El pasado lunes tres de marzo se presentó el libro Juan ajuriaguerra en el corazon, libro que compendia 76 testimonios sobre la personalidad de éste indudable referente del nacionalismo vasco cuyo treinta aniversario de su fallecimiento se conmemora el próximo mes de agosto.
Son 76 testimonios recogidos cuando falleció y enriquecidos en la actualidad. Están todos los Lehendakaris, burukides, parlamentarios, colaboradores de Ajuriaguerra y gentes que tuvieron la oportunidad de conocerle. Todo esto está enriquecido con fotografías y caricaturas inéditas.
El libro lo pueden adquirir en la librería KIRIKIÑO de Bilbao y en la sede de Sabin Etxea. Nosotros, cada día, vamos a reproducir una de las colaboraciones del libro. Esta es la número cuarenta y cuatro: TXOMIN SARATXAGA
Este hombre no ha muerto Txomin de Saratxaga Resistente y Burukide Fue uno de los momentos más emocionantes de estos días, cuando desalojados ya los salones de la Diputación y, en la intimidad, se iba a proceder al cierre del ataúd donde Juan descansaba, don Manuel Irujo con su brazo derecho sobre el hombro de Julián Ajuriaguerra y ante el silencio y reconocimiento más impresionante de todos, hizo la más bella de las semblanzas que de Juan he oído. Y terminó con las palabras que encabezan estas líneas; ''Este hombre no ha muerto. Y no ha muerto porque vive el Partido.." Y vive en el Partido como sobradamente quedó demostrado el pasado sábado día 26 en la explanada de Begoña, y en general durante las inolvidables horas en que su cuerpo expuesto, recibió la ininterrumpida visita de los suyos de ahora y de siempre. Juan de Ajuriaguerra no solamente ha sido en vida uno de los muchos vascos que siguiendo los postulados de Sabino han sido forjadores de la realidad del Partido y de la realidad de Euzkadi, y que poco a poco han ido quedando en el camino sin llegar a ver el despuntar del día tan esperado de la justicia a nuestro pueblo. Juan de Ajuriaguerra ha sido también -y de que su obra perdure es responsabilidad de quienes nos duele con sinceridad su muerte- uno de los que dentro del Partido más ha contribuido y más ha requerido la incorporación y el esfuerzo de nuevas gentes y generaciones preparadas y generosas -con generosidad y preparación en todos los aspectos, pero mucho más en el criterio y espíritu consustancial a nuestra organización interna- a esa tarea penosa, dura, larga y en ocasione mal comprendida y tergiversada, pero siempre reconfortante y plenamente satisfactoria para quienes hemos creído en el Partido y su misión: la plena y total libertad e independencia de nuestro pueblo. Pero ahora quiero fijarme en otro aspecto de Juan que pienso es mucho más importante a considerar y a destacar en los momentos que vive el Partido hoy. Y pienso que sólo para los que juzgan a Juan de Ajuriaguerra anecdótica y superficialmente, se podrá considerar en él contradictorio su talante democrático en su trayectoria de hombre de Partido. Para mí, la fuerte personalidad de Juan, la indudable influencia y su verdadera garra dentro de nuestra Organización, surge y no hay duda, radicó en la proyección que supo darnos del sentido y del espíritu que suponía -y más razonablemente en pleno imperio totalitario- se presentara ante nosotros la militancia en la Organización, como una empresa lo suficientemente atrayente como para contentarnos con el papel de meros espectadores. Por eso, cuando en la mañana del pasado sábado un locutor de Radio Nacional de España preguntaba a quienes en larga cola subíamos por las escaleras centrales de la Diputación al salón de Honor, por las razones que nos llevaban a rendir aquel pequeño homenaje al Sr. Ajuriaguerra, no dudé en contestarle que : "Por admiración y por agradecimiento". Por admiración al hombre que firme en sus convicciones se hace de indomable espíritu de resistencia a un poder opresor injusto, y que consecuentemente con él mismo, sabe asombrarnos, como lo hicieron antes tantos y tantos hombres del Partido, con la heroicidad de su actuación. Por agradecimiento, porque en él y en su entorno hemos aprendido y hemos vivido todo cuanto supone esta gran comunidad de hombres de distintas generaciones, de distintas creencias y de distintas formas de vida, pero que coincidentes todos en cuanto supone y sintetiza el "Euzkadi es la patria de los vascos" constituye lo que es el Partido. Esa ha sido la gran enseñanza de Juan -el Partido- y que en su día aceptamos, no como algo romántico, ni como una causa caduca, sino como el medio más capaz para reconstruir la democracia vasca, dentro y fuera del Partido, truncada por el franquismo. Y este mensaje tuvo, como antes apuntaba, fuerza y garra porque venía de quien desde el mismo momento del desastre y descalabro supo ser el animador de esta escuela de democracia y de ciudadanía que siempre tiene que ser el Partido. Estamos viviendo días de constantes cambios y muchas cosas que antes parecían inmutables evolucionan y se renuevan. Nosotros no podemos permanecer al margen de este proceso de vida. Pero el Partido tiene hoy su definición que le hace democrático en su organización interna y como todo movimiento nacional, de amplia base popular. Definición que en su espíritu impide que nos paremos añorantes ante el recuerdo de un gran patriota y no sepamos seguir adelante, con su brío y decisión luchando por limpiar y despojarnos de cuantos vicios se fueron acumulando necesariamente en la clandestinidad y que hoy ya no tienen razón de ser en nuestra Organización. Organización en la que antes se trabajó y hoy tenemos que seguir haciéndolo, por implantar la libre inquietud y apetencias de las personas, por el conformismo e indiferencia política de la masa que hace que los más audaces y desaprensivos -como sucedía en las estructuras franquistas- postergan al gregarismo y sumisión a toda opinión de base. Organización en la que por nuestra estructuración suficientemente conocida no puede caer en manos de ningún sucesor porque el Partido no es de líderes ni de mecenas. Y porque nuestra democracia exige que a nadie se pueda excluir y porque se funda en todas las opiniones y en todos los recursos humanos de sus afiliados. Organización que, en fin, hace imposibles los grupos de presión porque la autoridad se gana con la fuerza moral de la constante y desinteresada actuación en pro del todo del Partido. Con insistencia, oíamos repetir en tiempos franquistas que los pueblos tienen la libertad que merecen. En esta obra comenzaron cuantos en el Partido nos han precedido y en esta obra nos forjó Juan. Hoy el Partido tiene que mantener día a día y pulso esa tarea. Es labor difícil, pero justa y enormemente atrayente, seguir dando vida y libertad a nuestro Partido es empresa que nos toca hacer hoy con el ejemplo y trayectoria de Juan de Ajuriaguerra, empresa que a pesar de los pesares y por encima de todo, tenemos que dar gracias por tocarnos en suerte ser partícipes de ella.
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