Los llamados intereses de estado suelen hacer que los presidentes y ministros mientan más que hablan. Y sobre todo que ante el poderoso solo tengan reverencias. A los chinos jamás se les comenta nada sobre el Tibet ni sobre derechos humanos, a los norteamericanos sobre Guantánamo. Y a los rusos, nada sobre su sistema dudosamente democrático.
Pero en esto hay una excepción. Y no es que la Sra. Merkel sea un dechado de valentía ante estos sujetos, pero bien es verdad que es la única que se atreve a protestar y reivindicar el respeto a los derechos humanos. Lo suele hacer a menudo. Si Rajoy y Margallo y antes, Zapatero y Moratinos, hubieran tenido el mismo coraje por lo menos hubieran pasado a la historia de sus mandatos como gentes de principios, pero esto nunca ocurrió ni ocurre en la actualidad.
Sin embargo, la Sra. Merkel, la semana pasada le dijo a Putin cosas que éste no quería oír. Los diez documentos firmados el 16 de Noviembre en Moscú entre Alemania y Rusia en materia económica, científica, ecológica y educativa, además de las fructíferas conversaciones mantenidas por ambas delegaciones, no impidieron que la canciller Ángela Merkel aprovechase el encuentro para hacer llegar al presidente Vladímir Putin el malestar reinante en la clase política germana en relación con las numerosas leyes restrictivas aprobadas últimamente en Rusia para frenar a la oposición.
“Hemos hablado de la situación de la sociedad civil y le he expresado mi preocupación”, manifestó Merkel en una rueda de prensa conjunta con su anfitrión. Poco antes, durante las negociaciones, la canciller sacó a relucir la pena de prisión que cumplen dos de las componentes del grupo punk “Pussy Riot” señalando que no sabía si “había que enviar a las chicas a la cárcel”. “No sé si eso hubiese pasado en Alemania”.
Putin tiene casa en Marbella, al igual que los sultanes árabes, y los mandatarios españoles de todos los partidos se caracterizan por su servilismo ante el poderoso y su fascismo ante el pequeño y el oprimido.
Publicado por: D M-L | 11/29/2012 en 05:52 p.m.
Oh, qué bonito. Angela Merkel interesándose por los seres humanos rusos. Pero le importa un pimiento el sufrimiento que están pasando otros en Grecia por culpa de sus inflexibles exigencias económicas. Ya sabemos que a un banquero alemán con la vida resuelta (jubilación incluída) las pérdidas le duelen más que a un vago funcionario heleno.
Publicado por: Rafa | 11/29/2012 en 06:08 p.m.