Este artículo lo publicó el periodista y escritor Felipe Sahagún en El Mundo. No es amable con los nacionalistas. Nos atribuye un poder que no tenemos. Le vi en el centro de la sala, en las últimas filas tomando notas. No preguntó nada. Me describe como “uno de los políticos más políticamente incorrectos”. Es una buena descripción. Pero el análisis rezuma visión castellana de la política, y que no nos quiere un pelo.
Sin alharacas, los partidos nacionalistas que gobiernan las comunidades autónomas catalana y vasca desde el comienzo de la democracia han ido conquistando, paso a paso, parcelas cada vez más importantes de influencia en la acción exterior española y definiendo una estrategia internacional propia. Con una diplomacia callada pero eficaz, todo lo contrario de lo que aconsejó Woodrow Wilson, han concentrado sus esfuerzos en la consolidación de una posición propia en la Unión Europea, la promoción de la lengua y de la economía autónomas, el acercamiento a sus residentes en el extranjero y la proyección de una identidad nacional distinta de la española.
En esa estrategia se han aprovechado de las divisiones y falta de consenso de los partidos estatales, de la falta de recursos del Estado central para cubrir las necesidades cada vez más importantes de sus comunidades en el exterior, de la dependencia creciente de los Gobiernos del apoyo nacionalista y de la confusión conceptual del Gobierno actual sobre objetivos y límites de la acción exterior.
Nada de esto llega a los ciudadanos en las campañas electorales. Los políticos nacionalistas que hacen de portavoces en Madrid en cuestiones internacionales, como se imaginan, jamás confesarán el peso que tienen en sus posiciones sus proyectos independentistas, Josep Antoni Duran i Lleida, de CiU, e Iñaki Anasagasti, de! PNV, presentaron las prioridades exteriores de sus partidos la semana pasada en Madrid.
“En política exterior no hay amigos ni enemigos permanentes, sólo intereses”, dijo Durán rememorando a Benjamín Disraeli. “Hay que ser positivos y prácticos, olvidarse de ideologías, buscar el consenso sin obsesionarse por él, pensar en el medio y el largo plazo, y aprovechar lo que han hecho otros, construyendo a partir de ahí”.
Sus críticas de la poltica del PSOE y sus prioridades coinciden en gran medida con las del Partido Popular. "La política exterior ideologizada y sin consenso del actual Gobierno no se corresponde a los intereses principales de la España de hoy", afirma.
Esos intereses pasan, en su opinión, por una política mucho más activa en la UE, el nombramiento de un secretario de Estado para Asuntos del Mediterráneo en Exteriores, la elevación del cargo de ministro a vicepresidente del Gobierno, a la par con el de Economía, el reforzamiento del proceso de Barcelona, e! impulso de las relaciones bilaterales y europeas con los EEUU en el Atlántico y en el resto del mundo, el rechazo firme de las derivas no democráticas en Iberoamérica, la triplicación de los recursos humanos y materiales de nuestra diplomacia, y la potenciación de la dimensión económica en la acción exterior.
Como era de prever, CiU no comparte ninguna de las reticencias del Gobierno español ante la independencia de Kosovo, está convencida de que nadie salvo IU ("que no gobernará nunca" añade) se atreverá a tocar las relaciones con el Vaticano y está muy satisfecha del apoyo del Cervantes al idioma catalán. "Con el euskera, en cambio, el Cervantes no ha mostrado gran sensibilidad", se queja Anasagasti en nombre del PNV.
“El Instituto ha pasado de 93.000 a 142.000 alumnos en el mundo y se han abierto 124 centros nuevos, pero sólo cuenta con un profesor de euskera y la sede en París funciona en un edificio incautado a! Gobierno vasco en 1942 que Zapatero prometió devolvernos", añade. Es otra promesa incumplida y sigue sin asumirse que en España hay cuatro idiomas cooficiales".”.
Destaca Anasagasti, uno de los políticos españoles políticamente más incorrectos o sin pelos en la lengua, cuatro prioridades: dejar de coquetear con demagogos populistas impresentables como Hugo Chávez en América Latina como hizo el primer embajador de Zapatero en Caracas, Raúl Morodo, cumplir de una vez nuestras obligaciones morales con los saharauis, poner la diplomacia al servicio de todos (empresarios, autonomías, ayuntamientos, ONG…) y formar un foro permanente de todos los interesados en aprovechar positivamente los aniversarios, a punto de abrirse, de las independencias latinoamericanas de España.
Tras 18 años de diputado y cuatro de senador, siempre en las comisiones de Exteriores, Defensa o Cooperación, considera Anasagasti que Fernández Ordóñez fue, con diferencia, el mejor ministro de Exteriores de la España democrática y Ana Palacio, la peor, pero reconoce que "Miguel Angel Moratinos es el ministro que más se ha sometido al control del Legislativo.”.
¿Mejoraría la diplomacia si, como él propone, todos los embajadores tuvieran que recibir un informe de idoneidad del Parlamento y se formara una Comisión Mixta Congreso-Senado de política exterior y cooperación? No lo sé. Menos viajes de turismo de los parlamentarios -muy caros y, en general, sin ningún relieve- seguramente mejoraría nuestra diplomacia parlamentaria, cada día más activa.
Chavez no puede ser un tema de politica exterior porque divide a los vascos.
Algunos, como Anasagasti lo odian pero otros le tienen respeto y cariño.
La actitud del PNV con ANV y PCTV es deplorable.
La derecha española gana votos con ETA, HB, ANV y PCTV. Ellos quieren liquidar al PNV.
Por higiene nunca mas el PNV puede pactar ni siquiera en forma circunstancial con el PP.
Esos son unos desgraciados sin nombre.
Gora Euskadi.
Publicado por: Jacinto Lopera | 02/17/2008 en 02:44 a.m.