Acabo de recibir de Bilbao una carta que me ha proporcionado un rato agradabilísimo, y como no soy nada egoísta, quiero que mis lectores participen también de esa jocundidad.
Me escribe un antiguo amigo mío, un sinvergüenza de tomo y lomo. Este amigo del alma no se había preocupado de mí para nada desde que abandoné mi tierra cuando aquello se puso muy incómodo. En Francia, en Senegal, en Marruecos, en La Habana y aquí en Buenos Aires, he recibido cartas de amigos que se han interesado por mi salud y, lo que es aún mas de agradecer, por mi situación económica, y hasta ha habido sentimentales que me han ofrecido dinero: sentimentales o gentes a quienes les ha hecho daño en la cabeza el sol de los trópicos. Pero este otro amigo del que hablo, jamás me había escrito, ni nunca se había interesado por mí. Y he ahí que ahora me escribe una carta cariñosísima que empieza así: "Mi buen amigo de siempre..." Sí. ¿He?. ¡Bien hombre bien!. Luego se interesa tristemente por mi estado de salud, "pues me he enterado de que has estado a punto de morir en no sé qué sitio de África, y es que aún no andas bien"; me llama tonto por haber estado enfermo y vuelve a llamarme tonto dos líneas más abajo porque continúo aquí. Y enseguida, por si no me he enterado bien, me dice: "No seas tonto y ven para acá, que no te pasará nada. Ya sabes que yo estoy muy bien situado en este régimen y te aseguro que nadie te molestará. Yo responderé de tí y te arreglaré toda la documentación. He sabido también que tu situación económica es muy mala . No te preocupes. Si me autorizas, yo te enviaré dinero para salir de apuros y para el pasaje". ¡Ay. ay, ay!. ¿Qué te pasa, mi querido amigo?. ¿Qué pasa por ahí? ¿Tan mal van las cosas para que desde ahora estés buscando una protección tan precaria como la que yo pueda ofrecerte el día de mañana?. Apañado está Franco con adhesiones como la tuya. Pues mira, mi querido amigo; es cierto que mi salud estuvo a punto de quebrarse en un pueblo africano que se llama Kasbah-Tadla, pero ahora me encuentro muy bien, y quisiera que me veas pasear todos los atardeceres, erecto y optimista, por la Avenida de Mayo y por Florida, "kalean gora, kalean bera". De modo que no te lleves malos ratos por eso. En cuanto a que mi situación económica es un tanto enteca, tienes razón. De mí también puede decirse aquello de que “al pobre, por faltarle todo, hasta el dinero le falta". Pero cincuenta años de enfrentamiento intensivo me permiten llevar mi pobreza con bastante agilidad. No me mandes dinero, pues, podría hacerme daño por la falta de costumbre, tampoco te molestes en enviarme el pasaje, por la sencilla razón de que no pienso ir por ahí todavía. Ya sé que tu fortuna sigue siendo tan abundante como siempre, o más, y que esas ayudas que me ofreces no son nada para tí; pero no te molestes. Y sé que también políticamente estás muy bien situado, que eres un mandamás y que tienes una preciosa camisa azul, correaje y pistola. ¿Y por eso me dices que estás dispuesto a responder de mí?. Te advierto que eso me ha causado cierto enojo. ¿Tú, sinvergüenza de toda la vida, responder de mí, que soy más honesto y limpio que un jilguero, y más infeliz que una chonta?. ¿Ante quién, o dónde vas a responder tú de mi?. Como no sea en algún garlito, o en algún patio de Monipodio, o en algún lupanar elegante, no sé dónde. En resumen: todos esos ofrecimientos que me haces y todas esas protecciones que me brindas, puedes colgártelas del correaje o metértelos en el "kolko". Ya se me ha pasado el enojo. Y ya que te interesas tanto por saber cómo discurre mi vida, te lo diré en pocas palabras: me levanto de la cama a las cinco de la mañana, trabajo todo el día y me reintegro a mi casa a las ocho de la noche, hecho un trapito, sin ganas ni tiempo más que para cenar y volver a la cama, para volver a levantarme a las cinco, etc., etc. ¿Qué te parece?. Te advierto que he hecho las oportunas gestiones para que te reserven mi actual empleo para cuando al ir nosotros para ahí, tengas que venirte tú para acá. Verás qué bien. Cuando nos crucemos en el Atlántico, yo con la proa mirando a Europa, y tú puesta la tuya hacia América, te daré más detalles. Me envías, con tu despedida, un fuerte abrazo de Javier. ¡Hombre, hombre!. ¿Y qué tal anda ese galápago?. Me gustaría tenerle delante para devolverle el abrazo. Le daría uno fuerte, muy fuerte, quizá más fuerte de lo que él quisiera. Porque si en el mundo hay algún hombre más sinvergüenza que tú, que lo dudo, ese hombre es Javier. Ese, ya lo sabes, fue de nuestra cuerda. Pero cuando empezó la guerra hizo sus cálculos; vio que frente a nosotros estaba todo el ejército español, o casi, más los carlistas, más los falangistas: pero sobre todo, vio que con ellos estaban Alemania e Italia y que con nosotros no estaba nadie. Y pensó que los militares ganarían la partida. Y os traicionó, y esquivó el hombro, y se dedicó a proteger a sus enemigos de siempre, y cuando entraron ahí los franquistas, no le pasó nada. Y siguió viviendo tranquilamente. Y sirvan estas líneas, mi querido amigo, de contestación a tu carta. Porque ya te figurarás que no voy a gastarme un peso y pico en franqueo. Hasta el Atlántico, pues. Euzko Deya de Buenos Aires n° 143 20 de abril de 1943 -------------------------o------------------------- José Olvares Larrondo nació en Algorta en 1892. Escritor y periodista firmaba con el seudónimo de Tellagorri. Fue Director del periódico de ANV, TIERRA VASCA. Exiliado en Buenos Aires donde murió en 1960, escribió cientos de artículos y reseñas, hoy desconocidos. De ahí que trate de traer al hoy, aquellos magníficos trabajos de aquel inconmensurable Tellagorri, que escribía y describía personas, paisajes y situaciones como los ángeles. Aquí va el tercero. Es de 1943 y tanto los personajes como la grafía es de aquella época. Iré sacando poco a poco sus trabajos y depositándolos en una sección específica de éste Blog. A Tellagorri no podemos olvidarlo. Casi setenta años después su prosa y sus lecciones tienen más vigencia que nunca.
estoy contigo Iñaki!
Manífico escritor el güaito, a quien por cierto no se le ha hecho mucha justicia.
Publicado por: Sasetaurrena | 06/28/2009 en 10:24 a.m.
Sería conveniente y enriquecedor un post sobre los "amigos" de Tellagorri de hoy, que haberlos haylos, y más en estos tiempos
Publicado por: Kuku | 06/28/2009 en 11:03 a.m.
Kaixo Iniaki,
Aparte del problema de bolsillo, se puede saber cual fue el de salud en ese otro pais?
Bless,
Publicado por: mariasun | 06/28/2009 en 02:09 p.m.
El problema de salud que tuvo "Tellagorri" en Casablanca fue de caracter gastro-intestinal, posiblemente por el agua.
Olivares Larrondo "Tellagorri" falleció en Buenos Aires en 1960 afectado por una muy fuerte diabetes.
Publicado por: Mikel Ezkerro | 06/30/2009 en 05:29 p.m.
¿Fue funcinario de la delegacion vasca en la calle Florida?.Mikel,dinos algo.Gracias.
Publicado por: zaldupe | 06/30/2009 en 06:51 p.m.
"Tellagorri" no fue oficialmente,con los datos que poseo, miembro de la Delegación del Gobierno Vasco en Argentina que funcionaba en varias oficinas de la calle Florida 461,primer piso, pero si durante muchos años, iba casi diariamente a la Delegación,donde escribía para "Euzko Deya" de Buenos Aires, "Euzko Deya" de México, etc. y para "EUZKO LURRA"-"TIERRA VASCA" en Buenos Aires, cuando esta publicación reapareció en 1956, de la que fue director y activo colaborador entre 1956 y 1960,año de su fallecimiento.
En meses anteriores a su muerte y debido al agravamiento de su diabetes, fue Pello Mari Irujo y Ollo quien asumió la dirección de "EUZKO LURRA"-"TIERRA VASCA" hasta la desaparición de la misma en septiembre de 1975.
Como mero dato anecdótico, le gustaba hacer los crucigramas de todos los periódicos que llegaban a la Delegación.
Publicado por: Mikel Ezkerro | 07/01/2009 en 02:25 p.m.