Publicado en: Opinión
El pasado 26 de septiembre el pueblo venezolano le propinó un sonoro no, en las urnas, al presuntamente providencial Hugo Chávez. Esto, y no otra cosa, es lo que ocurrió en las elecciones parlamentarias nacionales del país caribeño. Sólo una amañada fórmula de computar los votos en los distintos distritos electorales -diluyendo los urbanos y privilegiando los rurales- impidió que, pese a haber logrado la mayoría de sufragios, la oposición venezolana no obtuviera la mayoría de las bancas parlamentarias.