Entrevista hecha para DEIA por Amaia Fano el 03 de Octubre de 1999.
¿Cuándo arranca su memoria del exilio?
El día que salimos mi madre, mis hermanos y yo de la bahía de La Concha, rumbo a Burdeos. Tenía solo diez años, pero todo está aquí, en mi cabeza.
¿Qué es “todo”?
Los párrocos de la Iglesia de San Pedro en el muelle, nuestra tienda “Loidinekua”, donde nací. Los tiros del 18 de julio desde Gros al Hotel María Cristina, la rotativa de mi padre (después incautada), en la calle Oquendo, imprimiendo el semanario “Argia” en euskera; su librería, San Ignacio, (luego desvalijada); la sede del PNV en la calle Urbieta, con don Manuel de Irujo tratando de poner orden en medio del caos. Corría el año 36, y los requetés estaban a punto de entrar a Donostia.