Leo que Artur Mas quiere hacer una refundación del catalanismo y me extraña. En política hay momentos claves. Después de una dictadura, una debacle electoral, la muerte de un líder casi imprescindible, en el que este tipo de cosas, son posibles pero me parece problemáticas hacerlas en frío, y menos con un Durán protestando públicamente por ello.
Le está pasando al Partido socialista francés que tiene una crisis de identidad de caballo y ya hay algunos que proponen incluso quitarle el nombre. De ahí que me parecieron oportunas las palabras del primer secretario Hollande hablando de esto.
"A cada derrota se anuncia un renovador", ironizó Hollande. "Ahora incluso quieren cambiar el nombre del Partido Socialista", añadió, para recordar que en una crisis anterior, el entonces presidente François Miterrand advirtió respondiendo a la misma iniciativa: "Hace casi cien años que intentamos establecer la marca. Si ahora la abandonamos, otros la retomarán". A las llamadas a la renovación, Hollande opone "el cambio asumido". El primer secretario tuvo palabras para todos, incluida Royal, la madre de sus hijos y ahora implacable rival por el liderazgo socialista, a la que rindió homenaje públicamente levantando una oleada de aplausos. Si perdió los comicios, dijo, fue porque el PS no supo integrar los cambios que se han producido en la sociedad, como "la fragmentación del mundo del trabajo o la individualización de los comportamientos", y especialmente porque "le faltó claridad".
Su estrategia para sacar adelante al partido, que acumula ya demasiadas derrotas consecutivas bajo su mandato, no pasa por "una sacudida salvadora, sino por un cambio controlado". Hollande propone un "cambio de método": en los debates se dará "prioridad a las convergencias en lugar de a las divergencias". A su favor, la inminencia de los comicios municipales de marzo de 2008, en los que el PS se juega buena parte de presencia social. Un buen resultado le permitiría llegar intacto al congreso extraordinario de otoño 2008.
"El programa político no debe confundirse con un disco duro, que se convierte rápidamente en un disco rayado". "Es un movimiento reductor necesario, pero que no puede ser solamente reductor de cabezas" –o cambiar de nombre: "Cuando uno tiene la antorcha del Partido Socialista, no sólo la guarda, ¡sino que la lleva!", afirmó entre fuertes aplausos.
Hollande dedicó un espacio a la autocrítica, pero conjugó más la primera persona del plural que la primera del singular. El cuestionado líder socialista constató que el PS "no es escuchado por la mayoría" de los franceses, lo que atribuyó a que "no dice nada nítido, claro, legible". "Estamos en una perpetua mala conciencia, en el equilibrismo, en el ni-ni ("ni esto ni lo contrario") o en las innovaciones mágicas", dijo. Y añadió: "Yo conozco todos los defectos del PS, las divisiones artificiales, los posicionamientos de circunstancias, la falta de rigor. Os lo digo francamente: hemos de acabar con todo esto de una vez".
Más cerca ahí está Rosa Díez creando un nuevo partido y ahí está también el PSOE frotándose las manos porque ésta señora se va, y, ahí está Rajoy diciéndole que muy bien pero que la oferta de la derecha es el PP. Lo mismo le ha contestado Mayor Oreja por lo que a ésta nueva opción no le veo el menor recorrido mas que el estrellato, es decir estrellarse. Carlos Dávila, el periodista facha del PP, dice que la iniciativa parece un invento de Guerra, o quizás de Rubalcaba y recuerda que éste le proponía para todo.
En definitiva que a las sociedades las articulan los partidos y no las personalidades por mucho discurso a la contra que tengan. Pero me quedo con la copla de lo dicho por el discurso de los socialistas franceses sobre la importancia del discurso emocional. Y ahí está la clave. Las emociones movilizan, y eso no hay que perderlo de vista.
...En Catalunya, Sr. Anasagasti, hay desilusión. Algunos (con doble lengua) nos dicen -mientras gobiernan- que yá hay plazo para la soberanía de ésta tierra. ¡En siete años independencia.!???
Otros, a pesar del Sr. Durán; prefieren hablarnos de velar por la identidad, por nuestra identidad. Somos muchos que, aún, preferimos la pedagogía que nos traslade a la realidad de lo posible. Y de momento, lo posible, es dejar de estar desilusionados.
Esta tierra -se quiera o nó- ha sido ejemplo.
las aventuras, en su momento y sin gratuidades...De nuevo y a pesar de "los palos en las ruedas" que nos están poniendo; no tenga Ud. ninguna duda que Catalunya, de nuevo, será...Ahora, procede hablar, hablarnos de identidad. Se necesita. ¿Las aventuras.? después...
Publicado por: | 09/05/2007 en 11:43 a.m.
Hace un par de años, se empezó a hablar en educación de la llamada "inteligencia emocional", después de pasar de "constructivismo" y "conductivismo", según modas y modos imperantes en pedagogía. Ahora veo _ con estupor_ que en política tenemos también un discurso "emocional".
¡Pues mira que bien!¡Por favor que no sea como otro manual de autoayuda!
Un saludo
Publicado por: Daniel | 09/05/2007 en 06:12 p.m.