UNAS CONSIDERACIONES SOBRE SU REALIZACIÓN DRAMÁTICA
A Jelalde.
Por: Manuel de la Sota (1934)
Con onda veneración y respeto he puesto mi mano pecadora en esta obra dramática de Sabino, me he inclinado sobre ella, con la misma emoción con que me acerco a la tumba amada del huerto-santo de Sukarrieta: convencido de que Sabino es un muerto que vive aún entre nosotros, sombra animada que discurre con permiso de Dios por los caminos de Euzkadi, tocándonos en la frente y el corazón. Por eso he experimentado un temor extraño, al pretender dar vida teatral a los personajes que ideó su numen, y que yacían silenciosos en el modesto libreto que publicó en marzo de 1902, ocultando su vida bajo el seudónimo de Jelalde.
Él sabrá disculparme si no he conseguido realizar mi trabajo conforme a sus designios: su mudo perdón es el único que me interesa por encima de la crítica de los hombres.
Todo el fervor de que soy capaz he puesto en mi labor. Y no he hecho más que lo que debía, pues obligación mía era tratar con amor la obra de aquel que tanto ha influido en mi vida y tanto bien ha infundido en mi espíritu.
Porque hoy más que nunca me hallo convencido de la eficacia nacional de la disciplina que predicó -demasiado interpretada y demasiado poco vivida- al instarnos al perfeccionamiento individual como único medio de construir una Euzkadi perfecta.
En Jel, pues, dedico a Jelalde mi menguada labor.
El propósito de Sabino.
En una advertencia preliminar que va al frente del libreto de "Libe" nos descubre Sabino sus intenciones. Dice así:
"El autor de este drama musical se ha inspirado en la célebre y, para los bizkainos gloriosa batalla de Mungia, ocurrida en 27 de Abril, sábado, de 1471.
"Cree que el argumento es lo menos malo de su obra, y por esto osa sacarlo a luz, sin hacer lo mismo con su propio nombre, por inmodestia; y por lo mismo no halla inconveniente en dar a conocer el libreto sólo en su versión, sino que, para el caso, júzgalo lo más oportuno, por la lamentable razón de que los vascos ilustrados más manejan el idioma extraño que el suyo propio”.
"El texto euzkérico bizkaino daríalo a conocer, acompañándolo de fotografías de los lugares escénicos y de datos detallados sobre tipos é indumentaria, tan pronto como fuese caso de ponerlo en solfa, hecho caso omiso de sus defectos y de la crítica implacable, y previo, en la columna del haber, el saldo de los miles de pesetas necesarios para abrir concurso de maestros compositores".
"Entretanto, perdone el lector los defectos de la obra, en gracia al favor que le hace de transportar su imaginación a la vista de un suceso tan memorable y de costumbres y usos bizkainos ya casi olvidado".
Como se desprende de sus palabras, Sabino no pretendió más que trazar un guión dramático que sirviese de armazón para la realización de una ópera. La composición de los actos confirma el mismo propósito. Así por ejemplo, comienza el primero con un soliloquio de Libe –romanza- entrecortado por los comentarios que hacen tres grupos de apoderados que van ocupando la escena de la vuelta de las Juntas Generales; sigue a ésta una breve escena en la cual Libe y D. Diego expresan separadamente su amor -concertante-, continúa con un diálogo entre D. Diego y el Señor de Bilala, terminando el acto con un coro de aldeanas.
Cual de lo expuesto puede colegirse, no se hallaba la obra de Sabino, en su estado primigenio, en condiciones de ser llevada a las tablas, y no por culpa suya, pues su instinto nunca fue el escribir un drama literario. Mas con tan rara habilidad había trazado el esquema de "Libe", tan diestramente dividió la obra en actos, llenos de posibilidades dramáticas, que gran pena hubiera sido dejarla en el olvido, sin presentar a la consideración de los admiradores de Arana-Goiri, esta faceta desconocida de su talento extraordinario.
Estos son los motivos que nos han impulsado a permitirnos el atrevimiento de ejecutar una realización dramática del melodrama original de Sabino.
Un poco de historia.
Ha sido achaque bastante generalizado el asegurar caprichosamente que la batalla de Munguía, reñida por vascos y castellanos en el año de 1471, fue pura creación de Arana-Goiri, invención tramada con fines partidistas.
Para desconocer este error, vamos a apelar a testimonios tan fieles, como son los historiadores españoles de aquella época.
Diego Enríquez del Castillo, que fue Capellán y cronista del rey don Enrique IV de España, en el capítulo CLI de su "Crónica del Rey D. Enrique el Cuarto" (Tomo 70 de la Biblioteca de Autores Españoles, pág. 207) hace una terminante relación de este importante suceso.
Los motivos de la discordia, harto fútiles para ser los verdaderos -no se olvida que Enríquez del Castillo era cronista de Enrique IV- en su opinión fueron los siguientes:
"En pos de aquesto subcedió que como D. Pedro de Velasco, Conde de Haro, oviese desterrado de las provincias de Vizcaya e Guipúzcoa como Virrey de ellas a Pedro de Avendaño é á Juan Alonso de Moxica, por los graves insultos que con su favor se cometían; los cuales viéndose fuera de sus casas peregrinos por tierras ajenas, fuéronse a meter por las puertas del Conde Treviño, que por entonces estaba muy enemistado con el Conde de Haro á causa de un ultrage que la Condesa de Haro le avia fecho; e fué, que cierta, gente suya por su mandato avian salido contra él, é lo corrieron; é así venidos, el Conde de Treviño los acogió con mucho amor, e quiso tomar su alianza é amistad por enojar al Conde de Haro é venir con él a rompimento. Donde confederado con ellos é con Pero López de Padilla, adelantado de Castilla, sin grado del Conde de Haro, é sin licencia del Rey los tornó a sus casas. Sabido aquesto por el Conde de Haro, partióse a más audaz de la Corte, e fuese para Burgos, donde llegado con su gente, é la del Conde de Salinas é de sus hermanos D. Luis é D. Sancho de Velasco que en persona le vinieron a servir y ayudar con otros valedores, se fueron luego a Vizcaya: donde los desterrados con el favor del Conde de Treviño é del Adelantado andaban públicamente sin temor é menos vergüenza de los insultos por ellos perpetrados é a su cabsa fechos. En los siguientes términos nos relata Enríquez del Castillo la derrota sufrida por los castellanos:
Luego que el Conde de Treviño y el Adelantado supieron la entrada del Conde de Haro, como caballeros que avian ganas de pelear, se pusieron en armas, no solamente ellos con asaz gente de á caballo, mas Juan Alonso de Moxica y Pedro Avendaño con grande peonaje. E así fueron contra él á le tomar un cierto paso por donde avía de pasar cerca de un lugar que se llamaba Monjia. E allí juntadas las gentes de ambas partes pelearon muy bravamente; en tal manera, que de cada parte muy bien reñida, la batalla. Pero como el peonaje era mucho de la parte del Conde de Treviño, é allí valían más los peones que la gente de á caballo, el Conde de Haro, como iba sin peonaje, fue desbaratado, é con grand daño é destrozo de los suyos fueron presos el Conde de Salinas é don Luis de Velasco, é ovo muchos muertos é feriaos de ambas partes; y en aquella batalla fue muerto Álvaro de Cartagena, hijo de Pedro de Cartagena.
Más interesante y fidedigno es a nuestro juicio el relato que hace de este misino episodio Mosen Diego de Valera (1412-1486) en los capítulos LXI y LXII de su "Memorial de diversas hazañas". (Tomo 70, pag. 60 a 62, de la Biblioteca de Autores Españoles). Por cierto, que para derramar una mayor luz sobre esta gloria de la historia vasca, obligado sería consultar la multitud de Codices de la Crónica de Enrique IV escritos en los siglos XVI, XVII y XVIII, que existen en la Biblioteca Nacional de Madrid y que según don Cayetano Rosell (¿habrá algún aficionado a nuestra historia que las consulte?) llevan las asignaturas siguientes: G. 21. - G. 25. - G. 27. - G. 28. - G. 33. -G. 34. -G. 35.-G. 168.-G. 192.-I. 213.-J. 224.-J. 225.-J. 226. –Q127 – T.4 – T.36 – V.12 – V.23 – X.19 – X.120 – Dd.31 –Ee.217 – Ee.219 –
Es interesante observar los motivos que. pudiéramos llamar indirectos que soñala Mosen Diego como causantes de la batalla de Mungia: “donde ansí fue –dice- que como el rey D. Enrique todavía estoviese en propósito de casar a doña Juana, hija de la Reyna, con el duque de Guiana e conociese esto desplacer a los vizcaynos é lipuscanos. (he aquí, lector, los precursores del carlismo) parecióle ser necessario ponerles freno, para lo cual acordó de embiar en aquellas provincias a D. Pedro de Velasco, Conde de Haro, con sus poderes muy bastantes para los costreñir é apremiar á facer su querer e voluntad; é como el Conde de Haro era hombre sagaz é desease acrecentar su estado (subrayo estas palabras porque denotan la ambición imperialista del buen Conde, causa indudable de la batalla de Mungia, y que Sabino tan certeramente denunció), parecióle esto le venir muy bien, é con muchas gentes se apoderó de la ciudad de Vitoria ques cabeza de la provincia de Álava, é desde allí trató con los de Malbaseda, con quien tenía antigua amistad, a los quales atrajo a su querer é desde Vitoria se fue para la villa de Bilbao, ques la más noble de Viscaya, donde quiso mostrar su grandeza”.
Observe el lector las por demás valiosas consideraciones que hace Mosen Diego sobre la libertad nacional de nuestra patria, y las luchas intestinas que la perjudicaban:
“...é como los vizcaínos –dice- tengan antiguas leyes e costumbres que puedan desnaturarse del Rey si atentase quebrantarlas; y el Condestable ay quisiese algunas cosas facer contra sus leyes e costumbres, los vizcaínos fueron dello muy mal contentos, é pensaron buscar su remedio, aunque la antigua discordia entrellos, en que innumerables gentes por fierro é por fuego avían sido muertos, ansi del linaje de Oñez como de Gamboa que aquella provincia señoreaba, las dava grande estorbo, y el odio que entrellos avia repunaba al deseo de la libertad, é la enemistad que ninguno fasta entonces pudo quitar de entre estos dos linajes á la ambición y deseo de señorear aquella provincia.
Indignados los bizkainos ante los desafueros cometidos por el Conde de Haro, el cual olvidaba, como dice el cronista, “la persuasión del muy virtuoso é muy noble padre suyo, el qual al tiempo de su fallecimiento le rogó é requirió que a los grandes de Vizcaya é Lipuzkoa quisiese tratar amigablemente como a parientes é mucho amigos, certificándole que si en otra manera lo ficiese se le seguiría dello gran daño”: -determinaron de requerir por ayuda al Conde de Treviño, que se hallaba deseoso de vengarse del Conde de Haro.
Cuenta Mosen Diego el estupor que recibió el de Treviño al enterarse de la venida a Carrión de Muxika y Abendaño, conocedor de su enconada rivalidad, y los razonamientos que les hizo “rogándoles mucho que su vieja enemistad no turbase el bien común é libertad de todos”. Mas como Juan Alonso de Muxika y Pedro de Abendaño empezasen a echarse en cara sus mutuos crímenes, hízoles el de Treviño el siguiente discurso, digno de ser conocido por todos los vascos:
“Parientes, señores y amigos, dejad de fablar en las viejas querellas; encomendaldas á olvidanza, pues otro remedio no tienen, é fáblése en las cosas presentes de que mayor caida para todos se espera; ¿qué dolor puede aser en los que ya perecieron ansí de una parte como de la otra? más es de doler de los que viven en miserable catividad que la muerte de aquellos que en libertad la recibieron que ninguna infamia podía ser igual a la de vosotros gente noble de Vizcaya, a quien nunca la mano real pudo domar voluntariosamente, si quisiéredes el yugo infame consentir. El justo imperio de los reyes nunca quisistes sofrir, ¿e sofrireis agora el tirano Señorío del Conde de Haro?. Pues tomad en vosotros las fuerzas que aver soliades que vanamente ejercitasteis, con detrimento é daño vuestro é de vuestros parientes é amigos, para conservar vuestra libertad con mayor gloria é fama, é si ayuda habéis menester, aquí estoy yo, que no como principal, mas como igual de vosotros porné la vida y estado por conservación de vuestra antigua libertad”.
El resultado de esta entrevista fueron las paces que se hicieron entre el de Muxika y el de Abendaño, “é luego se dio forma a todas las cosas necesarias para echar de la dicha tierra al Conde de Haro”.
Empezaron por “deliberar la villa de Bilbao de la servidumbre en que esperaba quedar”, lucharon con las huestes de el de Haro en los llanos de Araba infligiéndolas graves derrotas, y desbarataron el viaje de la Condesa de Haro que venía “con asaz gentes” a la villa de Bilbao por el camino de Valmaseda, pues -cuenta el cronista- “como ya la gente de Vizcaya toda fuese conforme para facer todo el daño que pudieren al Conde de Haro é á sus gentes, de tal manera tomaron los pasos, que la Condesa no pudo pasar, é ovo de se volver con gran peligro de los suyos”.
Manuel de la Sota nunca pudo imaginar que un Estado franquista fagocitara el nombre de la Ertzaintza.
Hoy, en 2011, esta policía regional espanola para Vascongadas que insulta la memoria de tantos padres abertzales como Sota o Monzón, se dedica a perseguir a los ciudadanos vascos independentistas para que no puedean ser elegidos en elecciones o para ser llevados a tribunales de excepción franquistas:
http://www.gara.net/azkenak/04/262497/es/Los-dos-zarauztarras-delatados-anonimamente-no-acudiran-Audiencia-Nacional
La Ertzainza deberá ser depurada, fumigada, para poder volver a ser llamada con tal nombre sin ultraje a la memoria histórica.
Publicado por: Donatien Martinez-Labegerie | 04/27/2011 en 09:52 a.m.
Esa misma erchancha que te lanzaba pelotitas de goma Doni?. El mayor error en España es toda la policía regional y local. Con el de ahorro que habría si se contara con un cuerpo profesional de Policía Nacional y Guardia Civil solamente. La policía regional y local suelen estar comprados y pagados por el alcalde o alcaldesa de turno, y así sólo se imparte justicia pasajera, como la que hace Garzón, selectiva y amiguil. Por no decir fiestera. A la Española y olé!.
CJota.
Publicado por: Christian Johansen | 04/28/2011 en 12:05 a.m.
Pero la justicisa impartida por Garzón no la ejecutaba justamente la Guardia-civil y la policía nacional hispana?
Qué pedazo de alcornoque estás hecho, Cristiano J Fatxa.
Publicado por: Donatien Martinez-Labegerie | 04/29/2011 en 12:29 p.m.
El Vikingo de palangana CEJOTA, diciendo paridas y con un despiste monumental.-
Publicado por: Juan Rua | 04/30/2011 en 12:56 a.m.