Don Rafael Pikabea era un hombre fundamentalmente liberal. Ese calificativo fue el signo de su vida política. Porque era liberal de verdad, fue enemigo de los sectarismos, y el haber servido caballerosamente los ideales de la libertad le trajo de las filas monárquicas a la minoría nacionalista vasca. El ser liberal le puso a las órdenes del Gobierno de Euzkadi y. por ello, llegó al exilio accidentado y a su muerte en París.
Pikabea con sus setenta y ocho años, amante siempre de las libertades vascas, ha sido uno de los hombres que en la historia de nuestro país figurarán como eslabón de la cadena que une el viejo fuerismo con el nacionalismo actual. Cuando fue reelegido diputado, tres veces después del advenimiento de la República, Pikabea solía decir que los "nietos" le habían presentado el acta en bandeja de plata. Bien lo merecía el ilustre gipuzkoano no sólo por su prestigio personal, sino por su vasquismo consecuente. Hombre hecho a las maneras de la vieja política española, hombre que dispuso de influencia y de dinero, entró en la minoría vasca, donde la mayor parte de los diputados podían ser, si no sus nietos, cuando menos sus hijos; y dio ejemplo de disciplina en el grupo parlamentario y de lealtad y de respeto a los ideales patrióticos de sus electores. Pero donde Pikabea rindió eminentes servicios a la causa de la libertad de su pueblo fue en su periódico, en "El Pueblo Vasco", cuando tomaba la pluma del popularísimo "Alcibar" y, con una gracia inimitable, atraía a las filas del vasquismo a una masa muy considerable, demasiado asustadiza, demasiado recelosa para incorporarse de lleno al nacionalismo vasco. Los patriotas gipuzkoanos, los vascos en general, debemos mucho a Pikabea. Con un dinamismo ejemplar para sus años desempeñó el cargo de delegado del Gobierno de Euzkadi en París. En los primeros tiempos de la guerra, en que lo vasco era desconocido fuera de casa, en que toda gestión estaba llena de dificultades y de emboscadas, en que la propaganda exigía la presencia en el salón elegante y muchas veces hostil y la intervención en el mitin acompañado de los líderes del extremismo, Pikabea se desdoblaba y hacia todo y estaba en todo. Luego vino la catástrofe del 40 y don Rafael hubo de pasar a zona libre. Quiso embarcar para América, y las gentes de Vichy, empujadas por la policía franquista, no sólo le impidieron el viaje, sino que le encerraron entre criminales comunes en la cárcel de Marsella. Cuando fue puesto en libertad hubo de refugiarse en un pueblecito enclavado en los Pirineos vascos y para don Rafael no quedaron más que dos ilusiones: vivir con su familia y seguir consagrando su pluma, preparando libros, al servicio de su pueblo. Con la liberación regresó a San Juan de Luz y siguió escribiendo y dando conferencias. Volvió a París, donde luchó con sus dolencias y donde fue vencido. Don Rafael fue todo un patriota.
Pues señor anasagasti si levantase la cabeza veria un PNV alejado del liberalismo. No conozco la historia del señor Pikabea, pero creo que no estaria muy de acuerdo, si como apunta es cierto su sentido liberal.
Para mi es una de las cosas que el PNV deberia luchar y es que en sus bases (que son las que conozco) esta plagado de forma excesiva, de funcionarios o de sincalistas de ELA. Creo que el vasco, por sus origenes y si lo piensas en sus fundamentos ideologicos nacionalistas, siempre ha huido del paternalismo estatal. Hoy en dia Euskadi y el PNV esta mas cercano en que puede hacer euzkadi por mi, que el que puedo hacer yo por euzkadi.
Perdon por mi pesimismo...
Publicado por: berben | 07/30/2009 en 09:53 a.m.