Iván Olaizola
Otro episodio bochornoso de la revolución socialista de Chávez. La intolerancia convertida en el más puro fascismo. Ya no es que se opongan violentamente a que los que no piensan como ellos puedan asistir a los actos públicos convocados por las organizaciones públicas, es decir del Estado, es decir de todos.
Ahora es que tampoco permiten que los grupos de ciudadanos que no piensan como ellos, que no creen en ese tal socialismo, puedan hacer sus propios actos para discutir el proyecto de reforma constitucional. Creemos que lo ocurrido en el recinto del Pedagógico de Caracas, de la Universidad Nacional Experimental Pedagógica Libertador (UPEL) es un signo muy peligroso, muy grave que indica que eso es un plan bien concebido por el gobierno del teniente coronel Chávez destinado a impedir por todos los medios que el país se pueda enterar de una versión distinta de la oficial en relación a lo que contiene esa propuesta de reforma y dejar bien claro que bajo ninguna circunstancia ni motivo se va a permitir que dicha reforma no sea votada positivamente en diciembre. Como ya nos tiene acostumbrado el régimen deberá ser Si o Si. Pero en esta oportunidad se encontraron de frente a dos jóvenes, a Pompeyo Márquez el eterno joven Revolucionario, así con R mayúscula, Santos Yorme, y al fornido vasco Yon Goicoechea. No fue que Yon y Pompeyo se liaron a puños con los bandoleros, los intolerantes, los hijos predilectos del Hitler tropical, no, fue que le dieron una paliza moral, una paliza de coraje. Ante la andanada de golpes e improperios respondieron con valentía. En una imagen fugaz, vimos a dos José María Vargas y a una horda de Carujos. En la algarabía se oyó el insolente "la revolución es de los hombres valientes", pero ni el ruido del estallido de un niple pudo impedir que en ese recinto universitario se oyera: "la democracia es de los hombres justos".
Ya este joven Yon nos tiene acostumbrado, con su cara de niño dentro de una humanidad de peso completo, a responder a los improperios, insultos, empujones que le propinan los intolerantes neo fascistas cada vez que acude a un acto público a defender sus derechos con un discurso de paz, de llamado a la unión, a la reconciliación. No lo sacan de sus cabales. No responder al golpe de la intolerancia no es cobardía, más bien es un acto de pedagogía. Y cátedra de eso es lo que tanto Yon como los otros dirigentes de este novedoso movimiento estudiantil nacional están dictando. Quienes fuimos dirigentes estudiantiles en algún momento sabemos lo difícil que es tomar esa actitud.
En cuanto a Pompeyo es poco lo que hay que decir. 85 años de rectitud, de servicio a unos ideales y a su patria, le crean una inmensa coraza. Cuando el irrespetuoso joven (será realmente joven su cerebro) le manoteaba en la cara a Pompeyo vimos detrás de éste a esa pléyade de jóvenes de las generaciones de 1812, de 1928, del 36, del 58, los que cada uno en su tiempo ayudó a fundar la República. Todos, comandados por Ribas, lo apuntalaban y a coro le decían: "Tranquilo Pompeyo que los bárbaros siempre tienen los días contados".
Usted sí que es un bárbaro! Viva el socialismo del siglo XXI!
Publicado por: hamahiru | 11/01/2007 en 08:29 p.m.