Si yo tuviese un tambor me la pasaría a redoble limpio recordando lo que de positivo hicieron nuestros mayores y que se ha desconocido totalmente en estos años.
Afortunadamente las cosas se van poniendo poco a poco en su sitio y lo que destrozaron los franquistas cuando entraron a sangre y fuego en Euzkadi, hace setenta y dos años, quitándonos nuestras instituciones y nuestra Universidad (que nunca habíamos tenido) van poco a poco recuperándose, porque aquel incipiente Gobierno Vasco hizo muchísimo en poco tiempo. Honor a ellos.
Fue Leizaola quien como Consejero creó el “Colegio Notarial de Euzkadi-Euskadiko Ziñaldarien Elkartea” en noviembre de 1936 con ese nombre y con esa sonora z. Lo malo es que, como somos unos incultos históricos, como con el nombre de la “Selección de Euzkadi”, viene un pirao de última hora y te lo cambia todo. De ahí la importancia del acto que tuvo lugar el miércoles 21. Al día siguiente parecía que la noticia era si Ibarretxe y Piñeiro se habían saludado o no, que como son gente educada, claro que se saludaron, pero lo importante fue la recuperación de la historia que se hizo a un país que nos lo había troceado.
Los casi 150 notarios que ejercen sus funciones en la comunidad autónoma cuentan ya con un órgano que les represente, defienda sus intereses y vele por el cumplimiento de su buena labor profesional. El nacimiento del Ilustre Colegio Notarial del País Vasco-Euskal Herriko Notario Elkargo Txit Prestua, que quedó formalmente constituido el miércoles 21 de enero, ha sido calificado como un “hecho histórico” puesto que supone adaptar la última pieza de la estructura jurídica a la configuración autonómica. Hereda las competencias del Colegio Notarial de Bilbao, que aglutinaba a los profesionales bizkainos y alaveses pero dejaba fuera a los gipuzkoanos, adscritos al de Pamplona.
El hasta ahora responsable de este organismo, Manuel López Pardiñas, fue investido como primer decano del nuevo colegio en un acto presidido por el lehendakari en el Palacio Euskalduna.
Ibarretxe alabó la labor desempeñada por los notarios “en causas trascendentales de nuestras vidas” y les animó a ser “compañeros en ese viaje interminable y maravilloso a nuestra actualización como pueblo vasco”. También hizo referencia a la crisis. “Espero que seáis testigos implicados en nuestra recuperación y bienestar futuro” dijo.
El organismo constituido cuenta con un importante precedente: el Colegio Notarial de Euzkadi-Euzkadi’ko Ziñaldarien Elkartea, creado el 20 de noviembre de 1936 por el gobierno del primer lehendakari, José Antonio Aguirre. Enmarcado en el Departamento de Justicia y Cultura que dirigía Jesús María de Leizaola, no tuvo mucho recorrido, debido a su fundación en plena Guerra Civil. La disolución de la autonomía vasca por el régimen franquista conllevó su extinción y las notarías vascas volvieron a depender de los Colegios de Burgos y Pamplona. Ibarretxe calificó este antecedente como una “encantadora paradoja”. “Habrá querido el destino que 72 años después estemos cumpliendo la voluntad manifestada por aquel gobierno”.
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