María Isabel Chorobik de Mariani, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo (Argentina), aún tiene la esperanza de reencontrarse con su nieta.
Que su llamada no quede restringida solo a personas vinculadas a organizaciones de derechos humanos y pueda llegar hasta Clara Anahí !!!!
Gracias.
LA PLATA-BUENOS AIRES - 2008.
(Agencia NOVA).
El martes 12 de agosto, Clara Anahí Mariani cumplió 32 años, y su abuela María Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani, una de las fundadoras de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, decidió recordar esa fecha con una entrevista con Agencia NOVA, pese a su dolencia física.
En la calle 30 de La Plata vivía su hijo Daniel Mariani, su nuera Diana Teruggi y la pequeña hija de ambos, quien con apenas tres meses de edad logró sobrevivir a un operativo policial. La vivienda todavía detalla a través de cientos de impactos de bala la crónica del 24 de noviembre de 1976, día en que 200 uniformados al mando del represor Ramón Camps arrasaron la vivienda.
Desde entonces la niña permanece desaparecida y los deseos de “Chicha” por recuperarla son los mismos que hace 32 años, aquellos que la convirtieron en una de las primeras abuelas que reclamó por un nieta secuestrada por la dictadura.
En ese operativo, Diana fue barrida por una ráfaga, igual que otros cuatro compañeros. Daniel, que no estaba en el lugar en ese momento, fue asesinado por fuerzas represivas ocho meses después, en un barrio platense.
-¿Qué recuerda de ese 24 de noviembre?
Estaba en mi casa de calle 44 y 21 esperando a Diana que me iba a traer a la beba para que la cuide, como hacía todos los miércoles y sábados, y me di cuenta del paso de tanques, helicópteros, patrulleros y efectivos, y tuve miedo por mi nuera.
Yo no sabía nada de política en aquella época, pero sabía que estaban matando a muchos jóvenes. Me inquietó pensar que Diana iba a tener inconvenientes para llegar y fui a la casa de una amiga. Iba y venía, tejiendo una manta para Clara Anahí, mientras esperaba. Ese tejido está aun hoy en el punto en que lo dejé. Luego recibí un llamado de mi madre, que me avisaba que su padre estaba enfermo, de modo que me fui a City Bell para estar con ellos.
-¿Qué paso al regresar a la casa?
-Al regresar vi un tumulto de gente frente a su casa, muchos lloraban. Los vecinos creían que ella estaba muerta dentro de la casa, porque había habido un tiroteo. Al ingresar encontré todo destrozado y medio metro de todas las cosas rotas, vidrios, cubiertos, ropa, aceite, café, lo que fuera que hubieran encontrado en la casa estaba roto y tirado, salvo lo que habían robado.
-¿Qué hizo cuando se enteró lo que había pasado en la casa de su hijo?
-Comencé a buscar los cadáveres. Con este objetivo me dirigí a la comisaría 5º. Allí un oficial me confirmó que mi hijo y mi nuera estaban muertos, pero que no podían entregarme los cuerpos. Asimismo, el policía me dijo que no habían encontrado ninguna beba. Con el correr de los días pude enterarme que mi hijo seguía vivo, porque él me llamaba periódicamente por teléfono. Daniel se había salvado porque quince minutos antes del ataque a su casa, viajó a Buenos Aires, donde trabajaba.
¿Cómo empezó la "negociación" para recuperar a su nieta?
-Se inició a través de un matrimonio, compuesto por Omar Cerutti y Elvira Molina, conocidos de mi esposo. La familia Cerruti se acercó a mí cuando pasó ese atroz desastre de la casa de mi hijo. Elvira me convocó a su casa y me contó que la familia se reunía con su sobrina Elena Núñez –quien también declaró en el Juicio a las Juntas y confirmó el dato de que Clara Anahí salió con vida– y con su novio, un agente recién ingresado a la Policía. Era nada más y nada menos que Daniel del Arco. En mi desesperación ofrecí todos mis bienes a cambio de la entrega de la niña, siempre por medio de la familia Cerruti-Molina. Para mayor seguridad consulté al cónsul de Italia en La Plata, Luiggi Di Vita, quien me ofreció cuidar a mis padres y sacarme en un auto de la embajada. Yo pensaba que el cielo se abría para mí. Pero el plan se abortó porque el cónsul fue a ver al jefe de Policía, el coronel Ramón Camps. Al día siguiente, Di Vita me “reprochó” que había “mentido”. Camps le dijo que mi hijo que había muerto hacía un mes, y que quería chantajearlo para que Montoneros se quedara con el dinero.
-¿Cómo comenzó su vinculación con otras abuelas?
-Cuando empecé a recorrer los Juzgados de Menores en busca de información de mi nieta, en los pasillos de los Tribunales empecé a encontrar a mujeres con los mismos problemas que yo. A partir de eso comenzamos a viajar a Capital Federal y a juntarnos en la Plaza de Mayo. Durante mi presidencia (en Abuelas) hemos logrado encontrar a más de 50 niños que fueron apropiados durante la dictadura. Pero en el año 1989 decidí irme.
¿Luego fundó la asociación con el nombre de su nieta?
-Sí, en el año 1996 se creó la Asociación Anahí, con el objetivo de reconstruir y preservar la memoria, además de asesorar en Derechos Humanos y a defender la niñez y la adolescencia. Para eso se trabaja en áreas de búsqueda y apoyo donde se llevan a cabo tareas de investigación referidas a la búsqueda de la identidad, en un área jurídica donde la Asociación integra un colectivo de derechos de infancia y adolescencia que releva y analiza las situaciones a nivel provincial y nacional y eleva informes al Comité de Ginebra, un área de comunicación y gestión, un área de archivo e investigación, un área de museología, y el área Casa Mariani-Teruggi.
-¿Para usted cuál fue el destino de su nieta?
-Creo que fue entregada a una familia de mucho poder, en varias ocasiones me han dicho que no la busque porque ella estaba “muy alto”. Supongo que debe estar en una familia de mucho dinero y no le han contado su procedencia.
(Agencia NOVA).
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