El pasado lunes tres de marzo se presentó el libro Juan ajuriaguerra en el corazon, libro que compendia 76 testimonios sobre la personalidad de éste indudable referente del nacionalismo vasco cuyo treinta aniversario de su fallecimiento se conmemora el próximo mes de agosto.
Son 76 testimonios recogidos cuando falleció y enriquecidos en la actualidad. Están todos los Lehendakaris, burukides, parlamentarios, colaboradores de Ajuriaguerra y gentes que tuvieron la oportunidad de conocerle. Todo esto está enriquecido con fotografías y caricaturas inéditas.
El libro lo pueden adquirir en la librería KIRIKIÑO de Bilbao y en la sede de Sabin Etxea. Nosotros, cada día, vamos a reproducir una de las colaboraciones del libro. Esta es la número treinta y tres: ANDONI MONFORTE
NO PREGUNTÉIS. ¡HACED! Andoni Monforte ExDiputado y ExConsejero
Compartí con Juan Ajuriaguerra poco pero intenso tiempo ya que fuimos a la vez Diputados y Consejeros del Gobierno Preautonómico. El 17 de febrero se cumple la friolera de 30 años de la constitución de éste Consejo en la que fue el Presidente de la sesión constitutiva y en la que con un discurso lacónico inauguró el acto como presidente de edad. Para los que le acompañamos, que éramos casi todos unos chavales, representaba un mito y una leyenda. Hablaba poco de la guerra, salvo del período del Pacto de San Sebastián de Agosto de 1930, reunión de los principales partidos partidarios de la República a la que no acudió ni prestó interés el PNV. Sí asistieron nacionalistas catalanes que obtuvieron, tras la proclamación de la República, una pronta autonomía en 1932. A su entender, si hubiéramos asistido habríamos logrado rápidamente un Estatuto similar al catalán que podría haber evitado incluso lo que ocurrió posteriormente en Navarra. Tampoco estaba conforme con la postura del PNV de oponerse a la Constitución de 1931. Todo lo anterior, unido a su larga confraternización con los socialistas en la cárcel, en el exilio y en la clandestinidad, le llevó a valorar como necesario el acuerdo con ellos, rechazando la propuesta de otros grupos nacionalistas de ir a las elecciones con un frente abertzale (reuniones de Txiberta, etc.).De ahí nació el Frente Autonómico por el que nos presentamos juntos a las elecciones al Senado en junio de 1977. Era muy crítico con ETA y solía decir :"Con esos ni a heredar ". Su relación con Ramón Rubial era de gran cordialidad. Recuerdo, tras la visita del Consejo General Vasco al Rey, llena de incidentes tragicómicos, como Ajuriaguerra contestó con su estilo socarrón a un miembro de UCD que criticó la actuación de Rubial en la entrevista. “Es una gran persona pero tiene muchas reja y pocas tablas”. Preguntado qué le había parecido el Rey hizo una valoración positiva: ”Me parece que no borboneará como sus antepasados y que se dejará asesorar". Previamente, en el borrador del discurso de Rubial había tachado las menciones a “Su Majestad" sustituyéndolas por "Señor (como Señor de Vizcaya) y así se dirigió a Juan Carlos. He leído dos versiones, una que era hablador y otra que era lo contrario. Pienso que era mal orador en público pero un gran tertuliano, ya que tenía una gran cultura tanto científica como literaria y filosófica. Sabía de todo y era buen dialéctico y polemista adobado con su sentido del humor muy bilbaíno. Nos contaba muchos chistes, incluso verdes, en las circunstancias más adversas, en los que se reía de sí mismo con unos ojos que brillaban como chispas. Pero a pesar de ello, nunca nos atrevimos a hacer la más mínima broma sobre su soltería, su condición de mutil zarra, ya que nos inspiraba un respeto reverencial. Tampoco le comentábamos que por la noche solíamos ir de forma “clandestina" a tomar unas copas al Bocaccio, que fue un lugar importante en la Transición, donde solíamos continuar hablando sobre temas del Congreso con diputados de diferentes grupos. Era austero y resignado, pero no tanto como se dice. Llegaba a aceptar sin rechistar las propuestas de Kepa Sodupe, que nos llevaba a un restaurante malísimo de comida oriental en la calle Los Madrazos, en lugar de ir al Edelweis donde disfrutaba del codillo de cerdo con choucroute. En Bilbao era un fijo del Baliak Y en Vitoria íbamos siempre al restaurante de dos señoras mayores alderdikides que hacían una cocina casera excelente. Buen políglota, culto y viajado tenía una visión urbana y moderna del nacionalismo. Representaba la burguesía culta de Bilbao sin perder sus raíces de Ochandiano. Cuando muchos políticos de la época consideraban la economía como una María, y las sesiones del Congreso se vaciaban ante los debates económicos, para él tenía una importancia vital y los escuchaba atentamente. Así, asistió a los Pactos de la Moncloa con gran ilusión preparando cuidadosamente los papeles que le suministraba con brillantez la buena cabeza amueblada de Kepa Sodupe. La inflación estaba desbocada al estilo sudamericano y temía que la democracia se fuera al traste por la mala situación económica. Quien entre en Google puede ver una foto de los Pactos de la Moncloa, en la que aparece diminuto asomando la cabeza detrás y entre los hombros de Felipe González y Adolfo Suárez. Huía de las fotos quizás reflejo de la clandestinidad o porque también era muy sencillo y algo tímido. Por cierto, al entrar en Google, aparece poco de él absorbido por la catarata de empresas y locales que se ubican en la calle que hoy lleva merecidamente su nombre. Anteriormente se le llamó Calle Espartero. En fin, para mí fue un orgullo compartir con él momentos tan especiales que recuerdo con nostalgia y que supuso para mí, que tenía entonces 30 años, un Master en Ciencias Políticas. Su frase favorita era: "No preguntéis. ¡Haced! Y es el mejor consejo que me han dado en la vida
Comentarios