Anibal Romero
Debo admitirlo: me alegró mucho el episodio rocambolesco protagonizado entre el Rey de España, Rodríguez Zapatero y el disparatado caudillo venezolano. Mas no porque Juan Carlos haya visto colmada, al fin, su paciencia e imprecado a Chávez, poniéndole en su lugar. A mi modo de ver eso fue secundario. Lo que verdaderamente me llenó de gozo fue contemplar a todos los "dignatarios" allí reunidos aguantarse la grosería y fanfarronería de nuestro prócer tropical.