Por: Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas de la Universitat Pompeu Fabra
Durante mi largo exilio viví en tres países; dos eran monarquías (Suecia y Gran Bretaña) y uno era una República (EEUU). En Suecia pude leer artículos críticos del monarca y de la Monarquía sin que ello fuera motivo de escándalo o reprobación en una cultura profundamente democrática. En Gran Bretaña, la reina, era sujeto de fuertes críticas a las que ella y su familia eran vulnerables por sus abundantes limitaciones personales. Y en EEUU pude ver de una manera muy directa (cuando estuve trabajando en la Casa Blanca, ayudando a Hillary Clinton en su intento fallido de reforma sanitaria) cómo el presidente Bill Clinton era criticado e insultado en todos los medios de información, que le pusieron verde (y con razón) por su comportamiento con la becaria Mónica Lewinsky. El escándalo mayúsculo fue el comportamiento del presidente, no la crítica generalizada y los insultos que aparecieron en los medios.
Cuando volví del exilio a España, sin embargo, apenas había artículos críticos del monarca en los medios de información, y ello a pesar de sus muchas vulnerabilidades, tanto en su origen (basado en el régimen dictatorial anterior) como en sus comportamientos. Aunque algunos amigos y asesores económicos del monarca han terminado en los tribunales de Justicia, no se publicaron artículos en los mayores medios de información analizando las conexiones de la Casa Real con tales señores. Este desinterés por averiguar las conexiones del rey con los que habían sido sus amigos apareció también con su amigo Alfonso Armada, máximo dirigente del fallido golpe militar del 23-F. En realidad, no sólo ha habido una ausencia de crítica y escrutinio, sino que ha habido una promoción muy intensa del monarca y de la Monarquía. La última es el programa de TVE-1, “El día más triste del rey”, que ha sido evaluado por los mayores medios de información y persuasión como "un gran documental", "veraz en su exposición", "que describe las enormes virtudes del rey y de su familia", "mostrando su talante democrático" que, por segunda vez en su vida, nos trajo la democracia a nuestro país.
Y así continuamos. El último ejemplo es el artículo del conde de Sert "El rey que España necesita", publicado en La Vanguardia (09-03-09), diario que, a pesar de promocionarse como defensor de la diversidad democrática, nunca ha publicado un artículo crítico con la Monarquía en España. En tales artículos, la historia de nuestro país continua siendo tergiversada a fin de promocionar a la Monarquía, ignorando la historia real del país. De ahí que la juventud desconozca que no fue el rey sino las enormes movilizaciones populares, y muy en especial de la clase trabajadora, las que forzaron los cambios democráticos en España.
Es conocido fuera, pero no dentro de España, que las movilizaciones obreras fueron determinantes en el establecimiento de la democracia. En 1976, año decisivo de la transición, hubo 1.438 días de huelga por cada. 1.000 trabajadores (el promedio de la Comunidad Europea eran 390 días). Y un tanto igual ocurrió en los sucesivos años. Tales movilizaciones pusieron a la defensiva a la nomenclatura franquista liderada por el rey, el cual se apercibió de que no podía mantenerse en el trono sin realizar cambios en el sistema político. Las primeras propuestas de democratizar aquella dictadura, sin embargo, fueron escasamente democráticas. Detrás de cada uno de los cambios de aquellas propuestas hubo enormes movilizaciones populares. No es, pues, cierto el mensaje, dominante que han transmitido los medios de información y persuasión de que el monarca era un demócrata que fue desarrollando su proyecto democrático. Mantenerse en el trono exigía su adaptación a las presiones populares que, junto con presiones internacionales, fueron los motores del cambio.
La negación de este hecho ha debilitado enormemente la cultura democrática del país, reproduciendo esta visión mesiánica de como se realizó aquel cambio histórico. Las derechas (con complicidad de algunas izquierdas) siempre ven la historia como resultado de las decisiones de grandes hombres (y de ocasionalmente alguna mujer) que configuran el destino de los pueblos Esta falsedad ha empobrecido enormemente la cultura democrática del país, al presentar a la población española como un agente pasivo en el desarrollo de su propia historia. Y tal visión de lo ocurrido ha reforzado el enorme dominio que las derechas (la Monarquía, el Ejército, la Iglesia, la banca, la Patronal) y los medios conservadores) tiene en España, dominio que es responsable del gran retraso político, económico y social del país. Un indicador de ello es que España continúa hoy, 32 años de democracia, a la cola del gasto público social por habitante en la UE-15.
Y este bloque de poder se reproduce a base de un sistema político en el que la Monarquía juega un papel central. En realidad, la enorme movilización del establishment económico, político y mediático del país para ensalzar la Monarquía, se basa en esta realización. Saben que la aparición, de voces críticas haría resquebrajar aquel enorme entramaje, perdiendo rápidamente su aparente solidez. Si el Sistema monárquico fuera tan sólido como indican, permitirían voces críticas en los medios, tal como ocurre en Suecia y Gran Britaña. No así en España. Si la historia real de los hechos del 23-F hubiera sido tal como muestra el documental de TVE-1, ¿por qué entonces las Cortes españolas no permitieron que se estableciera una comisión parlamentaria para analizar responsabilidades de aquellos hechos tal como hubiera ocurrido en cualquier sistema democrático?. Si el rey se comportó tal como indica el documental, tal comisión hubiera supuesto un enorme aval democrático a la Monarquía. El que tal comisión no se estableciera parecería indicar que la estructura de poder consideraba aconsejable ocultar algo que todavía se desconoce.
Retrocediendo en el tiempo, tengo entendido que se falsificó el testamento de Carlos II, que al no tener hijos quiso dejar el trono a un Habsburgo y mediante una maniobra de Luis XIV de Francia se dio en los últimos días de vida de Carlos II, petrdida ya la razón, el cambiazo para que fuera un Borbón el heredero (Felipe de Anjou.
De ser esto cierto, el origen de esta dinastía sería tan "inmaculado" como la designación de Juan Carlos o su papel en el 23F
Publicado por: MEMORION | 03/25/2009 en 10:58 a.m.
Estando de acuerdo con buena parte de lo que dice el artículo, creo que falta un matiz fundamental, respecto a los países con los que se compara: ¿Cuánto tiempo hace que hubo una guerra civil en el Reino Unido, en Estados Unidos, o Suecia? ¿Cómo de estables son esas democracias? ¿Han sufrido dictaduras como la franquista durante el siglo XX? Para una comparativa seria, y más viniendo de un profesor de Ciencias Políticas, habituado a la estadística, habría de haber comparado con países en similares circunstancias, que yo desconozco.
Ello no justifica la continua promoción del rey por parte de los medios de comunicación, pero sí es un dato clave a tener en cuenta en el análisis comparativo: ¿qué hubiera pasado si se hubiera hecho lo contrario? ¿Hubiéramos entrado antes, después, o nunca en la Unión Europea? ¿Acaso no es un títere el rey que sirve de conciliador para con estas gentes de derechas? ¿A este señor le hubiera gustado que el rey no hubiese sido hipócrita durante el 23- F, y hubiera sido leal a sus amiguetes? ¿Le parece cosa baladí el desmoronamiento de la monarquía, recién reinstaurada, inmediatamente después de la Transición? ¿Alguien sabe lo que hubiera pasado? Y claro que fue la gente; pero la gente por sí sola no puede contra un maldito y asqueroso ejército repleto de descerebrados. Es una gran labor la de reconocer al pueblo y no al títere que las movilizaciones obreras fueron determinantes en el establecimiento de la democracia. Se agradece que se escriba sobre estos hechos.
(...)
Creo que los humanos siempre queremos verlo todo en vida, la historia es más lenta: cuando muera este rey, lucharemos con furia y energía para que se realice un Referendum sobre la monarquía. Hay otras cosas que son más urgentes.
¿Es atraso el desarrollo conseguido en pocos años de democracia y sin apenas uso de energía nuclear, recién salidos de la Edad Media en algunas zonas de Extremadura o Andalucía y buena parte del país? ¿Es mejor la Seguridad Social del Reino Unido que la de España? Si es así, ¿Por qué vienen a realizar sus operaciones aquí? ¿Qué decir de USA? ¿Cobran los parados de Italia tanto tiempo como los de aquí? ¿Cuántos hijos de obreros han podido estudiar desde que se instauró la democracia? ¿Cuántas guerras ha tenido España en estos años? ¿Cuántas Inglaterra y Estados Unidos?
Está claro que queda muchísimo por hacer, y que todo es mejorable; también está claro de qué pie cojea la monarquía y que mucha gente, más de la que se piensa, no la ve con buenos ojos; y que estos articulitos que parece que no llegan al gran público, cada día lo hacen más.
Publicado por: Juan | 03/26/2009 en 04:46 p.m.
"las movilizaciones obreras fueron determinantes en el establecimiento de la democracia". Hay que ser imbecil o ir borracho para creerse esta payasada.
Publicado por: emilio | 03/26/2009 en 08:44 p.m.