desmoralización de la derrota prestará un poder de contagio muy temible. Y los trabajos que no dejará de hacer el enemigo. Y la resistencia, cuando no sea oposición, a que el caserío, las fábricas y otros bienes de Bilbao y su zona padezcan o sean destruidos".
Publicado por: Luis Gil | 08/13/2007 en 11:06 a.m.
Sobre el texto del Manuel Azaña no me pronunciaré, pero sí lo haré sobre el comentario de Carlos Riolobos. El señor Anasagasti no me paga ninguna comisión por decir esto, pero hablar de que está "cascado" me resulta irrespetuoso, al igual que discrepo en lo que dice a propósito de "las batallitas". Si quiere uster discrepar, hágalo, señor Riolobos, pero hágalo en los cauces del respeto.
Por cierto, desconozco si es usted alavés. Yo lo soy, nacido en Vitoria-Gasteiz. Y trataría de ser más cauto a la hora de hablar con tanta ligereza sobre lo que hicieron o dejaron de hacer los alaveses bajo el yugo de la represión del 36. Mi padre, alavés por los cuatro costados, ya desde su niñez nunca simpátizo con el Movimiento. No había nacido cuando estalló la contienda, pero seguro estoy de que, aún obligado a empuñar un arma contra sus hermanos vizcaínos y guipuzcoanos, jamás lo habría hecho con gusto. Mi pregunta es la siguiente: ¿Qué habría hecho usted en el caso de vivir en Álava el 18 de julio de 1936?
Gracias por su atención.
Publicado por: Raúl Arkaia | 08/13/2007 en 04:53 p.m.
Seamos practicos el facherio a perdido la diputacion y los ayuntamientos
Publicado por: | 08/13/2007 en 05:29 p.m.
La guerra en el mismo País Vasco tuvo carácter de Guerra Civil también entre los vascos. Si no reconocemos esto, estaremos engañándonos a nosotros mismos. La provincia después de Navarra donde hubo más voluntarios carlistas fue Alava. Y no digo nada si encima incluimos a Navarra.
Publicado por: Antonio | 02/06/2016 en 01:24 a.m.