Son muchas las leyendas que rodean los vestuarios de los equipos de fútbol, aunque una de las más extendidas es la que hace referencia a un cartel que cuelga de las paredes del recinto del Manchester United. Comienza con “las seis palabras más importantes (admito que he cometido un error)” y van decreciendo hasta “la menos importante: yo”. ¿Tendrá algo que ver con sus quince triunfos en la Liga inglesa y con los 75 millones de beneficios que obtuvo el club el año pasado?.
Son éstas:
“Las seis palabras más importantes: Admito que he cometido un error”. La humildad es una cualidad que revela muchas otras virtudes. Cuando un profesional es capaz de admitir sus equivocaciones, no sólo se hace responsable de las consecuencias sino que tiene en sus manos la opción de plantear soluciones o, al menos, evitar fallos futuros. En el campo de juego también es un valor imprescindible y su ausencia supone culpar al resto del equipo de algo en lo que no tuvo que ver. El seleccionador de balonmano, Juan Carlos Pastor, dijo antes de marcharse con el equipo a Alemania: “Cuando se pierde, el primer culpable soy yo”.
“Las cinco palabras más importantes: Has hecho un buen trabajo”. Un buen líder detecta los puntos débiles en el trabajo de los demás pero, de igual modo, es consciente de los aciertos. Pero, además, es necesario que transmita a sus subordinados esa satisfacción. Pepu Hernández apuntaba en un encuentro organizado por HSM el pasado mes de diciembre que el equipo, por su parte, “también me tiene que motivar a mí”.
“Las cuatro palabras más importantes: Cuál es tu opinión”. Consultar a todos los miembros de un grupo tiene como consecuencia directa una mayor implicación de cada uno de ellos.
“Las tres palabras más importantes: Si te parece...”. Diplomacia, saber estar, paciencia. Tanto entrenador como directivo deben dominar las habilidades comunicativas y ponerlas en práctica cuando se pide un esfuerzo extra o se reprende algún comportamiento. De este modo, la persuasión será más efectiva.
“Las dos palabras más importantes: Muchas gracias”. Este aspecto guarda también relación directa con la humildad. Saber agradecer el trabajo de los demás no es tarea fácil, pero sus resultados siempre repercuten positivamente en la consecución de objetivos.
“La única palabra más importante: Nosotros”. El equipo, centro del trabajo, es también el núcleo a la hora de liderar. El secreto reside en no considerarlo como un ente ajeno que ejecuta órdenes sino sentirse parte de él.
“La palabra menos importante: Yo”. Ésta es la palabra menos importante en el discurso y estrategia de un equipo, incluido su líder. No quiere decir, sin embargo, que desaparezcan los valores individuales sino que éstos deben perseguir siempre el beneficio grupal.
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