Los cuatro tienen en común a la clemencia, pero además la reinserción, la amnistía y el indulto comparten tres características entre sí: Que sólo son concedidos por las autoridades, de tarde en tarde y por razones políticas, mientras que el perdón es potestativo de cada persona, se concede cuantas veces se desee y por razones de afecto y comprensión.
En otras palabras, la reinserción es fruto de conciliábulos medio secretos y se otorga por autoridades concretas; la amnistía es fruto de circunstancias muy especiales y se otorga por medio de ley o decreto; el indulto es una conmutación total o parcial de la pena impuesta y se concede por el jefe de Estado y, por último, el perdón es fruto de la bondad individual y está al alcance de cualquier persona.
Lo que resulta curioso es que la reinserción, la amnistía y el indulto, quizás por estar sometidas a particularidades y vaivenes, son nulas en sentencias, al revés que el perdón. Ahí van algunas:
Séneca decía que había que perdonar a los demás, nunca a uno mismo. Sócrates creía que el que no vengaba las injurias era un cobarde. Aristóteles aconsejaba no tratar con frialdad ni al hijo de la maldad. Hornero juzgaba que reírse del enemigo era un dulce placer. Buda consideraba que el amor debía ser gélido, egoísta. Jesucristo enseña que hay que amar a los demás como a uno mismo.
Como aplicar la reinserción, la amnistía y el indulto está reservado al dominio político, únicamente queda el perdón al alcance de cada ciudadano. ¿Qué sentencia aplicamos?. ¿La primera, la última o quizás la de en medio?
Luis Ferrer
Y, ¿por qué no, por una vez, empezamos con la justicia?
Lo demás, vendrá por añadidura
Pero, lo primero es lo primero. Y, me da la impresión, que se nos ha olvidado.
Publicado por: Antxon Gaztelu | 04/09/2010 en 12:12 a.m.