Por: Imanol Villa
“Triunfo magnífico en todo el País Vasco”, proclamó La Gaceta del Norte tras saberse los resultados de las elecciones a Cortes constituyentes celebradas el 28 de junio de 1931. Contra la tendencia general producida en el resto del Estado, en el País Vasco la victoria había sonreído al Partido Nacionalista Vasco, la Comunión Tradicionalista y los católicos independientes que se impusieron a las izquierdas, compuestas principalmente por las organizaciones republicanas y el Partido Socialista. 525.786 votos contra 372.244, exclamaba la prensa conservadora, que consideró aquel resultado como toda una expresión plebiscitaria hacia el Estatuto de Estella.
Con semejantes resultados, no había lugar a la duda. El pueblo vasco se había expresado con rotundidad a favor de sus libertades y de la Iglesia. “Y salvo el quiste urbano de la Conjunción Republicano-Socialista -que merece un comentario aparte- incubado en nuestra tierra por elementos extraños, el país unánime ha proclamado en verdadero plebiscito su voluntad, su derecho a la vida, su unión estrecha por esa vida y ese derecho”. Quedaba, por lo tanto, fuera de toda discusión lo que los vascos deseaban. Era imprescindible acudir a Madrid, a las Cortes, y exigir al gobierno republicano que cumpliera con los compromisos adquiridos y sellados en el Pacto de San Sebastián, que no eran otros que los de admitir un estatuto de autogobierno para el País Vasco.
Derechos del país
Evidentemente, los números no engañaban. Aunque para algunos no hubo margen para la sorpresa, las derechas se habían impuesto con relativa facilidad cuanto en el resto de España había ocurrido todo lo contrario. Pese a ser evidente la victoria de las fuerzas conservadoras, el País Vasco había hecho gala una vez más de esa dualidad política que se había concretado en una marcada diferenciación de dos mundos profundamente separados y, por desgracia, aún enfrentados: el campo y las grandes ciudades. “La diferencia de calidades es inmensa, infinita -analizaba en un editorial La Gaceta del Norte-. La ciudad, con su zona fabril, ha concitado contra el Estatuto vasco -que es, ahora, decir contra Dios y los derechos del país- todas sus huestes, trabajadas hace tantos años por dos odios fieros: el odio a la Iglesia y el odio al sentimiento vasco. El campo, en cambio, sin más que una llamada, ha respondido, naturalmente, a sus dos grandes amores: la Religión y la tierra natal”. El diario conservador expresaba de esa manera tan radical unas ideas que no necesariamente eran compartidas en toda su rotundidad por el resto de las fuerzas de derecha. Aún así, esa fractura entre la ciudad y el campo, entre la industria y el proletariado por un lado y el sector agrícola, por otro, había sido indiscutible.
Independientemente del mayor o menor consenso, las derechas vascas estaban de acuerdo en una cosa: había que ir a Madrid a negociar, sí o sí, un estatuto para el País Vasco. Ese era el punto de unión de católicos, carlistas, nacionalistas, vizcaínos, alaveses, guipuzcoanos y navarros. Eso era lo que les unía y para eso se pidió el apoyo de todos. Aquel puñado de elegidos debía sentir que era todo un pueblo el que les respaldaba. Por este motivo se organizó un gran acto de despedida en Gernika el 12 de julio, dos días antes de la apertura solemne de las Cortes constituyentes. “A todo el pueblo vasco se dirigen también los alcaldes y le invitan a que acuda a despedir a los diputados, dándoles a entender que su gestión en las Cortes Constituyentes lleva el asenso de todo el pueblo vasco que espera en pie la aprobación del Estatuto votado por el noventa y cinco por ciento de los ayuntamientos vascos y está dispuesto a proceder como el honor lo exija para que sea respetada su decidida voluntad”.
35.000 personas
La convocatoria fue un éxito. 24 horas antes del solemne acto se agotaron los billetes de trenes y autobuses. Incluso se llegó a contratar un autocar más y dos autobuses que se llenaron rápidamente. También se tuvo en cuenta a la gente que tenía la intención de desplazarse en vehículo particular. Para ellos se habilitó el campo de fútbol de la villa foral situado en el Paseo de los Tilos. Como nota curiosa, la comisión organizadora del acto pidió a la prensa que anunciase que todo aquel que se desplazara a Gernika podría adquirir, por tan sólo cincuenta céntimos, un ejemplar del Estatuto vasco aprobado en Estella. El programa de eventos previstos se componía de los habituales actos de recibimiento, misa solemne y conciertos, aunque lo más importante habría de tener lugar a las cuatro de la tarde, cuando estaban previstos los discursos de parte de los protagonistas.
El acto fue un éxito. Más de 35.000 personas acudieron para dar su apoyo a los diputados vascos antes de acudir a Madrid. Allí se dieron rienda suelta a las ilusiones políticas de un bloque confiado en su victoria. “Pedimos nuestra libertad política -proclamó el diputado católico, don Marcelino Oreja- que tiene por cimiento y pedestal no el sufragio universal, que es variable con la voluntad de los hombres, sino el sufragio de la tradición, que es el sufragio universal de los siglos”. Por su parte, el alcalde de Azpeitia, el señor Orbegozo, subrayó el sentido legitimista de la cita al afirmar que “el acto que estamos celebrando supone una ratificación de poderes a nuestros diputados”. Legitimidad y fuerza pues, como también dijo José Antonio Aguirre: “Yo tiemblo y sin embargo confío, porque estáis todos vosotros detrás nuestro”.
Pero quién era el sastre de Agirre Lekube?
Publicado por: Donatien Martinez-Labegerie | 07/23/2011 en 01:05 p.m.
Una vez por motivos de trabajo estuve en la zona de Alicante. Hacia Junio, coincidiendo con la fiesta de Les Fogueres. Alacant, Cocentaina (origen de la célebre pieza clásica tan taurina "Paquito el Chocolatero"), Alcoi, Xixona, Sant Vicent, Alfai del Pí, la Vila Jojosa,... BBK siempre ha tenido un par de oficinas por Benidorm y Alacant.
Creo que una vez el banco central sanee la Caja local, la CAM, intervenida ayer, BBK debería hacer como en Córdoba y comprar y meterse ahí y tomar la zona a través de BBK Bank.
En Caja-Sur ya está obteniendo beneficios y en la CAM lo haría tras el primer cuatrimestre. Si fuera Fernández y le dejara Zetaparo yo haría esa operación, porque el potencial de crecimiento puede ser mayor en Alacant que en Córdoba. La gente tiende a ir hacia el mar, particularmente hacia esa zona de clima siempre bueno.
Publicado por: Donatien Martinez-Labegerie | 07/23/2011 en 04:00 p.m.
¡Estupendo!
animaros....
Publicado por: alfred | 07/24/2011 en 01:01 a.m.