Por: Germán de Iñurrategui
La editorial Idatz-Ekintza realizó en su día un importante esfuerzo editorial publicando la biografía del cura guerrillero, Manuel de Santa Cruz. Este trabajo coordinado con entusiasmo por Xabier Azurmendi fue presentado en el propio pueblo del famoso guerrillero vasco. Al recomendar su lectura, deseamos ofrecer un retrospectivo apunte de Germán María de Iñurrategui sobre la personalidad del personaje Santa Cruz. Un clérigo que se lanzó al monte en defensa de una identidad amenazada. Una constante lucha identificada en el lema "Dios y Fueros".
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En las proximidades de Tolosa, remontando la cuenca del rio Berastegui y llegando a Eldo, en un humilde caserío, casi tapado por los robles, fue el lugar de nacimiento de Manuel Ignacio Santa Cruz y Loidi.
Su figura legendaria, al desaparecer, ha sido objeto de confusiones, odios y veneraciones. La crítica histórica cae despiadada unas veces, piadosa y exaltadora otras, y toda esta oposición de conceptos, como lógica consecuencia de las sangrientas divisiones que produjo en Euzkadi, la guerra civil carlista.
Nosotros en nuestro análisis, recogemos y comentamos textos tan versados como los de Olazabal, Bernoville, Pierre D'Aumont y Manuel Crávez Nogales, que en sus estudios, permiten al País conocer, siquiera sea superficialmente, una de las figuras más curiosas del siglo pasado.
Infancia
Nacido el 25 de mayo de 1842 la pobreza de su casa solar, le llevó a las labores agrícolas y sostener así la vejez de sus padres. Su tío Salvador, le llevó muy joven al Seminario de Vitoria. Allí formó su espíritu. La Religión y la Familia, respetados contra toda tentativa de disolución, son en todos los pueblos vascos, el motivo de su vida o de su muerte. Inteligente y asceta, le colocaron, apenas a los 19 años, en el grado de maritisimus y a los 24, fue nombrado Vicario de la Iglesia de Hernialde.
Santa Cruz y su partida guerrillera.
La guerra
Al estallar en España la revolución por el golpe del General Prim en Cádiz y al abandonar Isabel II, el trono de España, el Comité revolucionario del general Serrano anunció la Convención de una Asamblea constituyente que decidiera la forma de gobierno. Poco preparado el pueblo para un régimen republicano, optó por la Monarquía liberal constitucional en contra de la absoluta.
¿Cómo repercutieron estos acontecimientos en Euzkadi? Destacándose dos tendencias: la tradicionalista, erizada de principios (Autoridad, Jerarquía, Predominio Espiritual, Integridad Dogmática) y la liberal, impregnada en las ideas de la revolución francesa.
Los vascos en su mayoría abrazaron la primera, en su mayoría creyeron ver en el liberalismo, un fermento de disolución, una ofensiva del elemento civil contra el religioso y la disgregación de un estado de cosas secular. Tomaron partido por don Carlos de Borbón, heredero presunto por renuncia de su padre, a los derechos a la Corona. Por aquel entonces, don Carlos representaba el fomento de principios religiosos y la custodia de los derechos forales.
Y en este mismo momento, esto es, cuando ya era inevitable la guerra, pechos hermanos se iban a enfrentar con las armas para la defensa de principios opuestos, se produce uno de los fenómenos más curiosos de la campaña. Los Vicarios de diferentes iglesias del País, se ponen al frente y sin armas, de partidas militares armadas e integradas por los más valientes y decididos, - y por qué no decir, fanáticos-, mutikos del País. ¿Cómo los sacerdotes vascos más pacíficos por ser vascos y por la sagrada investidura de su ministerio, podían ser los caudillos de un movimiento insurreccional?
La realidad del hecho se adelanta al enigma pero la seguridad y firmeza de la acción, hacen creer que profundos problemas espirituales, probablemente en peligro, aconsejaron al Clero vasco, el camino de la lucha.
D. Manuel Gabino, Cura de Oyarzun, Macazaga de Orio, Mekolalde, Gorrinea y otros, figuran en los primeros momentos de la lucha, como guerrilleros en una campaña que tanta sangre iba a costar al País.
Don Amadeo de Saboya tomó posesión del trono de España y don Carlos de Borbón ordena la ruptura de hostilidades al grito de "Abajo el extranjero. Vivan los Fueros". Establece su Cuartel general en Cambó y entrega sus huestes al mando de Díaz de Rada y Tirso de Olazabal.
Santa Cruz era por entonces, Capellán del ejército carlista. Bien pronto comprendió que los recursos del pretendiente eran escasos, si no nulos. No podían formarse batallones ordenados, el genio confuso que agitaba su instinto de hombre de montaña le hicieron ver la necesidad de adaptar lo guerra a la insuficiencia de recursos materiales y a la configuración orográfica del País, tan propicio a la guerra de sorpresas. Y queriendo llevar a la práctica sus ideas, abandona el traje talar y se reviste de unas botas claveteadas, polainas de cuero, zamarra con cinturón rojo, una bufanda alrededor del cuello, boina y makil. El Cura Santa Cruz, había muerto; resucitaba ahora, el Cabecilla Santa Cruz.
Hechos de armas
D. Carlos llegó a Pamplona inesperadamente acompañado de Santa Cruz. Enviado Moriones a su encuentro, derrotó al pretendiente quien humillado pasó a Francia. Aquí llegaban por boca de audaces enlaces, el relato de las hazañas de algunas partidas. Espoleado por ellas, Santa Cruz se presenta en Oyarzun, pasa a Azkoitia y forma su primera Compañía organizada. Asalta con ellas un convoy de armas en San Prudencio pero hecho prisionero y faltando escasas horas para ser fusilado, huye de la cárcel y permanece durante más de veinte horas sumergido en el río, respirando con una caña hueca. Exhausto por el esfuerzo se encomienda al primer hombre que por allí pasó, Juan Antonio de Unzeta, quien lo tuvo escondido en las cuevas de Garrizaga hasta que repuesto, vuelve de nuevo a pasar a Francia.
Al producirse el levantamiento general, Santa Cruz inaugura una nueva campaña y con ella, un método original de combate: golpes discontinuos con formaciones desarticuladas. Tan pronto se le veía conducir 200 hombres, como cien, veinte o cinco. La sorpresa era su arma. Esta nueva táctica dio a don Carlos ocasión de reorganizar sus cuadros: nombró a Donegaray, Comandante general, a Lizarraga, confió el mando en Gipuzkoa, a Velasco en Bizkaia, a Ollo en Nabarra. Pero Santa Cruz no aceptó ni acató su famosa declaración: "Yo hago mi guerra. Yo tengo mis hombres. Capellán, don Valero; Ayudante, Albistur,- guía, Luxia,- Secretario: Kaperotxipi;
Sargento, Francisco Arbelaiz; txistulari, Zabalo; Tamborrero: Toloxa. Yo tengo mi lema: Viva la Religión, Vivan los Fue¬ros":
El episodio de Endarlaza
En la garganta más estrecha del Bidasoa, en medio de un paisaje concentrado, austero y triste, encerrado en las sombras perpetuas de sus montañas, el pueblo de Endarlaza con su guarnición de carabineros, en una avanzada en la misma línea fronteriza, para la represión del contrabando. Treinta y seis defendían el fuerte. Santa Cruz decidido a librarse del peligro que para sus correrías suponía la estratégica posición, la atacó con doscientos hombres. A los primeros albores del día y convencido de su superioridad numérica, confió a sus fusileros la captura del fortín. Pero el tesón de sus defensores, le obligó a usar un pequeño cañón, con el que bien pronto, se hizo dueño de las mujeres, -esposas e hijos de la guarnición-, quienes contribuyeron a hacer decaer los ánimos y reemplazar el furor, por la fatiga y el cansancio. De pronto, en una tronera, aparece una bandera blanca. ¿Orden del Jefe? ¿Acto espontáneo de algún soldado? Nadie lo sabrá jamás. El hecho es, que Santa Cruz, ordena a su partida bajar armas y completar la ocupación. Pero en este instante, los sitiados abren fuego por todas las troneras y tumban por tierra a doce hombres de Santa Cruz. Repuestos de la sorpresa se retiran a sus posiciones y observan que los carabineros abandonan el cuartel y huyen en dirección a Irún. Rodeados, se rinden y alineados oyen con espanto las terribles palabras del cabecilla: “Llevadlos a las canteras de Vera y fusiladlos”. En este momento llegó al lugar, el Cura Párroco de Biriatou, Se acercó a Santa Cruz y arrodillado ante él, pidió la salvación de los reos y en último caso, autorización para prestarles los auxilios de la Religión. A la negativa, siguió la feroz descarga que dejó sin vida a los supervivientes de Endarlaza.
De aquí nace la leyenda de los Mártires de Endarlaza, exaltada anualmente por las autoridades civiles y militares de Gipuzkoa, con un homenaje que se celebra al pie del monumento erigido en su memoria.
Ocaso de Santa Cruz
La repercusión de este hecho en el Cuartel General de Lizarraga, motivó la razonada protesta de los Jefes militares del pretendiente, quien lo desautoriza para el mando de tropas. No quiso el cabecilla someterse a la orden y después de una voluntaria reclusión en las cuevas de Arrichulegui, llega a su pueblo natal de Elduayen, levanta nuevas partidas y pone cerco al Cuartel General de Lizarraga, en Asteasu. Derrotado, reúne a sus hombres, los abraza uno por uno, los bendice y en la noche del 7 de diciembre de 1873 parte solo para Francia refugiándose en Nantes. Perseguido por la policía, es detenido en San Juan de Luz y conminado a abandonar territorio francés. Pero antes de hacerlo, marcha a Lille donde el Cardenal Regnier, obtuvo de Roma la remisión de todas las irregularidades canónicas en que incurrió por su activa participación en la guerra.
Santa Cruz pasa a Londres y aquí se entera de la derrota definitiva del Carlismo y que D. Carlos de Barbón, después de un año de vanos combates, pasa la frontera por Arlegui, en una noche de febrero de 1876.
Pocos meses después, don Carlos de visita en Londres, asiste a una Misa en la Residencia de los Padres. Al terminar, el pretendiente preguntó a los que le rodeaban, si conocían el paradero de Santa Cruz. "Santa Cruz, le dijeron, es el sacerdote que ha celebrado la Misa oída por su Majestad". A ruego de éste, una entrevista de dos horas, disipó para siempre los últimos rencores del Rey.
Misionero
Santa Cruz era presa de profundos remordimientos. Su vida conventual, solitaria y triste, estaba dominada por el peso de aquellos. Una piadosa dama inglesa costeó un pasaje para Jamaica y aquí permaneció por espacio de quin¬ce años. Su misión le llevaba por las montañas, solo, llevando en sus manos un tosco Crucifijo de madera. Visitaba aldeas indias y poco a poco, venciendo naturales, fue identificándose en las costumbres de los indígenas. Llegó a tener a su cargo seis capillas. Pero esta labor apostólica, plena de austeridad, de soledad, nostalgia y fatigas, ocasionaron en él un profundo abatimiento, que obligó a su Vicario General a trasladarlo a la Capital, donde fue conocido por el Padre Loidi.
En el año de 1892, fue trasladado al Colegio Seminario de Pasto, en Colombia, regentado por la Compañía de Jesús. No consiguió entrar en la Orden por su accidentada vida anterior, pero le fue permitido seguir las reglas por las Compañías. El 30 de julio de 1920, a los 78 años de edad y después de veintiocho de Misionero, fue admitido al Noviciado de la Compañía de Jesús, con el nombre de Padre Santa Cruz.
A los 84 años de edad, cuando era trasladado enfermo de su Misión a la Residencia de Pasto, en unas parihuelas, se sintió morir. Los fieles indios que lo cargaban, viendo en él las señales precursoras de la muerte, entonaron una canción vasca que él les había enseñado y a sus sones, dulcemente, sin un movimiento, expiró.
He aquí a grandes rasgos, la vida del guerrillero. Tan profundos son los contrastes que en ella se observan, tan extraña la fuerza de inspiración de sus actos, tan propicia a la crítica su vida agitada, que no podemos dar fin a este trabajo, sin pretender audaces análisis.
El sacerdocio tiene marcado en sus Cánones, su verdadera misión, y no hay razón alguna que nosotros sepamos, que pueda justificar su alteración. Vicario, Santa Cruz, de la Villa de Hernialde, trocó sus sagradas vestiduras, por la de soldado y mandó y dirigió partidas armadas en una lucha fratricida. Ni el hecho de decir, -fruto del ambiente-, que luchaba por Dios, contra los "sin Dios", altera en nosotros -católicos-, el concepto formado. Porque la guerra, nubló en él y anuló, un espíritu de cristiana justicia, al negar los auxilios de la Iglesia, a unos hombres en el trance mismo de la muerte, por él decretada. Este fue el reconocimiento eterno de su vida. A calmarlo le llevó su apostolado misional en lejanas tierras y ascetismo, sacrificios y soledad, son fruto de las violentas luchas de su conciencia. La figura de Santa Cruz no ha sido nunca exaltada por el pueblo vasco. Ni aún los carlistas, por cuyo lema luchó, se atrevieron nunca remover su pasado. Sólo Elduayen, su pueblo natal tiene en el oscuro y humilde caserío de Loidi, grabado en piedra gris y casi ilegible, el nombre de Ignacio Santa Cruz, tiene un recuerdo piadoso, ya que no conmemorativo, de su venida al mundo.
Hey!Santa Kurtzeko abadea! Se lo voy a contar al Capitan.
Viniendo de una familia de Carlistas, Mi Bisabuelo Victoriano Madariaga, de Derio, dio putxerazo, literalmente, pues fue a romper con el akullu las urnas de las votaciones, el Cura de Santa Cruz siempre ha sido una especie de lleyenda en mi familia.
Publicado por: Txilinasti | 10/10/2012 en 07:41 a.m.
De guerrillero nada. Prim, citado, entonces también sería guerrillero, y mucho más cruel y sanguinario.
Pero claro, como era liberata, y, sobre todo, como ganó, entonces él tiene derecho a pasar a la historia como "el general", y el vasco como "el malvado guerrillero".
Pues no es así. El artículo no está mal pero cuidadín con la semántica que ya somos mayorcitos para pensar por nosotros mismos.
O es que, también en el Caribe, Prim fue mejor persona que Santa Cruz? El propio articulista relata que no.
Llamémosle soldado. Lo de cure trabucaire, viendo esa fotografía marcial tan profesional -en la que no se ven trabucos, sino fusiles como los que pudieran usar en aquellos años otros ejércitos como el prusiano o el austrohúngaro, sería otro insulto, como lo de "guerrillero".
Gudari.
Publicado por: Donatien Martinez-Labegerie | 10/10/2012 en 09:33 a.m.
Y mientras tanto, en Bilbao, los liberales defendores de los Fueros y de la nacionalidad vascongada, resistian frente al ejercito carlista, un ejercíto de jovenes vascos azuzados por los curas seguidores de Pio IX.
Para el final ser derrotados, unos y otros, por Canovas del Castillo y el rey soldadito.
50 anos depués cuando los carlistas entraron en Bilbo volvieron a perseguir a los defensores de los Fueros y la NACION VASCA, (y sus aliados repubicanoespañoles)
Santa Cruz no es ningún ejemplo, en todo caso un ejemplo de lo que no debemos hacer.
Publicado por: Fortunato | 10/11/2012 en 01:24 p.m.
Manuel Tuño de Lara,por ejemplo,en su libro "Historia de España en el siglo XIX" (1974)añade otro aspecto de las guerras carlistas.
"Por encima de los hechos aislados anecdóticos,el rasgo esencial y original que tiene la guerra carlista en Euskal Herria es su dimension popular que viene a ser,ni mas ni menos,el primer signo de formacion de uan conciencia nacional."
No cabe duda de que aquellos lodos dieron lugar al nacionalismo vasco,pero no cabe duda de que aquellos lodos eran imposibles sin tener ya esa conciencia nacional que habria que buscarla en los 1.000 años del Estado de Baskonia-Nabarra (años 600-1600).
Publicado por: iñaki | 10/11/2012 en 07:47 p.m.
El Correo Vacongado de corte liberal el 19-04-1873 se hacia eco de las negociaciones entre carlistas y liberales y señalaba que se ha llegado a "un acuerdo en todos los puntos,a excepcion hecha de la independencia absoluta de las provincias vascas y Navarra que parece ser la única dificultad que aún resta por vencer".
El zubeorotarra Xaho,ya en 1835 en su libre "Viaje por Navarra..." relataba la situacion politica con frases tan contundentes como: "La independencia de la Federacion Vacas se proclamará sin combate".
¿Que otra cosa podia defender el cura guerrillero de Elduaien 35 años despues?.
Publicado por: iñaki | 10/11/2012 en 07:59 p.m.
Ya. O sea, que a "Madison" y a "Hamilton" , a Estados Unidos, se le perdona todo, pero a un patriota poroio se le reprueba y desprecia.
Provinciano y acomplejado, alienado y aldeano. Así te veo, Fortunato.
Publicado por: Donatien Martinez-Labegerie | 10/11/2012 en 08:16 p.m.
Donato y cia: me veís así porque estaís atrapados por falsos mitos. El heroe de aquella guerra para los vascos sin complejos ni vendas será mil veces antes el bertsolari poeta liberal donostiarra Bilintx antes que el fanático taliban católico ultramontano Santa Cruz.
Decia MAnterola (Semanario Católico Vasco-NAvarro 24/01/1872):
"Pero dejémonos de cavilaciones y ocupémonos de grandes realdades! ¿en donde están? -En España- ¿En dónde?- En el campo carlista-. En España, en el campo carlista se está resolviendo la cuestión católica"
o aquel: "elecciones?...bayonetas, bayonetas!"
Hablamos de la polémica acerca de la UNIDAD RELIGIOSA de la Monarquía española, a favor de la cual firmaron el 43% de los 180.000 gipuzkoarras y el 59% de los casi 320.00 naparras (Peticion dirigida a las Cortes Constituyentes en defensa de la Unidad Católica de España, 1869)
Y de Agoustin XAho, que decir, un hombre con unas ideas tan fantásticas (en qué gran época de miles de años estaremos ahora?!), republicano francés hasta la médula, AZTIA, el brujo, gran euskaltzale,horixe bai.
Pero creo que no queréis actualizaros, ala, Donapaleto, puedes leerlo euskaraz o english. En romance no hay versión. Os dejo un link interesante, para quien quiera liberarse de sus mitos, perniciosos mitos.
http://www.euskaltzaindia.net/index.php?option=com_content&Itemid=392&catid=121&id=3886&lang=eu&view=article
Publicado por: Fortunato | 10/11/2012 en 10:53 p.m.
Esa foto es real, no de fotoshop, Fortunato. Hablamos de historia, no de mitos.
Hablas como un nacionalista español y como un nacionalista francés, con sus mitologías, su complejo de superioridad sobre su historiografía, y su eterna interpretación de la misma. Según ella los vascos si son solo vascos son montaraces e incultos y solo si son franceses y españoles son ciudadanos universales.
Por eso llamas "republicano frances hasta la médula" a Xaho y por eso no entiendes que defender la unidad católica de España en 1869 era atacar la unidad política de España en 1869.
Yo soy un paleto por el modo de interpretar la figura histórica -no mítica, como la de Madison y Hamilton, ya sabes, los esclavistas-, a pesar de hacer lo mismo que Xaho interpretando la figura de Zumalakarregi como la de un jefe natural político nacional vasco apenas una generación antes?
Pero, finalmente, tenéis motivos para la alegría. Ganasteis. franco-españoles os salisteis con la vuestra y el Estado vasco del siglo XIX no pudo ser, asi que podéis seguir llamándonos guerrilleros, paletos y terroristas, para vuestra satisfacción.
Publicado por: Donatien Martinez-Labegerie | 10/12/2012 en 10:40 a.m.
Me temo que quien está imitando la metafísica nacionalista española es el sr. Donato.
Ahí te he dejado un link donde poder empezar a leer para desprenderte de la caspa hispanocarlista, si quieres. Dos ensayos que dan al traste con las historiografías españolas, y con la pseudahistoriografía que enlaza sin crítica a los carlistas con los fundamentos de la nación política vasca. Cuando hayas leido alguno de esos libros, el escrito en vascuence (que es el que he leido) o el escrito en inglés, podremos discutir en romance en igualdad.
Ahora, que si quieres ensalzar a Santa Cruz para entender los crimenes de la organización revolucionaria socialista ETA, pues tú mismo. Sí, lo mismito deben ser los tafalleses Floren Aoiz nieto y abuelo, dos requetés.
Las guerras carlistas (civiles se decía antes del 36) fueron las ocasiones para limar y cepillarse las instituciones forales por parte del nacionalismo españolista. Los carlistas no pusieron a su Rey peapilas en el trono de España pero nos dejaron el País destrozado.
Estudia un poco más a Xaho, da mucho de sí el personaje. Toma, de regalo, en romance:
http://www.euskara.euskadi.net/r59-738/es/contenidos/informacion/argitalpenak/es_6092/adjuntos/augustin_chaho/Precursor_incomprendido_precurseur_incompris.pdf
Publicado por: Fortunato | 10/12/2012 en 06:53 p.m.
Te agradezco le envío pero ya lo tengo en la Library de mi eBooks.
D todas formas te pido entonces que te aclares. Si condenas al hispanocarlismo, por que entonces me pones al hispanocarlista Xaho como heroe?
Publicado por: Donatien Martinez-Labegerie | 10/13/2012 en 06:18 p.m.
txaho llego a navarra y se identifico mas con el movimiento carlista que con el otro.y eso que el era laico,republicano.
eso da que pensar......
Publicado por: txaho | 10/13/2012 en 10:40 p.m.
Estás más necesitado de los ensayos de Agirrezkuenaga que de este humilde y perplejo fortunato.
Publicado por: Fortunato | 10/14/2012 en 09:38 a.m.
Gracias por tu reseña. Lo leeré.
Publicado por: Donatien Martinez-Labegerie | 10/14/2012 en 11:16 p.m.
El lema era "Dios, Patria, Fueros, Rey" y no "Dios y Fueros". Lo suyo es manipulación burda y facilona, señor Anasagasti.
Publicado por: Rodrigo | 03/10/2013 en 07:05 p.m.
personaje de fuerte personalidad y defensor de unos ideales que por sus hechos es singular.traicionado por altos mandos como lizarraga,por embidia y resultados por tener pocos medios.sanguinario por mirar todos sus hechos a lupa, pero que guerra no es sanguinaria? si fuera liberal seria un héroe para los ganadores de la guerra.tuvo un gran apollo popular,por algo seria no?
Publicado por: micho erban | 05/19/2015 en 11:28 p.m.
Mi bisabuelo Aniceto Indart y su hermano, Esteban, el corneta de Lasala, pertenecieron, según Pío Baroja, a la partida del cura Santa Cruz. Esteban fue fusilado por las tropas de Lizarraga, al caer en una emboscada, tras la derrota de Aya. El corneta de Lasala recibía ese sobrenombre por algo. Porque toca la corneta, no el chistu; y porque era, con su hermano pequeño, enviado a la partida por el Duque de Mandas, Fermín Lasala y Collado, a quien servían en Donosti.
Después de los tratados de Paz, el Duque fue ministro de la Monarquía española. Hoy en día, creo que sigue existiendo un parque con su nombre en el lugar donde se ubicaba su palacio y sus jardines, que mis antepasados atendían. Mientra Esteban yacía bajo tierra, fusilado por sus propios correligionarios.
Ni defensa de los Fueros, ni de la Religión, ni de la Patria. Como siempre los ricos a medrar y los siervos a morir en vano.
Publicado por: Andrés Indart | 09/09/2015 en 11:54 p.m.
Viva Zalacaín, Pío Baroja, Caro Baroja y Unamuno, que enseñó a hablar buen castellanos a los españoles.
Publicado por: Javi | 10/10/2015 en 01:53 a.m.
Te conozco Anasagasti; solo decirte que mis ancestros de Hernialde, formaron parte de la "Guardia Negra" del buen Cura Santa Cruz.
Publicado por: Atlantis | 05/29/2018 en 10:56 a.m.