De la mano izquierda, casi se sobreentiende. El 20 de septiembre de este año 2008 se cumplirá el centenario del fallecimiento en su casa de Biarritz, Villa Navarra, del gran virtuoso del violín y músico pamplonés, a la edad de 64 años, y por causa, al parecer, de un enfisema pulmonar que se le había diagnosticado meses antes.
Pablo Sarasate -bautizado Martín Melitón- fue, como concertista, una estrella de relumbrón universal, que llenaba teatros lo mismo en Estados Unidos que en Rusia, lo mismo en toda Europa que en toda Latinoamérica. Incluso en España. Y fue mimado por los públicos y por los reyes -la reina Victoria, la reina Isabel II, Napoleón III-, que le llenaron con sus halagos, dones y ayudas.
De haber vivido ahora -o en la segunda mitad del siglo XX-, el único hijo varón del músico militar -tres hermanas- hubiera sido lo que se dice una figura mediática.
Quien no tenga a mano un compacto con alguna de sus obras, pero sí un ordenador, puede ingresar ahora mismo en You Tube para -mientras lee este texto- escuchar a Esther Kim, la veinteañera violinista californiana de origen asiático, interpretando maravillosamente su Zapateado, quizá la más célebre de las más de 50 composiciones del músico de la calle San Nicolás de Pamplona -hoy calle de bares y, por consiguiente, de cánticos-, que no sólo fue un virtuoso del violín, sino un compositor entramado en las dos tendencias de su, época: el romanticismo declinante y el nacionalismo -en España, Albéniz y Granados- emergente.
Dos fogonazos que definen al héroe. Iba camino de París, becado por La Chata -la Reina-, a estudiar, y va y enferma, junto a su madre que lo acompañaba, de cólera. La madre la palma -¿en Bayona o en Biarritz?-, ¿y qué hace el niño de 12 años? Seguir a continuación viaje a París, sabedor de que le esperaban allí el estudio, su vocación y la gloria. ¡Fuerza!
Otra: le dijeron un día que era un genio. Y respondió: “¡He practicado 14 horas diarias durante 37 años, y ahora me llaman genio!”. ¡Trabajo! El genio sabía que la genialidad es cuestión de trabajo.
Dejó Pamplona a los dos años, debido al traslado de su padre. Vivió y estudió violín -precoz- en Valladolid, Santiago, La Coruña y Pontevedra. Con 12 años, tocó en el Teatro Real y en el Palacio Real, y ya salió escopeteado hacia París, donde culminó su aprendizaje, alcanzó la fama y fijó su residencia de por vida. Eso sí, amén de gustarle veranear en San Sebastián -¿y a quién no?-, volvía a su Pamplona natal -donde impulsó la vigente Orquesta Santa Cecilia- todos los Sanfermines, iba a los toros y daba conciertos gratis a la muchedumbre paisana -poseyó dos Stradivarius- desde el balcón de su habitación La Perla, al tiempo que hacía el gamberro -disfrazándose-con su amigo y paisano, el tenor Julián Gayarre, de su misma quinta.
Planetariamente aclamado, llegó a dar en todo el mundo más de cien conciertos al año; cobrando mil dólares de entonces –siglo XIX- por cada prestación. Dicen que tocaba como quien lava, con alegría, dulzura, fuerza y regodeo, al ritmo rápido de su ágil mano izquierda y sin renunciar a adornarse con sus cualidades de superdotado. En solitario, con pianista adjunto o con acompañantes de cámara. En París fue amigo y colega de compositores. Saint-Säens y Dvorak, entre otros varios de idéntico porte, escribieron piezas para él.
Todo indica que fue homosexual, que, como poco, tuvo una sexualidad dubitativa. Nunca se casó. Dicen que –además de tacaño, aficionado al mus y coleccionista de bastones y juguetes- era muy misógino. Se habla de algunos amores con féminas –incluso de una hija casual con una florista vienesa-, homosexuales vacilaban y disimulaban entonces, como ahora todavía, por el rechazo social- los datos más concluyentes van en otra dirección.
Convivió durante años con su secretario y pianista Otto Goldsmichdt y con su esposa, y también pianista, Berthe Marx, formando un peculiar círculo familiar y afectivo. Empezando por Saint-Säens, muchos de sus amigos músicos fueron- “¡No soy homosexual, soy pederasta!”, gritó una vez, acosado, Saint-Säens- homosexuales. A Sarasate le gustaban el lujo, las joyas, la decoración de sus opulentas casas, la ropa, el cuidado con pomadas de su rizada e idiosincrásica cabellera.
El aldabonazo sobre la sospecha lo dio Pío Baroja, seguro misógino y probable homófono, tan poco contento de su estancia infantil en Pamplona, con unas líneas hirientes y, como casi siempre, malhumoradas y hoscas: “Uno de los hombres más amadamados y grotescos del mundo. Lo estoy viendo pasear, con sus melenas, su trasero redondo y unos zapatos con unos taconcillos de a cuarta, que le daban un aire de una cocinera gorda, de esas que se disfrazaban de hombre en Carnaval”. Sarasate era bajito, sí, pero Baroja hubiera tenido que hacerse mirar lo suyo.
Sucesor de Paganini, rival de Joachim y antecesor de Menuhin, el prestigio de Pablo Sarasate como violinista eclipsó -ha eclipsado, en parte- sus cualidades como compositor. Esa es, por ejemplo, la autorizada opinión del también compositor y musicólogo, Tomás Marco: “Como compositor se ha intentado minimizar su importancia considerándolo un músico simplemente salonero y de pirotecnia técnica (…). Urge la revisión de conceptos sobre uno de los músicos más importantes, en la interpretación y en la creación, del siglo XIX español”.
Pablo Sarasate (1844-1908) descansa en un mausoleo de mármol blanco en Pamplona, ciudad de intensa creatividad y afición musicales, que le venera. Un céntrico paseo lleva su nombre, un monumento le recuerda en un parque, en Pamplona tiene dedicado un museo con mucho de su legado y de su pertenencias, y el pujante Conservatorio también está bajo su advocación.
El centenario de Pablo Sarasate trae actos, homenajes, conciertos, grabaciones y ediciones y reediciones de libros, entre ellos la facsímil de sus memorias, recogidas por José Altadill y publicadas por vez primera en 1909.
Felicidades por recordar a Sarasate en su Centenario! Actualmente casi nadie recuerda a los músicos.
Como especialista en el tema, debo hacer, sin embargo, algunas apreciaciones:
-la mano izquierda de Sarasate fue famosa, pero también el manejo del arco. Y lo que más le distinguió fue la pureza del sonido que sacaba de su violín, que fascinaba a cuantos le escuchaban.
-En su época ya fue una figura mediática, equivalente a una estrella del pop de la actualidad.
-la que le becó no fue "la Chata" (infanta Isabel, hija de Isabel II), sino la reina Isabel II.
-la madre fallece en Bayona.
-tengo abundantes datos de que no fue homosexual, ni mucho menos, más bien al contrario, le gustaban mucho las mujeres. Lo demostraré en un libro que saldrá próximamente: "Sarasate, el violín de Europa".
-no fue nada tacaño, más bien al contrario, tenía fama de muy generoso. Tb daré datos.
Respecto al comentario de que "tocaba como quien lava": el que dijo eso seguro que no ha tenido que lavar mucho en su vida!
María Nagore
Musicóloga
Publicado por: María Nagore | 09/05/2008 en 01:06 p.m.
El mensaje de la profesora María Nagore recrea el discurso sexista sobre Sarasate promocionado por el franquismo a partir de la película "Sarasate", dirigida por Richard Busch y Jean Choux en 1941. Lo que se trasluce del planteamiento de la Dra. Nagore es un enorme desconocimiento de la historia de vida cotidiana europea durante la era victoriana -la época en la que se ha especializado como musicóloga-.
Por ejemplo, la Dra. Nagore ignora una cuestión fundamental, que Sarasate nació en una época en la cual carecía de importancia lo que alguien fuera, sino lo que representaba, cómo se comportaba. Antes de 1840 si un padre de familia se comportaba correctamente con su esposa e hijos nadie le podía reprochar que mantuviera en un piso a un amante masculino: eso era un problema privado que no afectaba a su estatus público porque él mantenía su rol de padre de familia. Tal era el caso, por ejemplo, de Franz Schubert y su círculo de amigos en Viena, quienes tras su muerte se desperdigaron y se instalaron con sus familias en diversas ciudades alemanas, y a quienes nadie les reprochó jamás sus hábitos juveniles homoeróticos.
Pero Sarasate ejerció su profesión en una nueva sociedad en la que a la gente se le clasificaba por lo que era y ya había aparecido el concepto de diferencia, que se identificaba con patología, y desde entonces comenzó a ser patológico el niño, el loco, el viejo, la mujer, el delincuente, el homosexual, el judío, etc. Lo que uno hace en la cama empieza a tener relevancia (hasta entonces el adulterio no tenía demasiada importancia mientras no complicara la herencia y no hubiera hijos ilegítimos).
Aun así seguían manteniéndose ambivalencias en la sociedad, había una clara hipocresía, como lo demuestra el caso de Oscar Wilde. La homosexualidad había pasado a ser delito penal, pero a Wilde, casado y con familia, no se le condena hasta que él mismo provoca una situación social y políticamente insostenible. Y es la propia sociedad la que obliga a su esposa a divorciarse contra su voluntad, porque Wilde era un buen esposo y padre al margen de sus adulterios homosexuales. Es más, era una conducta habitual en muchos gays de la época y de las siguientes.
De hecho, el que Sarasate hubiera tenido o no hijos ilegítimos, es algo irrelevante a efectos de su homosexualidad, como lo es también en el caso de Arrieta, notorio homosexual y amante de la reina Isabel II, por mencionar uno de los más conocidos miembros del círculo de amigos que se reunían anualmente con Sarasate para celebrar el San Fermín.
Otra práctica habitual de artistas homosexuales en la época, y no tan rara hasta hace pocos años, es la de casar a su secretario/confidente, y presumiblemente amante, con la pianista, como hizo Otto Goldschmidt con Berthe Marx, constituyendo así un trío inseparable que sin duda funcionó como la “familia perfecta” para Sarasate, toda vez que nunca tuvo otra.
Publicado por: Xoán M. Carreira | 12/23/2008 en 04:41 p.m.
Me presento con seudónimo porque no quiero darme a conocer.
Se hizo una película sobre la vida de Sarasate-niño-hombre allá por 1973 dentro del conservatorio Pablo Sarasate. Se vistió a una alumna como Sarasate-niño a la antigua usanza y Antonio Alvira tocó Playera, Zapateado, Jota de Pablo.........Romanza Andaluza. Yo le acompañaba y sólo salía la música. Fue TVE quien guardó esa film y nunca se volvió a publicar, al menos que yo sepa.
Por mis investigaciones, he de comentar lo siguiente: Pablo Sarasate fue un incorformista hacia quienes regían los destinos de los pamploneses y se cabreaba mucho cuando le tildaban de snob porque saludaba con el pañuelo y daba monedas a los pobres....¿acaso era malo aquello?. Lo que ocurre es que era un claro protestón hacia la curia y todo lo que le rodeaba. No estaba conforme con quienes mandaban y se rebelaba, no importándole el qué dirán ni las fantasías que circulaban sobre su vida. Así las cosas, nunca quiso ser enterrado en Pamplona hasta que no cambiase el régimen que imperaba y todo se hizo contra su voluntad.
Publicado por: ana | 07/05/2009 en 02:16 p.m.
Una aclaración sobre la beca que disfrutó Pablo Sarasate. Fue la reina Isabel II la que le ayudó, a petición de Juana de Vega, Condesa de Espoz y Mina, que había sido su aya hasta 1843.
La Chata fue hija de Isabel II y era bastante masjoven que Sarasate
Publicado por: mikel | 10/31/2016 en 05:22 p.m.
Isabel II, la Chata???
Esa era su hija...el maestro ciruela, que sin saber leer, abrió escuela
Publicado por: Juan | 07/07/2019 en 11:34 a.m.