Contaban de Eugenio D’Ors que cuando escribía un artículo se lo daba a leer a su doméstica y si ésta lo entendía, comentaba: “Entonces tendré que oscurecerlo”. Pero lo que yo no sabía es que Ramón Jauregi era tan fiel seguidor de aquel barroco escritor y crea que para que se le entienda lo que escribe tenga que emplear palabras de cinco duros.
Digo esto porque al actual secretario del Grupo Parlamentario socialista en Madrid mi artículo sobre el poco coraje político del PSE, a la hora de defender el Estatuto de Autonomía de Gernika, le ha parecido un trabajo “plagado de anécdotas personales, tan del gusto del senador nacionalista”. Es normal que un excelso padre de la patria cuando escribe como lo hace Jauregi lo haga no para que le entienda la señora María sino para que sus textos sean analizados en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Este tipo de parlamentarios rechazan entrar en el terreno del análisis de los hechos y en lo que hacen las personas, no los marcianos, porque quizás en ese campo de juego, como nadie les entiende nada, nadie puede replicarles nada, salvo los expertos en sánscrito.
Entiendo que mi estilo directo narrando hechos, contrastados, no anécdotas, incomode al diputado donostiarra. Entiendo también que explicar como fue negociada la transferencia de aguas no sea de buen gusto y haya que rebajarla al capítulo de anécdotas no vaya a ser que el ciudadano, con razón, se escandalice. Entiendo la irritación del parlamentario alavés de no gustarle un pelo que le afee su mutismo cuando la ministra Garmendia dijo enfáticamente que la competencia en investigación es intransferible, porque ella lo dice, a pesar de ser el estatuto de autonomía, una ley orgánica de obligado cumplimiento, como así lo es la competencia de prisiones y otras 27 competencias. Entiendo que le salga un molesto zarpullido cuando transcribo las palabras del presidente Zapatero, que él aplaudió en el Congreso, cuando éste dijo aquella barbaridad de que estaría dispuesto a “portarse bien” con el estatuto vasco si nosotros nos portábamos mejor y dejábamos de apelar a la consulta de Ibarretxe. Entiendo que le moleste que una persona como yo tenga en mi disco duro 18 años de reivindicación estatutaria con el presidente González y con el presidente Aznar y sepa, conjuntamente con Txabi Balza y Mikel Legarda lo que era lograr una transferencia y que tipo de coyunturas había que aprovechar y que caras había que poner o nos ponían en Madrid cuando solamente pedíamos se cumpliera la ley. Entiendo pues que mi argumentación la minusvalore y la tache de anecdotario cuando he sido el último mohicano en Madrid que, juntamente con el equipo citado, logramos la última transferencia, la A-8, de un estatuto bloqueado esperando mejores momentos para el PSE ya que Zapatero no lo ha movido en los últimos cuatro años y todo esto, rodeado del estruendoso aplauso del Sr. Jauregi.
No se, no se. El artículo de Ramón Jauregi rezuma el mismo tipo de prepotencia que atribuye a la gente del PNV, que no dudo que la haya y que a mí también me irrita porque hay personas que políticamente se creen superiores, y, al parecer Jauregi lleva ese camino que al poeta catalán Joan Brossa le sacaba de quicio cuando decía que su único atril era para él, la suela de sus zapatos, pero quizás Jauregi, frustrado por no ser el portavoz parlamentario del PSOE en Madrid, mereciéndolo, sino tan solo el secretario del Grupo a pesar de los continuos anuncios que nos hizo el PSE sobre el importante peso político que iban a tener los socialistas vascos en la Villa y Corte, salga ahora a la palestra sin argumentos y como el peor PNV. Y que conste que Jauregi hubiera sido mucho mejor portavoz que José Antonio Alonso, ya que éste hombre no se entera mucho de la fiesta en la que está y Jauregi si.
Y como de anécdotas se trata sería bueno recordar la postura de los diputados y senadores vascos del PSE hace solo un mes en relación con la devolución de los mal llamados “Papeles de Salamanca” que no son otra cosa que documentos robados para ser utilizados en los juicios sumarísimos en 1937, entre ellos a socialistas vascos, para condenar a muerte a quienes defendieron la legalidad republicana que se instauró con el voto popular. Así como los socialistas catalanes han defendido y siguen defendiendo con uñas y dientes que esos documentos estén en Catalunya, los socialistas vascos han obedecido a pies juntillas lo que los funcionarios del Ministerio les han dicho sin chistar a pesar de que formaron parte de aquel primer Gobierno Vasco de la historia no solo en Bilbao, sino en Barcelona. Cada vez que sacamos estos temas nos acusan de victimismo y de tener documentación en la Fundación Sabino Arana. Efectivamente, y menos mal. No se que hubiera sido de ella en manos de los antecesores de Jauregi. Acusación por demás injusta porque saben bien que esa documentación, hoy abierta al público pasará al Archivo Nacional Vasco cuando éste termine sus obras.
Otra anécdota curiosa e incomprensible es como una persona que ha sido Vicelehendakari durante años muy importantes, jamás hable de ésta etapa de su vida ni reivindique lo mucho que hicieron él mismo, los Buesa, los Rekalde, los Luesma, los Martín Herrera y otros socialistas ilustres. Esa etapa de colaboración PSE-PNV en el Gobierno Ardanza y que reivindico como una de las mejores, jamás consta en ningún curriculum socialista, quizás para hacer más fácil un futurible gobierno frentista PSE-PP. En este contexto conviene pues no mentar nada sobre el “Guernica” de Picasso a pesar de la resolución, tras un debate parlamentario y que el bilbaíno Almunia apoyó. ¿Han escuchado ustedes a algún socialistas vasco reivindicar la posibilidad de que éste cuadro se exhiba en Bilbao o en Gernika?. ¿Verdad que no?. ¿Es esto lógico?.
Jauregi dice que para el PNV el Estatuto está muerto. No niego que para algunos si lo está, pero oficialmente ninguna asamblea del PNV ha aprobado esa majadería porque inmediatamente Ibarretxe tendría que irse a su casa que es además lo que el PP-PSE quiere, pero, mal que pese, el estatuto está muy vivo y coleando. Pero también está culpable y expresamente bloqueado por los sindicatos estatales y por la gran administración, así como por “las envidias autonómicas” (ahora a esto se le llama agravio comparativo), de aquellos estatutos que no tienen las competencias del vasco y porque tanto el PP y el PSOE lo tienen calculadamente en su caja fuerte para ir logrando domesticar al nacionalismo vasco, y, si éste es bueno y no se tira al monte lo transferirán a cuentagotas.
Ante esto lo curioso es que, Jauregi entre otros, nos critiquen por cuestionar una Constitución que acatamos. Nosotros, les criticamos su hipocresía y la de unos partidos a los que se les llena la boca con la palabra Constitución pero son los primeros en irrespetarla porque, vuelvo a repetir, el Estatuto de Gernika es una ley Orgánica constitucional de obligado cumplimiento. Y lo demás son anécdotas y zarandajas, Sr. Jauregi.
Pero ahora resulta que el culpable es Ibarretxe.
Encontrado en Gasteiz el malo de la película es fácil dejar de cumplir una ley a cuenta de que Ibarretxe está en el monte. ¿En que monte?. En todo caso en el monte de una reivindicación legal, no como Jauregi y compañía que aplauden las manifestaciones ilegales de una ministra, que viene a Bilbao a decirnos que no piensa cumplir una ley orgánica refrendada.
El Lehendakari ha tenido que subir a ese monte, que quizás sea el Gólgota, porque tanto el PSOE como el PP decidieron un día bloquear el estatuto de Gernika, que vuelvo a repetir, es un magnífico estatuto. Tuvo que poner en circulación su reforma, el conocido como Plan Ibarretxe, tras quedarse con los nudillos de las manos en carne viva tocando la puerta de su desarrollo sin contrapartidas porque cuando presentó su “dramático” plan, tanto el PP como el PSOE se pusieron de acuerdo, la única vez en la anterior legislatura, para echarlo abajo, mientras el presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, Alfonso Guerra describía al Lehendakari como un sexador de pollos en el mismo acto en el que decía que el PSOE se había ocupado de cepillar en comisión el estatuto catalán. Y allí, en primera fila, Patxi López, Jesús Eguiguren, Ramón Jauregi y Rodolfo Ares aplaudían a rabiar las palabras de este prócer. Algo que sería incompresible en Catalunya.
Si, ya sé que son anécdotas y que lo importante es ser diputado por Alava pero vivir en Madrid, como el cunero Astarloa, haber sido Vicelehendakari y no sacar a la palestra en las dos intervenciones que tuvo en la campaña electoral en el debate en TVE con todos los Grupos de la Cámara, ni una sola reivindicación vasca por que él estaba allí como un hombre que representaba al PSOE, después de haber dicho que su lugar en la política estaba en Euzkadi y que no aspiraba nunca a ir a Madrid y esas minucias que recordaremos cuando este diputado que, por cierto, comentó hace poco que se le estaba pasando ya el arroz para ser ministro, nos saque a partir de setiembre, su encendido amor por Euzkadi.
Yo, como dijera José Luis Bilbao en reciente conferencia, sigo creyendo que aquí hay cuatro fuerzas políticas, como cuatro patas de la mesa y que son el PNV, el PSE, el PP y HB. Las demás, con total derecho a la vida, pueden y deben jugar su papel pero la mesa vasca se asienta en estas cuatro patas y se, y me consta, que el PSE, que ahora utiliza tanto la ikurriña, busca un acuerdo, que es muy legítimo, con el PP. Eliminada la sombra de Mayor Oreja, el nuevo Iturgaiz, si no sigue siendo esa versión chusca de Jaimito que un día dice que el euskera es inútil y el otro supera a Acebes en su derechismo, será propicio el pacto. Están en su derecho, pero eso no es óbice para que yo describa un PSE sin discurso propio, en clave de franquicia como en Navarra, sin columna vertebral, riendo todas las gracias de todos los chistosos de la Corte y sobre todo sin levantar la voz jamás para que el Estatuto de Autonomía de Gernika se cumpla de una vez.
Si ya se que éstas son anécdotas y “susedidos” que no son del gusto de estómago tan exquisito como el de un Jauregi al que mi mujer, cuando D. Ramón era el Vicelehendakari, le entregó en su despacho de Vitoria la fotografía dedicada del Lehendakari Aguirre que el consejero socialista Santiago Aznar, quien propuso la ikurriña como enseña oficial en 1936, tenía en su despacho. Mi mujer era su nieta y pensó que a Jauregi le gustaría seguir con éste nudo histórico. Estuvo aquel día muy correcto y se lo agradeció. Pero cuando abandonó Euzkadi y se fue a Madrid a vivir, dejó en Lakua aquella fotografía que a él, simbólicamente se la habían regalado. Debía ser un pesado fardo. Seguramente si se llevó la de Felipe González.
Una “anécdota” mas que retrata al personaje y su querencia en lo que es la defensa y la implicación de verdad con éste, su pueblo.
Creo que una persona como Ramon Jauregui no se merece que lo traten asi es una de las personas que mas hace por Euskadi asi que porfavor deje de vivir del cuento y apliquese el cuento usted y su partido
Publicado por: marta | 08/07/2008 en 10:34 p.m.
y LA SUPUESTA RElACION DE JAUREGUI CON EL GAL? CUANDO SE CUENTA Y SE PIDE RESPONSABILIDADES POR LA AUDIENCIA NACIONAL? O PORQUE ESTE EN MADRID SE HA OLVIDADO EL CARGO QUE TENIA'?
Publicado por: | 08/11/2008 en 08:29 a.m.