“Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio”, dicen que canta Zapatero cuando pone su mirada sobre eso que en Madrid etiquetan como "nacionalismos periféricos". El prestigioso Julián Santamaría, politólogo cercano al mundo socialista, escribió hace exactamente un año en este diario, en medio de la resaca de los resultados de las últimas generales, que "en España se podrá gobernar con o sin el apoyo de los partidos nacionalistas, pero no contra Catalunya y el País Vasco ni ignorando su existencia, y su peculiaridad''. Al parecer, ni a Ferraz ni a la Moncloa han llegado tan atinados juicios, más bien parece que se trata de hacer todo lo contrario de lo que recomendaba el presidente de! Instituto Noxa Consulting cuando destacaba que "Catalunya y el País Vasco se han levantado frente a la catalanofobia y la vascofobia promovidas por el PP cualesquiera que hayan sido los beneficios electorales obtenidos por ese partido en otros lugares, otorgando al PSC y al PSE victorias históricas en sus respectivos territorios". El líder del PSOE olvida sus compromisos y pone en marcha un plan B que no tiene nada que ver con su primera legislatura: en Euzkadi bendice un acuerdo con los populares para descabalgar a Ibarretxe en vez de promover un gobierno transversal PNV-PSE (como existió en otros tiempos), mientras en Catalunya deja que el horizonte de un Estatut recortado y una mala financiación autonómica (ayer pronosticada por un conseller de Montilla) ponga en evidencia los límites insalvables del PSC a la hora de intentar sustituir a CiU en la defensa de Ios intereses de la sociedad catalana. Zapatero ha decidido que el cierre nacionalista español (eso que algunos llaman "normalización") no puede ser una golosina de venta exclusiva en las tiendas de Rajoy y ha decidido publicitar el producto por todo lo alto. No es casual que todas las encuestas, desde hace años, arrojen un dato que en Catalunya y el País Vasco pasamos por alto: los acuerdos de gobernabilidad preferidos por la inmensa mayoría de votantes del PSOE y del PP son sólo entre ambas siglas, muy por delante de cualquier eventual arreglo que implique que Zapatero o Rajoy van a depender de los nacionalistas catalanes o vascos. Al parecer, el españolito medio no se acuerda, por ejemplo, de lo bien que les fue a González y Aznar que Jordi Pujol estuviera a pie de obra, dando estabilidad cuando Europa nos examinaba. Esta voluntad de excluir a los nacionalismos moderados también se traduce en jugadas de largo alcance, caso del último informe del Consejo de Estado, que defiende la ampliación del Congreso de los Diputados a 400 representantes y la adopción de la fórmula de Hare en vez de la vigente ley D'Hondt para la asignación de escaños en los comicios. Con ello, IU lograría aumentar su presencia, en la Cámara Baja a la vez que -lo más importante-CiU y PNV podrían perder el peso y la influencia que han tenido en la política española desde el año 1977. Como ha observado certeramente Josep Ramoneda -que no habla precisamente desde el nacionalismo catalán o vasco-, no es cierto que se haya producido un gran vuelco en Euzkadi, porque "el voto nacionalista vasco -tripartito y Aralar- suma más que el voto del bloque llamado constitucionalista o nacionalista español”. Y eso sin contar el voto nulo de la izquierda abertzale de obediencia etarra". Otra cosa -como sabemos, bien en Catalunya-es alcanzar finalmente una mayoría parlamentaria En todo caso, lo más relevante para los votantes del PSOE y del PP es el nuevo mapa que, desde el pasado 2 de marzo, se asienta en la opinión pública: los partidos nacionalistas de las dos comunidades históricas más reivindicativas han desaparecido. Salvo los inofensivos regionalismos cántabros, navarro y canario, el poder autonómico es, bicolor, del PSOE o del PP. Las siglas centrales del catalanismo y del vasquismo todavía existen pero ya no presiden ni Catalunya ni Euzkadi. La invisibilidad de CiU y PNV -piensan muchos- anuncia su final, a medio y largo plazo. Tras marear la perdiz con su España plural, Zapatero acaricia la idea (al igual que Rajoy) de poner fin a eso que las élites españolas (políticas, económicas y culturales) consideran una anomalía cada vez más insoportable: unos, partidos autonómicos que vehiculan una insatisfacción permanente sobre el diseño territorial del Estado. CiU y PNV se mantienen porque expresan un conflicto que la transición no resolvió completamente, pero este detalle se orilla, Hay otras formaciones que expresan lo mismo, pero sólo preocupan las dos. que, a la vez, devienen piezas- indispensables para la gobernabilidad española. Convertir a CiU y al PNV en partidos muleta como ERC y el BNG es el objetivo de los estrategas socialistas, no sólo de los de Madrid. También de los de Barcelona y Vitoria. Pero el ejercicio de la política es trágico por definición, como nos recuerda Isaiah Berlin. Siempre hay que escoger entre dos males, Zapatero, que ha vivido durante años sin saber esto tan elemental, ya ha decidido. Pero habrá sorpresas. Con su nueva estrategia, Zapatero acaba de regalar a CiU y al PNV el mejor vigorizante. Sin duda. Y, de paso, ha puesto a José Montilla a los pies de los caballos. Como declaró José Blanco en La Vanguardia. "CiU y PNV están muy enraizados en la sociedad catalana y vasca, aunque no puedan gobernar". A veces un gallego derrotado es más sincero que un catalán de la calle Nicaragua.
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Vaya, Iñaki, así que trayendo cosas de la Vanguardia Española.
Publicado por: Willi | 03/24/2009 en 05:36 p.m.
Creo que se confunden varias cosas:
En principio, y generalizando bastante (obviando los múltiples matices), hay dos tipos de nacionalismos españolistas; uno, basado en el franquismo: ultracatolicismo, diferencia de clases y de género, reparto de la tierra desigual; uniforme, populista, conservador de la doble moral, -que no del paisaje... el otro es socialista: progreso social, laicismo, igualdad de derechos y oportunidades, independientemente de la clase social; reparto de la riqueza, igualdad de género...
Desde algunos sectores se tilda de nacionalistas al Partido Socialista Obrero Español, cuando lo más correcto sería llamarlo "estatalista". Hago hincapié en este matiz porque bajo la esquizofrenia ideológica que impera en los medios de comunicación y en buena parte de la propaganda panfletaria no se diferencia una cosa de la otra.
Es nacionalista el que hace apología de la patria, el que usa las tradiciones folclóricas para vanagloriarse de ellas, el que utiliza los símbolos históricos con orgullo romántico, el que se siente responsable u orgulloso de lo que hicieron sus antepasados, el que participa de la esencia del territorio (y se la apropia, el que ama al terruño por encima de todo...
El PSOE sería nacionalista si utilizara el folclore en los actos oficiales; si utilizara la bandera como arma arrojadiza (véase la diferencia en el uso de banderitas en los mítines del PP y los del PSOE; incluso más allá: compárese la cantidad de ikurriñas que aparecían en los mítines de Patxi López, -hasta qué punto es Euskadi nacionalista que ni los de izquierdas puieden obviar este hecho para arañar votos- en contraste con la casi ausencia de banderas de Galicia en los mítines de Touriño, ambos del mismo partido). En el ámbito del PSOE estarían los "estatalistas" al estilo francés; aquellos que defienden la integridad del territorio justificándolo con el reparto de la riqueza y la igualdad de todos los territorios que comparten un espacio económico histórico, fundamentando que no es casualidad que los territorios separatistas se ubiquen en la zona fronteriza, curiosamente al norte, en los Pirineos (habida cuenta del carácter peninsular del territorio): minifundismo en lugar de latifundismo, zona de entrada de invasores (posible causa del origen de los fueros), así como de ideas; mayor sindicalismo, menor analfabetismo, mayor número de empresas europeas que comercian con el resto del Estado... El otro sector sería federalista: concibiendo a España como un conjunto de pueblos con sus particularidades; es decir, teniendo en cuenta la historia de cada lugar, las tradiciones, la lengua hablada… Está claro que hay mil matices entre estas dos generalizaciones y que muchas de las actuaciones del PSOE han sido fascismo puro y duro, como lo del GAL.
En ello, España es un país bastante diferente al resto: buena parte de la izquierda de este país reniega de las banderas, reniega de los actos folclóricos promovidos por las instituciones. Aquí ya se sabe: si uno lleva la banderita en el coche es muy probable que vote al partido que todos sabemos; incluso en las fiestas populares: los de izquierdas no sacan ninguna bandera al balconcito. (Se obvie lo de la Eurocopa, es un tema aparte). Asimismo, España es un país más federalista que estatalista.
Algunas preguntas:
1.¿Por qué la ideología que profesaba Sabino Arana no es fascista? ¿Sirve aquello de que era un hombre de su tiempo?
2.¿Cómo se come lo de ser euskaldún (aquel que conoce y habla el euskara) con ser vasco; más concretamente, con el concepto de ciudadanía? ¿Cómo se compagina eso con una ideología de izquierdas?
3.¿Cómo se compagina tener una buena casa, comida de sobra, ropa de montaña fabricada merced a los avances tecnológicos más innovadores, una furgoneta de varios millones de pesetas y declararse “comunista convencido”; es más, justificar la muerte de otras personas en pro de unos ideales férreos?
4.¿Cómo se compagina ser miembro de un pueblo ancestral, exaltando las diferencias y salvaguardando la cultura, con ser católico (universal), y además jesuita, cuyos miembros colonizaron el mundo de los indígenas con misioneros? ¿Cómo, a su vez, estar a favor de las regiones ricas en Bolivia y en contra de los indigenistas cuando se alegó aquello del rh-negativo? (obviando todo aquello de la Teología de la liberación, que me parece una cosa coherente con lo que predicaba Jesucristo)
Publicado por: Juan | 03/26/2009 en 01:59 p.m.
estos gitanos del PNV tienen tanto apego a la POLTRONA como Hugo Chavez.
Publicado por: emilio | 03/26/2009 en 08:37 p.m.
Dice el articulo; ""Como declaró José Blanco en La Vanguardia. "CiU y PNV están muy enraizados en la sociedad catalana y vasca, aunque no puedan gobernar". A veces un gallego derrotado es más sincero que un catalán de la calle Nicaragua.""
La realidad es que CIU y ERC juntas, repito; JUNTAS, en las ultimas elecciones catalanas solo obtuvieron el 45% de los votos que solo representaba al 25%, repito; el 25% del censo electoral.... Dais pena.
Publicado por: emilio | 03/26/2009 en 08:49 p.m.