Si alguien nos regalara un poco de tiempo, estaríamos dispuestos a homenajear a Manuel de Irujo en el trigésimo aniversario de su fallecimiento, de la manera que a él más le gustaría, es decir, editando un libro describiendo sus trabajos y esfuerzos como diputado en representación del PNV en tiempos de la República. Fue un parlamentario fantástico. Era quien llevaba el día a día del Grupo en aquellos turbulentos años. Aquella generación sigue mereciendo un homenaje. Los componentes de “La Minoría de Cemento” fallecidos casi todos en el exilio, nos ilustran del compromiso de aquellos jóvenes idealistas que lucharon por su país con la pluma y la palabra por la consecución del primer estatuto vasco de la historia, lográndolo el primero de octubre de 1936, aunque ahora, el hambre y las ganas de comer, se hayan unido para celebrar el segundo, en uno de esos claros despropósitos de la actual conjunción frentista que nos “gobierna”.
Pero es preciso señalar que aquel trabajo para el nacionalismo vasco tuvo un claro arranque y que éste acaba de cumplir ochenta años por lo que conviene recordarlo. Ya en la presentación de su obra "Entre la Libertad y la Revolución” (1935) del joven diputado Aguirre éste lo puso en evidencia. Quien fuera nuestro primer Lehendakari lo explicaba así cuando escribió el por qué de su obra:
“El año 1930 y el primer trimestre del de 1931 se caracterizan por varios acontecimientos importantes: uno la caída de la dictadura del general Primo de Rivera, otro la acentuación del sentimiento republicano con su episodio de Jaca y el fusilamiento de los capitanes sublevados, Galán y García Hernández.
“Dentro del País Vasco y por la importancia que más tarde tuvo para la marcha de su vida política, es preciso mencionar la unión de las dos ramas en las que aparecía dividido el nacionalismo vasco, verificada en Bergara en el mes de noviembre.
“La alegría del pueblo fue tan grande, que determinó el entusiasmo y el calor de la acción potente llevada a cabo más tarde”.
Y es que el nacionalismo vasco había llegado a la dictadura de Primo de Rivera dividido en sus dos corrientes “Comunión” y "Aberri", con sus dos periódicos, "Euzkadi" y "Aberri" y con sus líderes enfrentados. El problema era el de siempre. Unos tildaban de solo estatutistas a los partidarios de un gradualismo inteligente y los otros de utópicos a los independentistas radicales que no querían ir a Madrid ni a heredar. Sin embargo, se dieron cuenta, que juntos eran más y que los que les separaba era la estrategia pero no el fin y de ahí que empezaran a hablar entre ellos y dejar pelos en la gatera para lograr un fin superior.
El principal problema en aquellos días era el de la división. Como señala Granja, "la caída del Primo de Rivera actuó de acelerador en la reorganización del movimiento nacionalista hasta el extremo que el año de 1930 fue el período de más rápida extensión organizativa de la historia del PNV". Va a ser el diario "Euzkadi", dirigido por Pantaleón Ramírez de Olano, en unos momentos en que las bases y, sobre todo, las juventudes nacionalistas eran favorables quienes inicien las gestiones para que esta reunificación se produzca. En efecto, a partir del 7 de febrero comenzó a publicar "Euzkadi" una serie de artículos dirigidos a promover la reintegración de todos los nacionalistas en una única agrupación, y, antes de que concluyese el mes, se iniciaron los intercambios de notas con posibles bases para un acuerdo entre “Comunión” y “Aberri”. En los primeros días de abril, se procedió a nombrar a los negociadores por una y otra parte (Francisco de Basterretxea, Severo de Altube y Antonio de Araluce, por la Comunión; y Ceferino de Jemein, Vicente de Ametzaga y Manu de Egileor por el Partido), y antes de concluir el mes se habían firmado unas bases de acuerdo:
1. Doctrina nacionalista sabiniana.
2. Nombre del PNV para la nueva organización.
3. Organización del año 1914 en sus líneas generales.
Sin embargo, el texto no se haría público. En su lugar, "Euzkadi" lanzó una encuesta de seis puntos, destinada a promover la constitución de un Comité Provisional de delegados de las provincias, que sería el responsable de organizar una Asamblea, así como la elaboración de una Ponencia programática y el correspondiente proyecto de reorganización. Los resultados de la encuesta que tuvo algo más de 3.000 respuestas válidas y un millar de anuladas, fue masivamente favorable a las proposiciones del órgano de “Comunión”. La primera reunión del Comité Provisional se celebró, el 14 de septiembre, en San Sebastián, y en ella se renovó la confianza en los líderes del movimiento nacionalista, a los que se requirió para que convocasen la oportuna Asamblea, a la que, según lo previsto, la Comisión llevaría la correspondiente Ponencia. Dos semanas después se reunía en Bilbao la Asamblea Nacional del PNV, ante la que Ceferino de Jemein dio cuenta de las bases de acuerdo. El 11 de noviembre, la Comunión Nacionalista Vasca celebraba la suya en Bergara, bajo la presidencia de Barriola.
El 16 de noviembre de 1930 se celebró en un cine de Bergara la anunciada Asamblea Nacional de unificación, en la que, sin embargo, no se aceptó a debate la Ponencia preparada por el Comité provisional. En su lugar se trató de la integración de las dos organizaciones nacionalistas. Y, después de acordar, por aclamación el regreso de Luis de Arana-Goiri, se aprobaron unas bases de fusión que conservaban, para la organización, el primitivo nombre de Partido Nacionalista Vasco.
En la revista EUZKEREA que era el órgano de Juventud Vasca de Bilbao, todo un horno del nacionalismo, se recibió la noticia ese mes de ésta entusiasta manera:
“La unión de los nacionalistas
“¡Gora bijotzak!
“La unión de la Comunión y del Partido Nacionalista Vasco se ha realizado, felizmente, en Bergara. El día 16 de noviembre se selló esta fusión con el máximo fervor y la más acariciadora esperanza.
“Los apoderados y representaciones de ambas organizaciones que concurrieron a aquella histórica villa gipuzkoana, provenientes de todos los ámbitos de Euzkadi, fueron protagonistas de un suceso que ha de grabarse con letras de oro en la historia de la Patria.
“Unión sagrada e imperecedera ésta unión del Nacionalismo que ha de acarrear frutos de bendición para Euzkadi.
“Ya no hay más que un Partido jelista: el Partido Nacionalista Vasco resultante de la fusión. Todos somos unos, compenetrados en el viejo lema de Jaun Goikua eta Lagi-Zara que un día enarbolara el Maestro Sabin.
“Nuestros corazones estallan de júbilo. Ha llegado el día feliz en que todos los patriotas sabinianos nos sintamos hermanos.
Decía Urreta en su arenga euzkérica en el momento de sellarse la unión -y decía muy bien- que en la casa en que los hermanos riñen, todo es tristeza y lobreguez. Cuando éstos acallan sus querellas y se dan el abrazo fraterno, renace la alegría en sus corazones y hasta parece que en el hogar hay más luz.
¡Bendito sea Dios, que ha hecho que las tinieblas de nuestra Patria se disipen, para dar paso franco al sol de la libertad!.
“¡Arriba la unión de los nacionalistas vascos! ¡Gora bijotzak!”.
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Unidos, pudieron afrontar el duro período republicano de forma imparable. Cuando se hablaba de “el partido" todo el mundo sabía a quién se refería.
Hoy el nacionalismo vasco está excesivamente dividido. Hacia 1960 surge ETA, tras la muerte de Franco, Herri Batasuna con todos sus diversos nombres; en 1986, Eusko AIkartasuna y, en 2001, Aralar. Mucha caña para tan poco caladero, mientras en el españolismo el PSE y el PP se abrazan fraternalmente, sin miedo escénico alguno.
Extrapolando lo ocurrido en Bergara hace ochenta años “Comunión” y “Aberri” no serían el PNV y el Polo Soberanista. En todo caso serían el PNV y Hamaika Bat más las gentes de EA desengañadas de aquella EA de 1986 que surgió como un “PNV bis” y convertida hoy en una “HB bis'' mientras ha vaciado completamente su sigla. Y, con el tiempo, veremos que el factor arrastre que tiene el nacionalismo vasco para muchos votantes de HB se irá poniendo en cuestión, pues tras la sigla de HB se esconde una opción ideológica. “Hay que recuperar el análisis crítico y dinámico, es decir el materialismo dialéctico del marxismo como método de reflexión en la izquierda abertzale. Hay que impulsar la teoría marxista abertzale vasca", dicen en su último documento.
Ante la unión estratégica del PSE con el PP y la radicalidad de un ideologizado ''polo soberanista” solo queda mirar a lo que en Bergara un 16 de noviembre hicieron nuestros mayores. Porque, como decían, “juntos somos más".
Kaixo Iñaki
Me encontré con Aitor Esteban el otro día y me habló de este articulo que yo no había leido todavía. Una vez repasado, no me extraña nada el comentario de Aitor pues es realmente enriquecedor. Muy bueno. Creo que internamente adolecemos mucho conocimiento sobre la historia de nuestro Partido que sin duda deberíamos remediar en Batzokis y Juntas.
besarkada bat
Carlos
Publicado por: Carlos | 12/01/2010 en 01:28 p.m.