Un político de "fer país"
Empresario, impulsor del románico de la Garrotxa y ex parlamentario
Ramón Sala nació el 30 de julio de 1934 en Castellfollit de la Roca (Garrotxa), estudió en el Collell, un colegio internado que marcó a varias generaciones de jóvenes de estas comarcas, e hizo estudios profesionales en París. Ya de muy joven empezó a interesarse por la recuperación del patrimonio y organizó grupos de jóvenes para limpiar monumentos abandonados, una tarea que continuó a lo largo de toda su vida. En 1960 fue cofundador de la Associació Arqueológica de Girona, aunque se dedicó sobre todo a recorrer el territorio de la Alta Garrotxa y a salvar las numerosas iglesias románicas. Por estas tierras guió a ilustres personajes como el escritor Josep Pla, el filólogo Joan Coromines, el obispo de Girona Jaume Camprodon o el conseller de Cultura Max Canher. Junto con otros dos lletraferits de la comarca, Narcís Puigdevall y Josep Maria Melció, publicó una interesante guía de la zona. También publicó un libro junto con el escritor de Llofriu, “Pla les parets seques de Cadaqués”, reeditado y ampliado el año pasado, con textos de Doménec Moli y Jenar Félix. Por su estrecha relación con Josep Pla, al que acompañó a menudo, era patrón de la fundación que existe en Palafrugell. Su actividad profesional estuvo ligada siempre a la empresa familiar Embutidos J. Sala, de Castellfollit de la Roca, y fue presidente de la Associació d'Indústries Cárniques de Girona, pero su vida cambió cuando con la llegada de la democracia fue escogido como cabeza de lista de las comarcas de Girona por el Pacte Democrátic de Catalunya. Formó parte de las Cortes Constituyentes y estampó su firma en el original de la Constitución como lo haría también en el original del Estatut d'Autonomia de Catalunya, en cuya redacción intervino. Volvió a ser diputado en las elecciones de 1979 y luego pidió volver a Catalunya. Fue elegido diputado para el Parlament de Catalunya en 1980 y posteriormente pasó a la Cámara Baja y fue senador en las elecciones de 1982, 1986, 1989 y 1993, siempre por CiU, hasta que optó por retirarse. Su amigo el también ex diputado Josep López de Lerma ha escrito que Ramón Sala perteneció a "una generación de hombres y mujeres que hicieron política sin que en ningún momento se sintiesen políticos de verdad". Posiblemente, esta voluntad explica parte de la popularidad de la que gozó. Sala falleció en Barcelona de una enfermedad cardiovascular y sus funerales se celebraron el lunes en la iglesia de Castellfollit de la Roca, con asistencia de más de 500 personas que quisieron rendir su último adiós al que fue político, industrial y activista cultural. JOSEP PLAYA MASET El sentido fallecimiento, el pasado sábado 19 de Julio, de Ramón Sala i Canadell supone también la desaparición de un determinado tipo de políticos con mayor vinculación al territorio y a sus votantes que al partido y a las estrategias políticas. La noticia de su muerte, dada a conocer en pleno congreso de CiU, en el fragor de los debates, llegó cargada de esa simbología. Y es que Ramón Sala era un personaje popular que derrochaba simpatía y sinceridad pero que, al mismo tiempo, despertaba admiración porque encarnaba al prototipo de ciudadano de Catalunya que en un momento determinado siguió la senda de Jordi Pujol de “fer país”, que le llevó más tarde de forma casi obligada a hacer política.
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