DE FOSAS Y DESAPARECIDOS
El objetivo del movimiento por la memoria no es castigar a los responsables de la represión de la dictadura sino identificar a las víctimas, facilitar la información a sus familiares y permitir su digna sepultura.
POR : Francisco Espinosa Maestre
La solicitud de información sobre desaparecidos realizada recientemente por el juez Garzón a diversas instituciones y organismos cierra de alguna forma un largo proceso iniciado hace tres décadas. Se entiende que unos y otros acordaran entonces no reproducir la guerra civil en el período de transición a la democracia, pero no se entiende que al mismo tiempo no decidieran proteger la documentación existente, ponerla en manos de profesionales y abrirla a la investigación y a la consulta en los plazos legales. Especialmente todo lo relativo a la represión del régimen franquista.
Más bien se hizo lo contrario: destruir documentos, no prestar el cuidado necesario a los que sobrevivieron y poner todo tipo de trabas a la investigación. Por defecto, primaba la restricción. Y esto fue así en los ochenta y en los noventa en todo lo relativo a la cuestión clave del pasado de la España actual: la represión franquista. No debía salir a la luz que bajo la "guerra civil fratricida" se ocultaba un brutal plan de exterminio aplicado allí donde triunfó el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, es decir, en más de medio país. Costó mucho trabajo acceder a las fuentes primarias que nos dieron la primera información sobre las víctimas del fascismo español. Bien sabemos esto los que tuvimos que recorrer decenas de juzgados para sacar los nombres de los que llegaron a ser inscritos en los Libros de Defunciones a lo largo de seis décadas.
Luego vinieron las exploraciones en otros fondos: la Causa General, el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca, otros archivos militares, los archivos municipales... y, ya a fines de los noventa, los fondos judiciales militares. Todo muy lentamente y no precisamente en las condiciones deseables. Fruto de este laborioso proceso investigador, realizado en todo momento contra corriente y sin ayuda oficial alguna en la mayoría de los casos, son las numerosas revelaciones que han ido apareciendo desde entonces y que permiten en la actualidad tener una idea aceptable aunque incompleta del proceso represivo. De ahí procede la cifra cercana a las 130.000 personas que refleja el informe, realizado por quien esto escribe, encargado por la dirección jurídica de las diligencias en curso y entregado al juez Garzón.
Sin embargo, la urgencia mediática dificulta los matices y produce simplificaciones de todo tipo. Por ejemplo, en esas 130.000 víctimas se incluyen tanto los asesinados por los bandos ilegales como por las farsas de los consejos de guerra. Son muchos menos estos últimos pero así quedó rastro de su muerte. Lo cierto es que las dificultades de investigación, la diversidad de fuentes y las limitaciones y problemas han sido tantos que estos listados sólo constituyen una base de partida que debe ser depurada (repeticiones, fechas erróneas, casos dudosos...) y, sobre todo, completada. Es lógico que así sea dada la manera en que ha habido que hacerlo.
El problema es que esas 130.000 personas son sólo lo que hemos podido sacar a la luz en tres décadas. Pero sabemos que las víctimas fueron muchas más. Sin embargo, los métodos de investigación que hemos usado parecen ya agotados. Ahora hace falta pasar a otra fase. En este sentido, la iniciativa del juez Garzón de solicitar información a diversas instancias es muy interesante pero no parece muy aventurado afirmar que de ahí no va a sacar mucho. Hay, sin embargo, otras posibilidades que deben tenerse en cuenta. El rastro de la represión hay que buscarlo en tres direcciones, ninguna de las cuales parece que a estas alturas vaya a poner pega alguna a ofrecer la información que se le solicite.
El ejército. Los militares golpistas fueron los máximos responsables y organizadores de la represión. La documentación generada por este proceso estuvo primero en los Gobiernos Militares de cada provincia y luego pasó a las Capitanías Generales (también habría que mirar en los llamados Archivos Intermedios). Igualmente habría que tener en cuenta los llamados Archivos de los Tribunales Militares Territoriales (antiguas Auditorías de Guerra), cuya consulta y aprovechamiento, no siempre posible, resulta muy compleja. Se trata de una documentación fundamental, que debería pasar cuanto antes al Archivo de Salamanca (el nuevo Centro Documental de la Memoria Histórica y puesta de inmediato en manos del Cuerpo Facultativo de Archiveros del Estado.
La Guardia Civil.
La Policía. La represión fue canalizada desde el primer momento a través de las Delegaciones Militares Gubernativas de Orden Público, cuyos archivos pasaron tras la guerra a las Jefaturas Provinciales de Policía, en cuyo poder estuvieron hasta los años ochenta (hasta 1984 en el caso de Sevilla). Así que no basta con preguntar a Defensa, a la Dirección General de la Guardia Civil y a la Jefatura Nacional de Policía si tienen documentación sobre las víctimas de la represión. Y no basta porque nosotros sabemos que la tuvieron. Así lo demuestran numerosos documentos. Y tal como marcan las leyes, Ejército, Guardia Civil y Policía tienen la obligación de poner a disposición de la sociedad toda la documentación que posean sobre aquellos hechos ocurridos hace siete décadas. No cabe plantear que no la tengan. Su obligación es tenerla e informar detalladamente sobre su contenido, características, vicisitudes y ubicación. El objetivo de este llamado movimiento por la memoria no es descubrir ni mucho menos castigar a los responsables de los crímenes cometidos, ni tampoco montar otra Causa General, ahora de signo contrario. En realidad se persiguen tres fines: identificar a todas las personas desaparecidas a consecuencia de la represión franquista, facilitar a sus familiares el acceso a la información que exista sobre sus avatares y paradero y permitirles que les den digna sepultura. Con ello se cerraría de veras un proceso abierto por el golpe militar de julio de 1936 y que aún sigue pendiente por las peculiaridades del proceso de transición, por las políticas de olvido de los años posteriores y por la actitud cerrada de una derecha que, pese a ser democrática, no acaba de romper amarras con el pasado franquista. Resulta inconcebible que, siguiendo con la práctica habitual de la dictadura, haya quien niegue a los familiares de las víctimas el derecho a saber qué fue de ellas y la posibilidad de celebrar por fin los ritos negados y aplazados por el terror. La Ley de Memoria, sin desarrollar aún, parece ya cosa antigua. De hecho, la iniciativa del juez Garzón la supera notablemente. En este sentido, llama la atención que el Gobierno, tan remiso a afrontar estos problemas, apoye ahora públicamente la providencia de Garzón. Algo no cuadra: no parece muy lógico que quienes han aprobado una Ley de Memoria tan timorata y raquítica ahora estén a favor de la petición de información exhaustiva sobre las víctimas de la represión. El Gobierno debe asumir de una vez que las fosas y los desaparecidos del franquismo, como en su momento las víctimas del terror en zona republicana, son cosa del Estado y no de las humildes asociaciones de familiares que luchan hace años para que se dé solución a ese escandaloso vacío. Parece que ya es tiempo de que se alcance un acuerdo general para solucionar un problema que dura mucho. Francisco Espinosa Maestre, historiador, es coordinador del proyecto Todos los nombres y autor del Informe sobre la represión franquista enviado al juez Garzón.
No se si estaré de acuerdo con todas sus ideas, pero este comentario sobre el Rastro de los Desaparecidos me parece perfecto y de un rigor (dentro de la profundidad de los terminos empleados)digo de alabanza.
Anoche pude ver parte de una entrevista que le hicieron en "La Noria" y lo que siento es no habderla podido acabar. Como me gustaria haberla podido ver entera.
Gracias por su seriedad ante los insultos emitidos. Ese es el talante que necesitamos todos los que vivimos en españa.
Publicado por: Ramon Martin | 09/28/2008 en 08:58 a.m.
Ramón Martín: ¿Qué opinas de los insultos que estas mismas páginas ha lanzado Anasagasti? Le recordaron los del Denfesor del Pueblo., pero se olvidaron por ejejmplos los dichos contra un Embajador Español o contra un Diputado etc.
Se puso la máscar de cordero para la entrevista, algún fin político persigue con estas apariciones, aunque no es muy dificil de imaginar.
Publicado por: | 09/29/2008 en 10:09 a.m.
Iñaki:
Demostraste en ese programa que eres un señor, a diferencia de los vociferantes que suplen la falta de argumentos con insultos.
Publicado por: ATILA | 09/29/2008 en 12:35 p.m.
Te voy a dejar en Sabin Etxea copia de la documentacion que tengo, carta del Valle de los caidos, informacion sobre 471 restos, creo que alaveses, conversaciones con un mandamas alaves, ofreciendose y mientras tanto el "amigo" Azkarraga, diciendo tonterias sobre Garzon, copia de nominas, con el sello del gobierno vasco y del diario oficial del pais vasco de diciembre del 36 y asi no hablareis de oidas, son los deseos del Lendakari Aguirre y a pesar de estar en plena guerra se cumplian y ahora, en paz, mirais para otro lado. Dora
Publicado por: | 10/01/2008 en 08:44 p.m.
ayer decidi enviar al lendakari lo que te habia preparado, es quien le guste o no esta encima de 5.500 fusilados, 7.000 muertos o desaparecidos en combate, l50.000 exiliados y 90.000 presos, ademas de su juramento en Guernika y si no quiere saber nada de nosotros, veremos que tenemos que hacer, ya no debe de quedar nadie de los descendientes de las fuerzas golpistas sin su homenaje, dinero, etc. olvidando que eta mata, pero no absuelve y la lista la encabeza un torturador, supuesto claro y tener que insistir que despues de setenta años nos dedique, de verdad su tiempo..... a solucionar a los que ayudaron al Lendakari Aguirre, porque se le va a acabr el mandato y no ha hecho nada. por poner un ejemplo facil: 47l restos de alaveses identificados(alaveses quiere decir robados por el ejercito español para llevar al V. de los caidos, sin consentimiento del cementerio de Vitoria, muchos seran bilbainos de la batalla de Villareal y 3 desconocidos, uno de ellos piensan que es el de mi padre) y todos mirando para otro lado, con autorizacion para revisar las listas, pero claro, como es politicamente incorrepto tratar este tema....veremos si se acuerda que somos sus votantes, desgraciadamente no tenemos a quien votar y volveremos a votar con las narices tapadas, para que no se vaya el pais de las manos. en fin eso es lo que hay inoperancia y desidia con los que somos herederos de los que repito, ayudaron al Lendakari Aguirre y por supuesto a todos vuestros cargos.
Publicado por: | 10/07/2008 en 08:23 a.m.